El espacio público en Bogotá está a merced de los jíbaros y los delincuentes. Lugares como parques, que deben ser para niños, niñas y adolescentes, ya no lo son. Padres de familia, fundaciones, iglesias e instituciones educativas, reclaman, con justa causa, espacios libres y seguros de drogas para los menores de edad con el fin de evitar que su normal desarrollo se vea afectado por estas sustancias.
El panorama es inquietante, ya que el consumo en el espacio público está al garete tras la derogación hecha por el presidente de la República, Gustavo Petro, del decreto 1844 de 2018 que prohibía portar drogas y facultaba a la Policía para sancionar. Estos lugares están siendo aprovechados por la delincuencia y el microtráfico. No es un secreto: Bogotá, una ciudad con 5.241 parques de carácter público, presenta un elevado deterioro de la seguridad, en gran medida, ocasionado por la generación de rentas ilegales que se nutren de la venta de estupefacientes.
A diferencia de ciudades como Cali, Bucaramanga, Medellín, entre otras, en Bogotá, el alcalde Carlos Fernando Galán no ha actuado a pesar de haber prometido desde enero una reglamentación en este aspecto. Se entiende que Bogotá no registra las mismas características de otras capitales y que deben respetarse las sentencias de la Corte Constitucional relativas a la dosis mínima, aunque no las compartamos un número significativo de ciudadanos, pero no es posible tener a nuestros menores de edad atrapados y sometidos a entornos de drogas.
Hay otro aspecto a destacar, ¿qué está pasando con el Decreto 825 de 2019? ¡Éste sigue vigente! Por lo tanto, parques y zonas educativas, en todos sus niveles, son objeto de restricción del porte, consumo, facilitamiento, distribución, ofrecimiento y comercialización de droga. A pesar de que nuestra Policía está facultada para actuar, lo que vemos es que este decreto está siendo un saludo a la bandera, pues los registros de las multas asociadas al consumo han crecido exponencialmente, en 2020 se impusieron 6.704 comparendos y en 2023 se registraron 71.088.
El tema del consumo no es menor, ya que el inicio se presenta en población joven y así se evidencia en el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas Colombia 2019. Además, cabe recordar que en este mismo estudio se afirma que el consumo temprano de marihuana, cocaína y/o basuco genera dependencia.
En el Concejo de Bogotá y como forma de blindar a nuestros menores ante la falta de medidas eficientes del Distrito, presenté un Proyecto de Acuerdo con el que busco que se establezcan entornos seguros de drogas. Como órgano normativo Distrital, es obligación velar por la protección de las nuevas generaciones, ayudando a garantizar el interés superior de los menores y los jóvenes.
Andrés Barrios