El colapso silencioso de la biodiversidad global
El mundo está enfrentando una catástrofe silenciosa: la pérdida acelerada de biodiversidad. Desde los vastos bosques tropicales hasta los océanos más profundos, el planeta está viendo desaparecer especies a un ritmo que no se había registrado desde la extinción masiva de los dinosaurios hace 65 millones de años. La humanidad ha puesto en marcha lo que muchos científicos llaman la Sexta Gran Extinción, y las cifras son alarmantes: un millón de especies de plantas y animales están en riesgo de desaparecer en las próximas décadas.
Los ecosistemas que sostienen la vida tal como la conocemos están colapsando. Según el Informe de Evaluación Global sobre Biodiversidad de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES, 2019), la biodiversidad está disminuyendo en todas las regiones del mundo a una velocidad sin precedentes. En menos de 50 años, hemos perdido cerca del 68% de las poblaciones de animales vertebrados, entre ellos especies icónicas como el rinoceronte blanco del norte, cuyo último macho murió en 2018, dejando a la especie al borde de la extinción (BBC News, 2018). En el Amazonas, los incendios y la deforestación han destruido miles de hectáreas, poniendo en peligro especies únicas como el delfín rosado y el jaguar (WWF Amazon, 2022).
Este colapso no solo afecta a los animales y plantas. La biodiversidad es el tejido vivo del planeta: regula el clima, purifica el agua y el aire, y asegura la polinización de los cultivos que alimentan a la humanidad. La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que la pérdida de biodiversidad agrícola está poniendo en peligro la seguridad alimentaria global (FAO Report, 2019). Por ejemplo, más del 40% de las especies de anfibios están en peligro de extinción, con consecuencias directas para el control natural de plagas y la salud de los ecosistemas de agua dulce.
A nivel marino, los arrecifes de coral, que sustentan a una cuarta parte de las especies marinas, están desapareciendo rápidamente debido al calentamiento de los océanos y la acidificación. Si la tendencia continúa, se prevé que más del 90% de los corales desaparezcan para 2050. Esto impacta no solo a la vida marina, sino también a las economías costeras que dependen del turismo y la pesca (National Geographic, 2018).
El colapso de los ecosistemas: las delicadas conexiones que sostienen la vida
La biodiversidad no es solo una colección de especies exóticas que habitan rincones remotos del planeta. Es un entramado de relaciones complejas y frágiles que sostienen no solo los ecosistemas, sino también la vida humana. Cuando una especie desaparece, sus efectos se extienden en cadena, a menudo con consecuencias devastadoras para la salud, la economía y la seguridad alimentaria de las personas. Tres ejemplos impactantes nos muestran cómo la desaparición de una sola especie puede alterar por completo el equilibrio de la naturaleza y tener efectos directos sobre los seres humanos:
El colapso de los buitres en India: una catástrofe sanitaria
En las décadas de 1990 y 2000, las poblaciones de buitres en la India disminuyeron en más del 95% debido al uso del medicamento veterinario diclofenaco en la reses, que resultó ser letal para estas aves. Los buitres, que juegan un papel clave en la eliminación de cadáveres de animales, vieron sus números colapsar casi por completo en menos de dos décadas. Esto provocó un aumento alarmante de las poblaciones de perros callejeros y ratas, que ocuparon el nicho ecológico que dejaron los buitres. Estos animales comenzaron a alimentarse de los cadáveres que antes los buitres devoraban, lo que disparó la propagación de enfermedades zoonóticas como la rabia. Se estima que este desequilibrio contribuyó a la muerte de unas 50,000 personas por rabia en los años siguientes, junto con enormes costos sanitarios y económicos para el país (Ecological Economics, 2008).
El regreso del ratón en la isla Macquarie: un desastre ecológico
La isla Macquarie, situada entre Australia y la Antártida, es un caso emblemático de cómo la introducción o eliminación de una especie puede desatar un efecto dominó devastador. En la década de 1980, la eliminación de gatos para proteger a las aves marinas en peligro parecía ser una medida ecológica correcta. Sin embargo, al eliminar a los gatos, la población de ratones y conejos —que los gatos controlaban— se disparó, lo que llevó a una sobreexplotación de la vegetación de la isla y la destrucción del hábitat de muchas especies endémicas. El costo de restaurar el equilibrio en la isla ha sido monumental, tanto en términos financieros como en la pérdida irrecuperable de especies nativas (Parks Tasmania, 2017).
La desaparición de los lobos de Yellowstone: la cascada trófica
Un ejemplo icónico de las interrelaciones dentro de un ecosistema es la eliminación de los lobos en el Parque Nacional Yellowstone en Estados Unidos durante gran parte del siglo XX. Los lobos fueron erradicados por considerarse una amenaza para el ganado y los ciervos, pero su desaparición causó un fenómeno conocido como “cascada trófica”. Sin lobos, la población de ciervos y alces se disparó, lo que resultó en un sobrepastoreo de plantas y árboles jóvenes como los álamos y sauces, esenciales para la biodiversidad local. Esto afectó a otras especies, como los castores, que dependen de estos árboles para construir sus presas, lo que a su vez impactó los cursos de agua y el ecosistema acuático del parque. Los lobos fueron reintroducidos en la década de 1990, y con su regreso, se restauró el equilibrio ecológico: las poblaciones de ciervos se controlaron, la vegetación se recuperó y las comunidades de otras especies volvieron a prosperar (National Geographic Yellowstone, 2019).
A pesar de la magnitud del problema, la pérdida de biodiversidad es una crisis invisible para gran parte de la opinión pública y los líderes globales. Mientras que la emergencia climática ha ganado mayor atención mediática y política, la destrucción de la biodiversidad se encuentra en un segundo plano, cuando en realidad ambas crisis están profundamente entrelazadas.
La COP16 sobre biodiversidad, que se celebra en Cali, vuelve a ser el escenario en el que los líderes mundiales enfrenten a esta catástrofe ecológica. Pero las decepciones de ediciones anteriores sugieren que no se lograrán las acciones urgentes que se requieren. El hecho de que continuemos priorizando el crecimiento económico a corto plazo sobre la salud del planeta y el sustento de nuestra propia especie, revela una desconexión entre lo que sabemos que debemos hacer y lo que realmente hacemos y, por lo tanto, una muy precaria inteligencia colectiva humana. Así, el desafío de la pérdida de la biodiversidad no es solo un asunto ecológico o económico, sino ético, de responsabilidad y justicia hacia las futuras generaciones y los otros seres vivos.
Referencias
IPBES. Global Assessment Report on Biodiversity and Ecosystem Services, 2019. Disponible en: IPBES Report.
WWF. Living Planet Report, 2020. Disponible en: WWF Report.
BBC News. Last Male Northern White Rhino Dies, 2018. Disponible en: BBC News.
WWF. Amazon Deforestation, 2022. Disponible en: WWF Amazon.
FAO. Biodiversity for Food and Agriculture, 2019. Disponible en: FAO Report.
IUCN Red List. Global Amphibian Declines, 2020. Disponible en: IUCN Amphibians.
National Geographic. Coral Reef Decline, 2018. Disponible en: National Geographic.
Markandya, A., et al. “Counting the cost of vulture decline—An appraisal of the human health and other benefits of vultures in India.” Ecological Economics, 2008. Disponible en: Ecological Economics.
Parks and Wildlife Service Tasmania. “Restoring Macquarie Island: An Environmental Success.” 2017. Disponible en: Parks Tasmania.
National Geographic. “The Wolves of Yellowstone.” 2019. Disponible en: National Geographic Yellowstone.