Avanza imparable la reforma agraria

Narciso Beleño Belaides fue un líder campesino agrominero de Bolívar, presidente de la Federación Agrominera del Sur de Bolívar, vilmente asesinado el 21 de abril. En vida centró su lucha en los derechos de las comunidades campesinas, la protección del medio ambiente, especialmente la Serranía de San Lucas, la denuncia del accionar paramilitar y el desarrollo de la reforma agraria en su territorio.

Conseguir justicia para su crimen es la obligación del Estado, pero también lo es ayudar a que se materialicen las causas que abanderó; que lo que quede en la memoria no sea únicamente el dolor de su muerte sino que se lo recuerde siempre por su compromiso con el reparto equitativo de la tierra para el campesinado. Por eso celebró que la jornada de Reforma Agraria desarrollada en el país el 4 de mayo del presente año haya tenido por nombre el de “Narciso Beleño”, conmemorando a él y a todos los líderes sociales que han sido asesinados tratando de lograr que la tierra esté en manos de quien la trabaja.

La maratón de entrega de tierras se llevó a cabo de manera simultánea en diferentes regiones del país, con el liderazgo del Ministerio de Agricultura y la Agencia Nacional de Tierras en conjunto con el resto de las entidades que hacen parte del Sistema de Reforma Agraria, como lo son la Superintendencia de Notariado y Registro, la Sociedad de Activos Especiales, la Unidad de Restitución de Tierras, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, entre otras. Esa debe ser la meta del trabajo interinstitucional, que todas las entidades del Gobierno aporten cada uno desde sus competencias y funciones lo necesario para poder cumplirle al pueblo colombiano, para hacer realidad el cambio.

Se entregaron en un sólo día aproximadamente 6.000 hectáreas y 163 títulos de formalización de propiedad a familias rurales de 11 municipios del país. Campesinos y organizaciones sociales en San Jacinto, Caucasia, Chinú, Corinto, Puerto Lleras, Montería, Pailitas, San Alberto, Santa Ana, San Sebastián de Buenaventura y Pitalito vieron cómo el Gobierno les cumplió a su justa demanda de contar con el acceso a la tierra para poder desarrollar actividades productivas, formar una vivienda y tener una vida digna.

En Caucasia, donde la respuesta del Gobernador ante el reclamo de tierras de la gente fue tratar de usar la violencia, poniendo tal vez por encima de la gente los intereses de un confeso narcotraficante, el Gobierno Nacional entregó 1.540 hectáreas a 535 familias campesinas cumpliendo así con una parte de los compromisos adquiridos por el presidente Petro en su visita al municipio. Una muestra más de que quienes afirman que el presidente no quiere a Antioquia lo que en verdad quieren decir es que desean que sólo se preocupe por los grandes terratenientes y los privilegiados del departamento, que deje de centrar sus acciones en ayudar a los olvidados.

Estas jornadas de entrega de tierras deben ser sólo el punto de partida de la Reforma Agraria. La institucionalidad debe llegar también con programas que faciliten el desarrollo de proyectos productivos. Así como se ha visto tan bien la coordinación interinstitucional para entregar, debe serlo también para apoyar y fortalecer la economía campesina.

Alejandro Toro

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