Por: Jaime Acosta Puertas
Esta es mi tercera columna sobre la pandemia en Colombia. Seguiré con el mismo formato de las anteriores: una primera parte de reflexiones y una segunda de propuestas.
La sociedad que viene
Nadie esperaba este virus, como nadie espera un terremoto o un ataque nuclear entre potencias que acabe con la vida en el planeta. Este virus es coherente con la sociedad global que vivimos y con el neoliberalismo que acabó con cualquier posibilidad de un sano equilibrio multidimensional y global.
El covid es una respuesta biológica que viaja por el planeta tal como las personas viajan en la globalización. Al ser un virus viajero estará largo tiempo hasta que una vacuna se aplique a miles de millones de habitantes lo cual no será posible antes de 12, 15, 18 o 24 meses. Mientras tanto, la globalización del virus continuará, pero las otras globalizaciones ya no serán las mismas, porque la economía y la sociedad tampoco lo serán. El ser humano se acostumbrará a convivir con el covid y su daño mortal, en un estado de semireclusión global, porque nadie puede estar confinado tanto tiempo pues vendría otra pandemia paralela e igualmente fatal: la depresión, la desesperación y el hambre.
La gente vivirá con tapabocas, gafas, chaquetas, zapatos, pantalones, y guantes de materiales que protegen, y todo lo que la innovación haga posible para defenderse del covid y seguir trabajando y viviendo de manera recatada. Y no será el mercado el que mande, serán en su orden: el estado emprendedor para una sociedad sostenible y del bienestar, la ciudadanía colaborando, la tecnología con un despliegue colosal de nuevos desarrollos e innovaciones incluido el descubrimiento y aplicación de la vacuna, y el mercado emprendiendo y distribuyendo.
Los grupos sociales serán entre pocos, los cafés y restaurantes abrirán pero con mesas separadas cada dos metros, los cines también, no se diga los centros comerciales que se transformarán quien sabe en qué. Perdurarán las filas para entrar a los supermercados. La socialización se habrá quebrado porque las libertades afectivas quedarán menguadas pues el virus va y viene, aparece y desaparece, salta de un lado a otro, entonces habrá menos seguridad de dar y recibir cariño, de abrazar y amar, por eso las relaciones virtuales se dispararán pero también las relaciones estables serán las que más seguridad darán. Este virus tiene el efecto psicológico de una dictadura, donde las libertades quedan anuladas o restringidas, y el espíritu abatido y aislado pero también surgirá una ola de esperanza porque el ser humano reaccionará y cambiará todo.
Cuando la vacuna llegue muchas cosas mejorarán, algunas serán parecidas pero no iguales a lo que fueron. Al mismo tiempo surgirán nuevas necesidades porque no habrá más consumismo desenfrenado, pues de nada sirvió tanta superficialidad y tanto vértigo por comprar, aparentar y desechar. Miles de artículos inútiles desaparecerán. Los adelantos tecnológicos serán asombrosos, y surgirán nuevos tipos de emprendedores, innovadores, investigadores, pensadores, analistas y creativos. Las artes y la cultura serán las mejor libradas, la mayoría de los grandes medios repudiados porque fueron el instrumento de tanta banalidad, mentira, barbaridad y manipulación: los covidperiodistas. De los partidos políticos pocos querrán hablar porque la gente los verá como la covidpolítica.
Volverá más gente a las calles pero no tanta como antes del virus, y también a los espacios públicos, familiares, laborales y afectivos, aunque no tanto como antes. Llevamos un mes desde que el covid19 nos visita, y ya pensamos distinto, ya somos otros, porque entendemos que vendrá la reinvención, lo cual al ser humano reta y emociona.
Veremos más pobres, más habitantes de las calles, una clase media más austera, golpeada pero más decidida y menos proclive a ser usada y comprada, y unos milmillonarios menos arrogantes, estúpidos y egoístas, pero si más altruistas, humanos e inteligentes. El narcotráfico no se acabará pero cederá por sustracción de consumidores. El covid niveló a todos, porque no selecciona pobres o ricos, aunque en los países con mayores desigualdades las personas de menores ingresos llevarán la peor parte, entonces el covid19 matará más rápido en Colombia que en los países avanzados.
El gran cambio vendrá en lo político, en lo económico, en la educación, en la salud, en la justicia, en la investigación, en los bancos, en la recreación, el turismo, y en las instituciones globales. De eso me ocuparé en otra oportunidad.
Qué debe hacer Colombia con el gobierno que nos tocó
Corrupción. Billones inimaginables de las arcas del estado saldrán para distintos destinos y distintos operadores. Entonces ¿quién garantiza transparencia en la asignación de esos recursos? ¿ quién garantiza que no habrá corrupción?. De esto nada ha dicho el sistema de justicia ni el presidente ni los partidos ni los gremios ni los organismos de control. Esto es definitivo porque el estado colombiano quedará en los rines, y los recursos serán aun más escasos. El legislativo tiene que duplicar las penas, reducir los beneficios y reestructurar la covidjusticia y la covidpolítica.
