No debía abstenerme en esta redacción de reseñar en varios párrafos dos condolescientes acontecimientos de la fé y las letras, que en menos de 15 días nos hicieron llorar por su definitiva partida: el Papa Francisco y el Premio Nobel, Mario Vargas. Un luto amargo para los latinos. En otro menester editorial haré sentir mi dolor por el ocaso de dos grandes humanos. La vida sigue, como sigue la dinámica informativa que me obliga a tener una mirada sobre la escandalosa Consulta Popular del Gobierno Gustavo Petro disque para revivir la Reforma Laboral, iniciativa que, según la última encuesta de Polímetro (@Polimetrica_), cuenta con un entorno positivo y favorable, -57% de los colombianos está de acuerdo- .
No me cabe duda de que los medios tradicionales y digitales -especialmente redes sociales- nos llenarán las mentes con mensajes incitándonos a votar por el Si o el No. Infiero será una pelea mediática sin precedentes entre los dos extremos de la «cosa política» criolla. Siendo realista y sin tener la credencial de «pitoniso» auguro un primer round a favor del gobierno Petro, teniendo en cuenta su organizada fuerza política, su representativa bancada en el Congreso, su robusto y ‘apetecido’ presupuesto y sus medios de comunicación públicos a plena disposición. A ojo cerrado gana el SÍ!
Entre tanto, la oposición o el extremo derecho desde ya enfila todas sus baterías para tratar de posicionar entre la opinión pública el NO en medio de fuertes criticas por parte de analistas en ciencia política, generadores de opinión y periodista, que les ven ‘pasivos’ para enfrentar una Consulta con aires de populismo electoral de cara a las elecciones del 2026 y retardados para enfrentar a un Petro y unos alfiles ensañados en seguir en el poder a como de lugar. «Una vez el Congreso le dé vía libre a la consulta, será indispensable que la oposición se organice y adopte una única estrategia, coherente y viable. Solo así será posible el triunfo contra el Gobierno», sugiere el ex Fiscal, Néstor Humberto Martínez, columnista de El Tiempo.
Siendo coherentes, a mi parecer, el Congreso en su pluralidad de la voluntad popular debe dar vía libre para que ‘el pueblo’ o mejor, el “constituyente primario” sea juez y parte definitiva del verdadero rumbo de la publicitada iniciativa, que en honor a nuestra Constitución Política, esta en el libre albedrio de ser llevada a cabo como mecanismo de participación ciudadana. Con ello, además, si el legislativo le da luz verde sugiere al Presidente, su bancada y sus seguidores acabar con el imaginario que el Congreso está en la absoluta posición de ‘frenar’ los proyectos de ley liderados por el primer gobierno de izquierda en la historia política de Colombia.
Pero en esta pelea de perros y gatos -gobierno vs oposición- también se debe tener presente la posición de los radicalizados a promover el NO, lo cual, a mi parecer, es valido en el sentido de hacer sentir entre las instituciones, los políticos y la opinión pública que la democracia esta viva, hecho que enaltece el debate y las hibridas posiciones ideológicas. Todo ello, bajo la premisa de respetar «la Constitución, solo la Constitución y nada más que la Constitución», como referencia, Fernando Carrillo en su libro, Defender la Democracia.
Democracia que nos permite alejarnos de las extremas posiciones y optar por abstenernos ante una iniciativa con intensos amagos de populismo, politiquería, corrupción, compra de conciencias ciudadanas e incluso de fuertes epítetos liderados por sus promotores -en cabeza del Presidente-, que en esencia promociona una Consulta a la brava, sin medir que el país cuenta con más de 50 millones de colombianos, 38 de ellos aptos para votar y 11 de los mismos que eligieron como presidente a Gustavo Petro. Voy más a fondo. Abstención también significa, para quienes vemos las debilidades de gobernanza en seguridad, finanzas del estado, generación de empleo formal, confianza de liderazgo, entre otros indicadores, la única forma viable de recoger el mayoritario sentimiento contra las malas decisiones y negras practicas del actual Presidente y sus ministros.
Permítame, amigo lector, recalcar que la estrategia de la abstención es una «posición política protegida constitucionalmente, al punto de que el régimen estatutario de las consultas regula también la campaña de la abstención, de la misma manera que por el Sí o por el No», sentencia, Néstor Humberto Martínez. Pero este propósito no se puede lograr, dicho coloquialmente, a la topa tolondra, pues se hace necesario tener lideres de todas las esferas sociales para promoverlo pedagógicamente como otra herramienta democrática que permita despertar a quienes creen tener la verdad absoluta sobre el SI o El No.
Desde esta vitrina la estrategia del voz a voz es: #YoMeAbstengoALaConsulta.

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