En la vida, como en todo, es muy importante tener una actitud positiva. Probablemente mantener una actitud positiva, por sí misma, no resuelva las circunstancias adversas, ni disuelva los problemas, pero no hay duda alguna que, una buena actitud frente a todo, un pensamiento bonito, un buen sentir, contribuirá muy favorablemente para mejorar la vida y tener un buen momento. Aún en los momentos más aciagos, una actitud positiva hará más llevadera la situación por penosa que esta fuere. Hoy día se dice con mayor frecuencia, “Buenas vibras”, “Le deseo buenas vibras”, “Reciba buenas vibras”, lo que en claro sentido no es otra cosa diferente a una buena actitud.
Las buenas vibras tienen que ver con la energía, el buen ambiente y la intención crear y pensar en el bienestar, en la sanidad y en la forma tranquila y esperanzadora de enfrentar la adversidad. Una buena actitud es una carga favorable de energía sanadora, reparadora y recuperadora que constituye en gran medida el inicio del éxito; éxito que se manifiesta en un triunfo que se consigue al superar la adversidad y el inconveniente como quien vadea un obstáculo en el camino. Ya se trate de una decepción amorosa, de enfermedad, de una crisis emocional, la ruina económica, la pérdida de una competencia, la partida de un ser querido, la violencia doméstica, la privación de la libertad, la inseguridad exterior, el terrorismo, o el miedo en todas sus manifestaciones, con una buena vibración seguramente la pena será menos tortuosa.
En tiempos de pesimismo, las buenas vibras son oleadas de fresco en el calor, y abrigo seguro en la tormenta. Como el árbol del Líbano, la buena actitud es como una raíz que debe crecer directamente proporcional al tamaño de la copa, en otras palabras, entre mayor sea el problema del mismo tamaño debería ser la vibración energética positiva, ante mayor dificultad, de igual tamaño la buena vibra. Que la buena vibra enraíce hasta lo más profundo para llegar hasta lo alto del cielo.
Sea cual fuere el problema: adversidad, enfermedad, pobreza, soledad, herida de abandono, dificultad, enfermedad, una buena actitud marcará un sendero para ir hacia adelante, para triunfar y arribar a la meta propuesta, así no haya más camino, siempre será posible imaginarlo, idearlos y soñarlo.
Frente a la enfermedad que, tanto sufrimiento le acompaña, la buena actitud, es parte de la ganancia y del éxito. Por supuesto que es fácil escribirlo, un poco más difícil leerlo, pero cada quien a su ritmo y sentido de lo bonito que se llene de buenas vibras y se atreva a desafiar a la enfermedad y el dolor que ésta provoca. ¿Y si no se da el resultado deseado?, por lo menos es mejor afrontar la pena con buena actitud, en últimas, ya se sabe que la vida, es el único juego del que no se saldrá vivo, y juego es juego, por ende, disfrutarlo de la mejor manera bajo la bandera que no todo se vale, debería ser siempre la consigna.
Por estos días una persona amiga atraviesa una situación de salud de cuidado especial, y como ella, hay cientos de miles de personas en iguales y peores condiciones, y pese a la congoja que este proceso produce entre sus seres queridos, es admirable la manera tan valerosa, jovial y con buenas vibras como esta persona amiga enfrenta su situación de salud.
No cabe la más mínima duda que, este obstáculo lo superará con creces como su crespa cabellera ondea en el viento. Saldrá airosa de esta situación de vida para recuperar sus fuerzas y brillar como lo ha hecho siempre. Las buenas vibras empiezan con el buen Di-s, el único Di-s. Que la alegría infinita colme la existencia toda.