No cabe ninguna duda que el mejor candidato que tenía el Centro Democrático para las elecciones presidenciales pasadas era Carlos Holmes Trujillo, a quien Álvaro Uribe no le quiso dar en el 2018 el respaldo de “la encuesta interna” que él mismo hace, esperando que con el paso del tiempo C.Holmes le demostrara mayor devoción personal, hasta lograr hacer de él su súbdito.

La presidencia que ejerció J.M.Santos le quitó esa posibilidad siguiente a C.Holmes. Uribe en “la encuesta interna” en la que él solamente le pregunta a él, decidió que para reemplazar a Juanma era mejor tener un candidato que le diera mayores garantías personales a él, con una persona más manejable para sus intereses políticos, personales y judiciales y no tuviera cuatro años más de disgustos privados o públicos con un desgaste de imagen como el que tuvo cuando Santos fue presidente por ocho largos y martirizantes años para él.

C.Holmes en ese momento (2018) no le cumplía esos propósitos a Uribe, pues era un hombre bien formado políticamente, con personalidad y era capaz de tomar decisiones propias. Tuvo escuela y espuela. Siendo hijo de un gran cacique electoral del Valle, su papá fue un orador tremendo con una facilidad impresionante para dibujar la realidad nacional a través de sus palabras; éste recogió la oratoria y la vena solo por las cosas del Estado, del que fue alcalde, ministro, constituyente, embajador y próximo candidato presidencial pues los ministros de Defensa terminan siendo postulados a vivir en la Casa de Nariño.

Aunque a C.Holmes le pudo disgustar que el partido Centro Democrático o Uribe hubiese escogido a un muchacho 25 años (1976) más joven que él (1951), con muchos años menos de preparación inclusive para ser candidato, con una incapacidad de estadista que después vino a demostrar en el ejercicio, Holmes decidió esperar. Algún día la fuerza de los hechos serán más convincentes que mis palabras, pudo haberse dicho. Y acertó.

El haberse quedado en las huestes del Centro Democrático, le dio a C.Holmes la posibilidad de volver a pensar en la presidencia. Uribe quería que C.Holmes a través de los cargos que Iván Duque le fuera dando, éste le demostrara que estaba lo suficientemente maduro para llegar a esa aspiración, entendiendo por maduro la capacidad de aguantar a Uribe y de servirle, es decir, de ser servil.

Lo de servil en Carlos Holmes no se veía tan fácil; solo que Uribe no tenía mejor candidato para mostrar y con la muerte del ministro, se quedó sin mejores candidatos.

Por eso no es extraño escucharle a Iván Duque las palabras “así lo querí”, pues el comportamiento de Holmes Trujillo fue ejemplar y no molestó a nadie por el hecho de no haber sido postulado en el 2018. Se quedó dando un respaldo fuerte dentro del gobierno, ya que I.Duque empezó en el cargo sin saber qué hacer y entonces Holmes le iba enseñando, le mostró el camino y por eso no tenía un mejor coequipero.

En la cara del señor presidente se le vio la angustia por lo que acaba de pasar y lo que acaba de pasar no solo es la muerte de su escudero; también se quedó sin esa fuente de luz, sin esa energía positiva y sin ese orientador de la política interna que era C.Holmes. La externa todos sabemos que a Duque se la dirige, orienta y corrige Uribe.

La frase “así lo querí” no es una frase cualquiera. Es una confesión de a puño, que I.Duque hizo frente a esa impresionante realidad que le dejó esa muerte. Un hombre que se plegó para que el fuera presidente, lo acompaña en el gobierno y en el momento más duro de su presidencia por las encuestas, se le muere.

Aterrizado pues por la realidad que C.Holmes ya no estará a su lado para dar la batalla por los 18 meses que le quedan de gobierno, a I.Duque habrá que desearle buenas decisiones en su despacho, aunque mucho le va a favorecer que entra en juego la campaña congresional y ya casi la presidencial y eso le quita el foco de los periodistas pues estos mirarán para otro lado, apoyando ellos también a sus candidatos.

Por todas esas razones el señor presidente tenía que querer a Carlos Holmes Trujillo García y a extrañarlo a partir del martes 26 de enero pasado. Por eso “lo querí” es una frase salida desde el fondo de su corazón. La Real Academia de la lengua no tiene idea de lo que Duque está sintiendo. Soy de los poquitos que no me he burlado de su expresión. Yo se la entiendo.

Pero hay que seguir remando.
Con el fallecimiento de C.Holmes, Álvaro Uribe se acaba de quitar de encima esa candidatura, al que por muchas razones tenía que escoger, pues no había uno mejor para gobernar dentro de su partido. Es innegable que Uribe respira mejor, porque ahora sin esa obligación puede escoger al que quiera, sin ataduras y sin recriminaciones.

El problema es que dentro de su partido no hay nadie con esa capacidad de Trujillo. Si el partido Conservador muestra la capacidad de quitarse los pañales, es probable que reclame por las cuatro o cinco veces que ha acompañado a Uribe de rodillas para elegir presidente y le exijan por lo menos poner candidato. Tienen los azules en Luis Alberto Moreno un hombre con muy buena formación para ser presidente, el que posiblemente no le sirve a Uribe porque es muy amigo de Andrés Pastrana. Deberá Luis Alberto Moreno viajar al “ubérrimo” para plantearle el tema al expresidente, exsenador y expresidiaro. A Uribe no le molesta que en Colombia haya pastranistas, santistas, barreristas, robledistas, samperistas, godos, comunistas, socialistas, derechistas, izquierdistas, mientras que todos sean uribistas.

Los conservadores no podrán recriminarle no haber dado más vuelo a Martha Lucía, pero es que hasta ahora ella ha demostrado que no tiene como pasar de vicepresidenta.

Si los uribistas no logran poner presidente en la próxima elección, seguramente van a hacer responsable a Duque, pues los malos ratos y la inmadurez demostrada para ese cargo, deja sin esa opción a los seguidores de su partido.

Hubiera sido preferible no verle tanto ni todos los días. Los buenos estadistas se presentan poco o solamente en el momento oportuno. Eso les da credibilidad.
Pero a Duque le pasó lo mismo que a las visitas familiares; si se quedan dos o tres días son bienvenidos y bien atendidos; pero después de cuatro días ya lo igualan y lo ponen a tender la cama y a lavar la loza. Eso le pasó a Duque, que los colombianos ya no lo miraban como presidente. La burla que hoy le hacen no es al presidente, es al presentador de televisión.

La muerte de C.Holmes, como dicen popularmente “se va a llevar a algunos”.

A lo mejor Carlos Holmes algún día, como en el bolero, dijo que si en esta ocasión no es para mí, tampoco lo será para el Centro Democrático. La razón es porque así lo decidí y “así lo querí”. Y eso fue lo que recordó el presidente en el funeral del ministro.

@JotaDominguezG