Por: Guillermo García Realpe*
Desde que se declaró la cuarentena preventiva nacional obligatoria, son muchos los hábitos nuevos a los que la población colombiana tuvo que someterse y es que una situación de esta naturaleza ha sido única en el país y de una magnitud histórica.
Calles inundadas de carros, o avenidas repletas de gente, mercados y centros comerciales abarrotados de compradores, ahora, son recuerdos pasajeros de lo que hace algunos días era nuestro diario vivir. Los saludos, también los abrazos y besos han quedado prohibidos por cuenta del aislamiento social como medida preventiva para no contagiarnos con el COVID-19. Ojalá pasadas unas cuantas semanas se haya superado esta emergencia que tiene al mundo colapsado y a la salud pública de los países en cuidados intensivos y que pronto retorne la calma y la normalidad.
El brote no sólo ha alterado la cotidianidad de las familias en el mundo, sino que ha dado un duro golpe a la economía del globo y una fuerte amenaza a la empleabilidad y al sistema productivo de las naciones. Tanto así, que todas las bolsas sufrieron desplomes y esa caída en pique tardará mucho en recuperarse, adicionalmente el deporte mundial y sus millonarias taquillas hoy están paralizadas, los Juegos Olímpicos de Japón han sido aplazados, ni qué decir de la industria del turismo y el transporte aéreo y terrestre.
Las grandes potencias como China y Estados Unidos, están maniatadas y esperando que el panorama se despeje en el menor tiempo posible, sin duda, además de Italia y España, han sido los países más afectados por personas contagiadas de COVID-19 y por el número de personas muertas.
En el caso colombiano la expansión del virus, a pesar de las medidas, ha ido en franco crecimiento y todos los días vemos reportes oficiales de nuevos contagios en ciudades y pueblos con incremento en el número de casos, situación que lamentamos y por la que elevamos votos para que el brote no se expanda en nuestro territorio ni en ningún lugar del planeta.
En éste momento de crisis, se hace más que necesario unificar esfuerzos que apunten a superar la emergencia, es por eso que hemos venido planteando respetuosamente al Gobierno Nacional una serie de sugerencias y recomendaciones que permita a la población colombiana unos alivios económicos y así poder mitigar en algo la contingencia.
En ese orden de ideas, una de las primeras propuestas fue solicitar el retraso en los pagos del impuesto predial en todo el país y celebramos que haya tenido éxito, también pedimos a la banca y al sector financiero la moratoria, ampliación de plazos de pagos, renegociación de intereses y cuotas de capital como medida económica para que los usuarios tengan un soporte en estos momentos de crisis y hoy resalto que muchas entidades bancarias así lo hayan determinado.
También planteamos al Gobierno Nacional que el proyecto de regalías que se tramita en el Congreso fuera incluido en las medidas de emergencia para liberar recursos que le permitan al país hacerle frente a la contingencia, especialmente para que los recursos no ejecutados sean empleados de manera prioritaria en temas de vida, de salud, en temas sociales, en fin, en temas de recuperación económica, empleo y apoyo a las microempresas.
Hemos articulado esfuerzos conjuntos con la bancada Liberal en el Congreso y pedimos también que se eche para atrás la Reforma Tributaria para que el Gobierno Nacional pueda recuperar entre diez y doce billones de pesos que hoy necesita el país ante la falta de ingreso y así no se le meta la mano al FONPEP y afecte a las regiones. También se solicitó la suspensión del IVA para los productos de la canasta familiar, especialmente alimentos, elementos de aseo, medicinas y todo lo que incluye la canasta familiar básica para mercados semanales de 50 mil pesos, o cien mil pesos quincenales o 200 mil pesos mensuales para los estratos 1, 2 y 3 en Colombia.
Ahora bien, se hizo un pronunciamiento público colectivo entre congresistas de diversas bancadas para solicitar entre otras medidas, suspender durante el tiempo que dure esta crisis y por un término adicional el pago de parafiscales, igualmente que los contratistas puedan pagar la seguridad social una vez pase la crisis, pero que continúen accediendo al servicio y que se garantice su estabilidad laboral.
Finalmente más de 40 congresistas suscribimos una carta al Presidente de la República, para que pida por dos años sin intereses, la moratoria de la deuda externa de Colombia con el Fondo Monetario Internacional, el BID, Banco Mundial, etc, pues es indignante en estos momentos que el país siga priorizando sus compromisos con la banca multilateral internacional y sacrificando el gasto social.
¡Primero nuestra gente!
*Columnista invitado, senador de la República