Está visto que el presidente Gustavo Petro está dispuesto a hacer todo lo que se le ocurra para que el país gire alrededor suyo, no importa si para esto se deban descuidar los asuntos que son urgentes e importantes a la vez.
No es extraño que proponga la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, aun si los tiempos no dan para que esta se realice durante su periodo presidencial sino cuando este haya terminado. Petro sabe muy bien que durante todo ese tiempo su nombre estará en el centro de ese debate.
Hoy todo el país habla de Gustavo Petro y sí es cierto que quiere convocar a una Asamblea Nacional Constituyente valiéndose del acuerdo de paz que se firmó con las Farc, aun sabiendo que este no es el paso indicado, todo cuanto se haga y se diga va a girar en torno a su nombre, tal como parece ser su deseo.
Petro sabe muy que aun logrando que esa convocatoria para una Constituyente se haga realidad, esta no arrojará resultados que les sean favorables sino todo lo contrario, porque durante estos dos años de gobierno se ha dedicado a destruir las esperanzas de quienes vieron en su candidatura las posibilidades para que sus luchas sean escuchadas en la Casa de Nariño.
En lugar de demostrar a sus opositores y al país entero que estaban equivocados al estar tan prevenidos ante la llegada de la izquierda al poder, Petro se ha dedicado a darles la razón, no solo al demostrar incapacidad para juntar un ladrillo con otro y así concretar planes y proyectos, sino además con escándalos de corrupción protagonizados por personas que hacen parte de su circulo familiar y con personajes que forman parte de su entorno político como Armando Benedetti, por ejemplo.
Llegue a pensar que su difícil paso por la Alcaldía de Bogotá le había hecho madurar políticamente y entender que una cosa es hacer control político y otra gobernar, pero veo que no fue así, porque aún sigue pensando que para manejar un país como Colombia basta con salir al balcón y declamar un discurso que puede sonar muy bonito y promover aplausos y hasta mover corazones, pero que no se logra llevar a la realidad de la noche a la mañana y que para esto se requiere consensos y establecer acuerdos, algo que con Petro parece imposible.
En cambio, lo que sí está consiguiendo es que se promueva una oposición bastante fuerte que bloquee sus iniciativas y de paso le cierre el camino a quienes desde el Pacto Histórico deseen continuar al frente del país.
Increíblemente logró algo nunca antes había sucedido y es que el grupo de expresidentes de Colombia se pongan de acuerdo y se unan en un solo propósito, que en este caso es el defender la actual Constitución Política de Colombia.
No creo que la propuesta de la senadora Isabel Cristina Zuleta de reelegir a Petro sea una idea que venga únicamente de su cabeza. Así mismo surgió la iniciativa en el uribismo para cambiar la norma y promover la reelección presidencial de Álvaro Uribe Vélez, y recuerdo además que en su momento fue negada por el entonces primer mandatario y solo se pronunció y manifestó su deseo de continuar en el cargo una vez la Corte Constitucional habilitó el cambio.
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Los pasos para cambiar la Constitución Política en Colombia están dados y parecen repetirse una vez más, esta vez no al son de Álvaro Uribe Vélez, sino al son de Gustavo Petro.
Oscar Sevillano