La tecnología blockchain ha emergido como una de las innovaciones más disruptivas en el ámbito financiero a nivel global. En Latinoamérica, su adopción, aunque aún es lenta, ha comenzado a transformar el sistema financiero tradicional. Uno de los principales retos ha sido la inclusión financiera. Para 2023, según datos del Banco Mundial, 122 millones de personas de 15 años y más, carecen de acceso a servicios bancarios básicos. En Colombia, la cifra asciende a 23 millones de personas en 2022. La falta de bancarización y acceso a sistemas de pago se debe en gran medida a los altos costos de transacción para las poblaciones más vulnerables, así como, a una desconfianza generalizada en los bancos. La tecnología blockchain es una alternativa que las instituciones pueden adoptar para ofrecer servicios financieros más accesibles.
Ha llegado el momento de aprovechar la coyuntura: Hoy, más del 90% de los hogares en América Latina cuentan, con al menos, un celular inteligente por hogar. Lo anterior, ofrece el contexto adecuado para comenzar a desmaterializar el dinero, es decir, olvidarnos del dinero físico y comenzar a traducir la liquidez en tokens que son como una moneda digital que representa el valor de un activo financiero en la vida real. Ahora, la pregunta natural es, ¿por dónde comenzar?
A nivel macroeconómico, para reducir la brecha digital, los gobiernos deben promover y facilitar el acceso a internet en lugares remotos para que la mayor parte de la población tenga acceso a estos servicios y no destinen gran parte de sus ingresos a una suscripción de datos de internet. En la misma medida, fintechs y bancos, deberán invertir en esfuerzos de alfabetización digital, es decir, capacitación en el uso de plataformas digitales como medios de pago y transacción.
Por su lado, las instituciones financieras deberán crear productos que realmente atiendan a los sectores más desfavorecidos de la población, y eso, puede hacerse mediante esta tecnología. Una de las grandes habilidades de la blockchain, es que permite convertir cualquier activo financiero en tokens de pago, lo que provee liquidez inmediata para los usuarios que la utilizan y permite la compensación inmediata de la transacción.
Iniciativas de microfinanzas basadas en blockchain facilitan el acceso a capital y servicios financieros, empoderando así, a comunidades enteras. Imaginen, por ejemplo, que los agricultores de Colombia pudiesen recibir financiamiento directamente en su celular, para el cultivo de sus tierras, todo esto basado en la tokenización del valor futuro de sus cosechas. La blockchain puede reducir los tiempos de gestión documental, puede aumentar la transparencia de los recursos distribuidos y su trazabilidad. Asimismo, generara mayor seguridad y eficiencia de los recursos emitidos.
Así, como el proyecto “Trazando la ruta del café” —que si no lo conocen los invito a investigar— busca evidenciar el impacto positivo de cada uno de los actores de la cadena de suministro del café para promover un cultivo más justo para los agricultores y garantizar café premium a sus consumidores. Imaginen que la blockchain es la herramienta adecuada para otorgar subsidios sobre cultivos de café que permita que los agricultores puedan comprar los insumos que necesitan para ampliar la plantación de café. Igualmente, puede ser la herramienta de otorgamiento de crédito sobre el valor futuro de su cosecha que les permita crear una segunda fuente de ingresos.
Las transacciones en la blockchain son públicas y, una vez registradas, no pueden ser alteradas por lo que una vez que se emita un subsidio o crédito sobre la blockchain, se tiene la certeza del destino específico de uso de ese dinero. Con lo anterior, se garantiza la transparencia y la trazabilidad de cada operación, lo cual ayuda a prevenir fraudes y lavado de dinero.
Los casos de uso que describo arriba son sólo uno de los que pueden ser implementados mediante esta tecnología. Sin embargo, en Latinoamérica enfrentamos el desafío de no contar con una regulación clara respecto a la utilización de activos digitales. Estoy convencida que, poco a poco, la colaboración entre gobiernos, empresas y la comunidad tecnológica puede facilitar el camino hacia un futuro más inclusivo y eficiente.
Por Leticia López Tiznado, COO de Koibanx, compañía pionera en proveer infraestructura blockchain para el sistema financiero de América Latina.