Hoy todos hablan de ataques a la prensa por parte del presidente Gustavo Petro, y se sorprenden hacen cruces de rodillas, y en efecto tienen razón porque el primer mandatario ha demostrado su desprecio por el periodismo libre. Sin embargo, es bueno que revisemos la historia para que analicemos si los diferentes sectores que conforman la política en nuestro país, tiene siquiera un 1% de autoridad moral para exigirle al actual Gobierno respeto por la libertad de prensa.
Para empezar, podemos iniciar por el Gobierno de Iván Duque del que se supo, gracias a la Revista Semana, medio de comunicación que antes de convertirse en un movimiento político al que solo le falta repartir avales, publicó un artículo en el que reveló que el Ejército Nacional a través de seguimientos ilegales perfiló los nombres de algunos periodistas y en carpetas guardaba información del trabajo que estos realizaban.
¿Qué pasó con este asunto? ¿Investigó la Fiscalía de Francisco Barbosa? ¿se supo cuál era la intención de perfilar periodistas? Ni Duque ni su entonces jefe de comunicaciones, Hassan Nassar, respondieron pero en cambio sí alzan la voz para exigir respeto por la libertad de prensa ¿cinismo u olvido conveniente?
En el gobierno de Juan Manuel Santos cuando la periodista Claudia Morales en función de su labor, hizo algunas investigaciones sobre la supuesta ‘Comunidad del Anillo’ y la relación que al parecer tendría con este hecho el general en retiro de la Policía, Rodolfo Palomino, denunció que sus comunicaciones habían sido interceptadas. Como era de esperarse, todo se quedó en la denuncia porque los responsables de esto nunca aparecieron. Al igual que Morales, otros periodistas que también indagaron este hecho aseguraron sentirse perseguidos.
Ahora, si mencionamos el Gobierno de Álvaro Uribe, podremos darnos cuentas que ni el exmandatario ni sus seguidores tienen derecho a rasgarse las vestiduras en señal de dolor cuando Petro ataca a la prensa, porque durante sus ocho años el periodismo no solo fue atacado verbalmente, además lo convirtieron en víctimas de chuzadas y persecuciones. Vale la pena recordar que todo aquel que se atreviera a contradecir al entonces primer mandatario era señalado de “aliado de la guerrilla”.
De hecho recuerdo un episodio con el exasesor presidencial, José Obdulio Gaviria quien en medio de un debate para el programa 360 Grados de Cablenoticias me dijo que yo hacía parte de un grupo de periodistas empeñados en destruir el nombre del entonces presidente Uribe, a lo que respondí recordándole los episodios en los que Uribe atacó a la prensa.
También es bueno traer a la memoria el momento en que Uribe tildó a los periodistas de la Revista Semana de “señoritos bogotanos que querían hacer daño a la clase regional” por las investigaciones que hizo el medio de comunicación sobre los vínculos del paramilitarismo con algunos políticos regionales.
Como también es bueno recordar que el cierre de la Revista Cambio de ese entonces coincidió con la revelación de los hechos de corrupción alrededor del programa del Ministerio de Agricultura conocido como ‘Agro Ingresos Seguros’ en el gobierno Uribe, y además coincidió con la salida de la Casa Editorial El Tiempo de los periodistas, Rodrigo Pardo, Harold Abueta y María Elvira Samper.
Ni hablar de los ataques de Uribe a Noticias UNO y a Daniel Coronell, a quien convirtió en su blanco favorito.
Pero si nos vamos hacia atrás, encontraremos que el entonces presidente Andrés Pastrana no quería mucho a Uninoticias, un noticiero que se emitía los fines de semanas por el Canal Uno y que terminó fusionado con el Noticiero de las 7 dando pie a la creación de Noticias Uno.
En el caso de Ernesto Samper, presidente débil políticamente pero que aun así su paso por el poder lo utilizó para poner su granito de arena para que aumentara la mala racha económica que traía el diario La Prensa, de propiedad de la familia Pastrana con la que ha sostenido una eterna enemistad y ni hablar del cierre en su época del Noticiero QAP.
Tampoco podemos pasar por alto que el Noticiero AM PM, salió del aire en el 1997, según cuentan testigos de la época, “por desórdenes administrativos que les impidieron continuar”. Esto coincidió con la decisión de Ernesto Samper, de otorgar la concesión a casas politicoeconómicas, que desde atrás venían instrumentalizando el periodismo para de esta manera acomodar verdades a sus intereses políticos.
Es así como en los años 80 y parte de los 90 existía el Noticiero de las 7 (Familia López Michelsen); Noticiero 24 Horas y el diario El Siglo (Familia Gómez Hurtado); AM PM (Reincorporados del M 19); Noticiero TV HOY y diario La Prensa (Familia Pastrana); Telenoticiero del Mediodía (Familia Galán); Diario El Tiempo (Familia Santos); Noticiero Criptón (Familia Turbay); Noticiero CM& (con Cesar Gaviria como socio).
Viéndolo de esta forma podemos concluir que los únicos espacios que se pudieron considerar como independientes de la política eran: Noticiero QAP (Chiva Cortes), Todelar Radio (Grupo Tobo de la Rocha), RCN Radio (Grupo Ardila Lulley), Telepaís (Jorge Barón) y el diario El Espectador (Familia Cano).
En cuanto a César Gaviria no podemos decir que fue enemigo del periodismo, pero tampoco que haya sido el mejor amigo. Basta recordar que entraba en furia cuando algún titular del diario El Tiempo o del diario El Espectador no eran de su agrado.
La realidad de estos medios de comunicación ha cambiado radicalmente. Muchos de estos espacios de noticias desaparecieron, otros se fusionaron y la batuta se la dejaron a los grupos económico, y es así como el Grupo Santo Domingo vendió a Caracol Radio al Grupo Prisa, creo a Bluradio, estructuró al Canal Caracol Televisión y compró el diario El Espectador: El Grupo Ardila Lulley continúa con RCN Radio, creo el Canal RCN y se hizo al diario la República: El Grupo Sarmiento Angulo adquirió al diario El Tiempo y Gilinsky compró la Revista Semana, el País de Cali y va por más.
De esta manera la gran mayoría de medios de comunicación en Colombia dejaron de ser instrumentos de las casas políticas que han gobernado al país, quienes les utilizaban para atacarse los unos con los otros. Hasta el momento el que más se acerca a esta realidad de lo que fueron los espacios de noticias en el pasado, es la familia Char con el grupo radial Olímpica Stéreo.
Con todo este recorrido podemos entonces concluir que, así como Gustavo Petro ataca a la prensa cuando algún titular no le favorece, hecho inaceptable desde cualquier punto de vista, así mismo quienes le han antecedido en la Presidencia de la República de una u otra manera y pueda que con un tono diferente, han hecho exactamente lo mismo, y aun así tienen el cinismo de exigir respeto por el periodismo.