El sistema de salud colombiano sigue en su camino hacia la insostenibilidad lo cual debe ser motivo de preocupación para todas las personas, pues somos cada uno de los y las colombianas quienes convivimos con los problemas a diario. Por eso hoy quiero detenerme en las experiencias que tienen que vivir las personas para ser atendidas por el sistema.

El esquema actual entiende a las personas como clientes –tan mal atendidos– que por lo general deben esperar o rogar para recibir atención oportuna y los entes de control no hacen cumplir la ley de manera efectiva. Estos dos, son de manera general los motivos por los cuales ya parece normal que las personas nunca puedan realizarse un procedimiento o se queden sin los medicamentos que necesitan.

A pesar de que en los últimos 20 años ha incrementado la cobertura del sistema, es decir, el número de afiliados –particularmente entre las poblaciones de bajos recursos– existen indicios de que el acceso efectivo a los servicios, la capacidad de que estos solucionen los problemas de la gente y la calidad de la atención no ha evolucionado a la par de la cobertura del sistema.

Para el 31 de diciembre de 2019 existían 45.447.593 afiliados al sistema de salud en Colombia, de los cuales el 54,9% confíaba en recibir el tratamiento más efectivo, incluyendo medicamentos y exámenes de diagnóstico. Pero ¿Qué pasa con el otro 44,1% de los afiliados?

Según la Defensoría del Pueblo a lo largo del mismo 2019 se instauraron más de 200 mil tutelas reclamando la protección del derecho fundamental a la salud. Según el análisis de la Defensoría, el gran número de acciones judiciales son consecuencia de la violación sistemática y reiterativa del derecho a la salud en forma de barreras de acceso a los servicios y autorizaciones demoradas o negadas.

Estas no son cuestiones aisladas, en todas las regiones del país ocurren vulneraciones de este tipo. En 1.032 municipios, que representan el 92% de los 1.122 municipios del país, fue interpuesta al menos una tutela buscando el restablecimiento del derecho a la salud.

En definitiva, recibir atención oportuna y de calidad en Colombia es todo un reto.

Ahora bien, para poder proponer una solución a los pacientes es necesario entender cómo funciona el sistema para las personas.

Lo primero que se debe tener en cuenta es que la Ley Estatutaria de Salud (1751 de 2015) regula el DERECHO FUNDAMENTAL A LA SALUD y fija los principios y elementos esenciales para hacer efectivo el goce de este derecho.

En Colombia la garantía del derecho a la salud está atada al funcionamiento del Sistema General de Seguridad Social en Salud. El SGSSS plantea un seguro de salud con cobertura familiar, administrado por compañías denominadas Empresas Promotoras de Salud (EPS).

Las EPS cumplen la función de aseguradoras, es decir, gestionan el riesgo de sus afiliados y garantizan su atención a cambio de un pago. Finalmente contratan a Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS) para lograr que los afiliados reciban los servicios a los que tienen derecho.

Todos los servicios, procedimientos y medicamentos que deben estar cubiertos para los afiliados están delimitados por el Plan Obligatorio de Salud (POS) o Plan de Beneficios en salud (PBS) y es justamente el incumplimiento de estos una de las principales dificultad que enfrentan los pacientes.

Hay que decir que definir el acceso a la salud a través de un listado finito de acciones y servicios es sumamente problemático y es una discusión amplia que quienes trabajamos por la salud aun mantenemos. Sin embargo, este es el modelo que ha funcionado tradicionalmente en Colombia.

Así las cosas, mi propuesta consiste en fijar unos plazos máximos en los trámites para la atención, autorización de procedimientos y adquisición de medicamentos; plazos que de ser incumplidos permita a las personas acudir a cualquier EPS a recibir la atención que la EPS a la que están afiliados no pudo garantizar.

¿Quién le paga el servicio a la otra EPS? Fácil, la Administradora de los Recursos del SGSSS (ADRES) paga de una cuenta especial en la que le descuenta el dinero a los prestadores que no hacen su trabajo. De esta manera nos aseguramos de no desperdiciar ningún peso y, más importante aún, que las personas reciban sus medicamentos y sus procedimientos A TIEMPO.

Si quieren conocer más sobre ADRES y el flujo de los dineros a través del todo el sistema de salud pueden leer mi columna anterior aquí.

El principal objetivo de un sistema de salud -por obvio que parezca- debe ser facilitarles a las personas el acceso a la salud, tanto en una etapa preventiva evitando que la gente se enferme, como en una etapa curativa en donde hay que hacer todo lo posible porque la gente sane.

Sé que este es uno de los cambios que todos los colombianos y colombianas necesitamos y llevamos esperando por años, y aunque hemos tenido paciencia, no podemos esperar más por un sistema de salud que se preocupe de verdad por sus pacientes y los atienda A TIEMPO, no tarde ni nunca.

@JuanLuisCasCo