Las colombianas y colombianos hemos vuelto a la “normalidad”. A una normalidad en la que el rebusque es la regla, no la excepción, la misma normalidad en la que miles de empresas ya no existen y otras tantas temen dejar de hacerlo. Sin embargo, entre tantos “planes de auxilio” y “planes piloto” los verdaderamente inciertos son los planes del Presidente.
En medio de la lamentable realidad a la que nos hemos visto enfrentados, el Gobierno Nacional parece estar disfrutando el panorama de aquel juego de mesa en el que gana quien logra enriquecerse más mientras quiebra, o mejor dicho, para evitar suspicacias, deja en bancarrota a los demás jugadores, o por lo menos esa es la sensación que deja la inoportuna decisión de regalar 1.4 billones de pesos a una sola empresa (con sede en un paraíso fiscal).
Además de inaceptable es completamente indignante que este regalo supere con creces los presupuestos sumados del deporte, la ciencia y la cultura para 2021. ¿Con qué propósito la Nación destina tal suma a los bolsillos de una empresa en serios problemas financieros, que emplea a la primera hermana de la nación, en lugar de atender los problemas de las empresas locales?
Pese a las críticas, Presidencia afirma osadamente que en lo corrido del año se han desembolsado más de 14 billones de pesos con destinación a mipymes. Afirmación engañosa que pierde de vista el hecho de que la mitad del dinero fue directamente al Fondo Nacional de Garantías, por lo que en definitiva las ayudas de las que se ufanan en palacio tienden a ser bastante precarias y dan por hecho la desaparición de las empresas.
Al final buena parte, si no todos esos dineros llegaron a manos de los bancos, quienes en últimas han sido los que han decidido a quien prestarle o no el dinero de todos los colombianos.
Las cifras en la imagen muestran las ayudas que el Gobierno ha dado a través del subsidio a la nómina según los resultados del Programa de Apoyo al Empleo Formal (PAEF). En donde lo llamativo es el mayor porcentaje de las ayudas que ha ido a las empresas de tamaño “muy grande”.
Con lo anterior la lógica invita a preguntarse ¿de dónde saca el gobierno que ha transferido a las micro, pequeñas y medianas empresas 10 veces lo que le dio a Avianca?
El análisis de Presidencia recoge como ayudas todos los créditos que se han desembolsado, ergo la afirmación correcta sería decir que en lugar de auxiliar han tercerizado el endeudamiento selectivo a los emprendedores.
Tanto Iván Duque como Alberto Carrasquilla, reconocen nobleza en lanzarle un flotador a un náufrago a punto de ahogarse, para luego de llevarlo a tierra firme notificarle que está en deuda por haber podido gozar de las aguas en las que pudo ser salvado. Tal salvamento no es más que un “atraco” lleno de humanidad.
Este proceder pareciera indicar que después de tanto afirmarlo, la reactivación de la economía y el fomento del empleo formal (porque ninguna de estas cifras recoge los altísimos porcentajes de informalidad), no son prioridades del Gobierno Nacional. De serlo, los más de 16 millones de empleos que generan las mipymes habrían tenido igual atención que el tránsito aéreo del país.
Deseo que el Presidente esta vez sí logre desatar el enredo que ha hecho de la reactivación económica del país. Si bien podemos estar en total desacuerdo con respecto a las medidas que considera prudentes es necesario que lo haga de frente al país y sin crear falsas expectativas. Hasta entonces seguiremos volviendo a la pregunta: “¿A quién engañas Iván?”