En la reciente toma de posesión del presidente Bukele, varios dignatarios fueron invitados oficialmente por el gobierno de El Salvador, incluyendo al presidente de Ecuador y Argentina. Empero, entre los asistentes se encontraba el senador JP Hernández del partido verde, quien buscó una manera oportunista de estar presente en el evento, a pesar de no haber sido invitado oficialmente. Este acto de autoinvitación ha generado controversia y merece una crítica firme.
El senador JP Hernández, conocido en el Congreso por su comportamiento agresivo, insultante y misógino hacia sus compañeras. Ha utilizado las redes sociales para realizar shows mediáticos para mostrar ante sus electores que él ha sido víctima de sus contradictores políticos.
Asimismo, en su cuenta de Instagram y titkok, publicó un video donde dio a entender a sus seguidores que él si había sido invitado oficialmente por el gobierno del Salvador. Sin embargo, Caracol Radio realizó una investigación exhaustiva y se puso en contacto con el diputado Christian Guevara, quien reveló que no fue así. Según Guevara, el senador contactó al diputado para unirse a una delegación de la diáspora, dado que había muchas delegaciones de diferentes países interesadas en asistir a la toma de posesión.
Es importante destacar que la información obtenida por el medio de comunicación revela que el congresista colombiano no llegó a entrar a la ceremonia de posesión, ya que su supuesta invitación era un simple PDF diseñado por la oficina del diputado, muy diferente a las invitaciones oficiales. Estas últimas estaban hechas en papel membretado, de manera personalizada, con letras blancas y doradas, y fueron enviadas especialmente desde el palacio nacional para los invitados.
La conducta del senador JP Hernández es sumamente cuestionable y merece una crítica contundente. No solo ha manipulado la información para su conveniencia personal, sino que también ha actuado de manera poco ética. Un representante del pueblo no debería utilizar artimañas para obtener beneficios individuales, ya que su deber primordial es velar por el beneficio colectivo y actuar en pro de la patria.
Es alarmante que un legislador recurra a estas tácticas oportunistas para estar presente en un evento de relevancia internacional, como lo es una toma de posesión presidencial. Este acto demuestra una falta de respeto hacia las instituciones y hacia el propio cargo que ostenta. La confianza de los electores que lo eligieron se ve amenazada por su discurso populista y por su accionar poco transparente.
Este episodio debería servir como un llamado de atención para todos los ciudadanos colombianos. No podemos permitirnos caer en la trampa de los políticos oportunistas y manipuladores. Es hora de exigir transparencia, integridad y responsabilidad en nuestros representantes políticos.
En las próximas elecciones, debemos elegir con sabiduría y discernimiento a aquellos que nos representarán en el Congreso. No podemos permitir que el discurso demagógico y populista prevalezca sobre el bienestar colectivo. Es hora de levantar la voz y demandar un cambio real en la política colombiana. Solo así podremos construir un futuro más justo y equitativo para todos.