Defender los ingresos estables. Una economía con una informalidad del 60% es insostenible para los recursos de cualquier estado. Entonces, se deben proteger los empleos formales y la pensión de los jubilados, que incluye liberar tanta pensión represada por la corrupción entre abogados y funcionarios de los fondos de pensiones.
Los empleos formales son los ingresos más seguros para soportar la economía, y a ellos el estado y los bancos son a quienes más deben ayudar, como complemento a las distintas modalidades de subsidios para los que poco o nada tienen, y el apoyo a las mipymes así como a la infraestructura porque ella será parte de la nueva sociedad.
El estado no debe girar cheques en blanco a las empresas más grandes y a los bancos. Los mil millonarios tuvieron utilidades por 200 billones en 4 años. Es hora de devolverle a la sociedad una parte grande que ella les dio, y la gente con salarios superiores a 20 millones deberán renunciar a una parte del mismo, sobretodo aquellos que ganan mucho más, porque según el tiempo que dure la pandemia, también será imposible que las empresas y bancos puedan sostener la nómina sin producir o produciendo poco, o recibiendo menos circulante y menos ahorro. La ayuda no solo debe venir del estado, si no que los empresarios también deben hacer el esfuerzo de pensar la economía que viene, que no es la economía que hoy tiene las puertas cerradas o abiertas medio tiempo.
Reinvención empresarial. Los negocios se reinventarán para un crecimiento sostenible y sostenido cercano a cero, y una sociedad que tendrá otras prioridades. Imagínese que más o menos el 50% de los locales comerciales de un centro comercial desaparecerán, pero aumentarán los andenes llenos de vendedores ambulantes que apenas sobrevivirán. Cuando la pandemia empiece a pasar, toda la vieja economía será un outlet con el 70, 80 o 90% de rebaja respecto a los precios anteriores a la pandemia. Infinidad de marcas desaparecerán, y poco a poco surgirán nuevas de un nuevo tipo de productos para nuevas necesidades y nuevos modos de vida y trabajo. Si la vieja economía se subasta, una nueva economía se crea. Así las cosas, los centros de estudio y de investigaciones de la covideconomia neoliberal deberán mudar o desaparecer.
Dos políticas para la reinvención de la economía. Si la vieja economía desaparece las políticas que ahora se tienen también. La política macroeconómica de los covidneoliberales con sus sucesivos fracasos tributarios porque nunca ampararon la productividad y por tanto el desarrollo productivo, la ciencia, la tecnología y la equidad.
Una de las lecciones que está dejando el paso del virus, es la fatalidad de depender de fuentes externas de conocimiento y tecnología. Colombia no produce nada importante de lo que hoy necesita el sistema de salud, por eso el sistema también es débil, tanto que ni muestras masivas puede tomar. Este es un problema de las políticas de desarrollo productivo y de investigación. Los gremios que tanto levantan la voz, ni una palabra sobre esto. Y las academias de ciencias y medicina que tanto se indignan para hablar injustamente mal de la ministra de ciencia, ni una línea porque poco han hecho para tener un sistema de salud científica y tecnológicamente más autónomo y potente.
La Cienciatón que acaba de hacer el ministerio es lo mejor que se podía hacer en un estado de emergencia nacional y planetaria. El ministerio también hizo la evaluación del estado de los laboratorios de biología para enfrentar al covid. La complejidad de la situación y la necesidad de dar respuestas prontas ante necesidades apremiantes no se puede hacer siguiendo la parquidermia de las convocatorias convencionales de investigación, porque el covid no le da plazos a la muerte.
El atraso y la dependencia tecnológica se sentirá más con el correr de los días cuando se necesite hacer más importaciones para el sistema de salud y otros, puesto que pocos países quieren vender porque primero están sus necesidades inmediatas y las siguientes. Entonces, Colombia tiene que pensar una política de desarrollo productivo que no veo en la cabeza del presidente y de los ministros de comercio, industria y turismo, energía, salud, agricultura y transporte. Ni una palabra sobre la transformación de la producción y la apuesta por la ciencia y la tecnología para una economía que se transformará y un neoliberalismo que desaparecerá.
Es hora de trabajar en la economía y la sociedad del covid porque este virus no se irá el 13 de abril, ni el 1 de agosto, ni el 31 de diciembre del 2020. Y también pensar y empezar a construir la sociedad siguiente cuando el covid desaparezca dejando su huella de destrucción y cambio.
P.D.: La gente pobre no tiene como quedarse en la casa durante las cuarentenas porque no tiene las mínimas condiciones para hacerlo y esto puede generar brotes de violencia inimaginables.Hay familias o personas que viven en un cuarto sin la luz del día ni servicios. Un millón de personas tenían los servicios cortados antes del covid.