Me causa mucha curiosidad y un tremendo desconcierto, la posición política de los cristianos o evangélicos. Aclaro que esa curiosidad y ese desconcierto, se me origina porque también soy cristiana. Desde los 12 años llegué al evangelio, me bauticé y mi fe está capitalizada en lo que dice la palabra de Dios: ama a tu prójimo como a ti mismo, haz el bien, el amor todo lo puede y todo lo soporta. En tanto al libre albedrío, en el que Dios no nos obliga a actuar pero sí nos dice que está mal y que está bien y las consecuencias de nuestro comportamiento, creo sin duda alguna que una vida en Jesús es la mejor opción.
Estoy segura de que no hay paz que soporte los males de este mundo como la de Jesús. También de que todos somos pecadores y que no hay pecado pequeño ni grande, y que ante los ojos de Dios no hay un pecado que excluya a otro por su gravedad: una persona cizañera, mentirosa, que incita al odio puede ser tan peligrosa como un asesino o un violador. Por supuesto creo en la salvación por fe, en que Jesús murió por la humanidad y por su gracia, y que quien lo acepté, es salvo. Y por ende soy provida, porque estoy en contra del aborto y no estaría de acuerdo con la pena de muerte en nuestro país. Esto, sin ignorar que por décadas ciertos sectores políticos y actores armados han generado muerte de manera desgarradora en Colombia.
Aclarados mis preceptos paso a decir que para mí siempre ha sido incomprensible ¿cómo los cristianos pueden apoyar a personas en la política que por años han estado vinculados a la corrupción, han robado dineros públicos, han sido parte de estructuras paramilitares y de narcotráfico, han generado narrativas de odio, han mantenido un discurso de miedo para supuestamente generar paz, han manipulado, han dado directrices para que jóvenes sean asesinados y luego pasarlos por guerrilleros? (jóvenes que pudieron ser sus hijos o hermanos).
¿Cómo es posible que los cristianos apoyemos a esos políticos que se ufanan de ser correctos cuando tienen investigaciones abiertas por malos manejos en sus administraciones? Esto, cuando el Gobierno y los funcionarios públicos están para servir y proteger, y lo que hacen es ignorar masacres y asesinatos de cientos de líderes en las regiones. No hacer nada y permitir que los más ricos se sigan haciendo más ricos con la miseria del colombiano es inaceptable, porque es de Dios que todos tengamos los mismos derechos en tanto a salud, educación y vivienda.
En fin, podría quedarme aquí a hacer una lista interminable de esos políticos que defienden supuestamente la vida de un bebé de 6 meses en la barriga de su mamá (recuerdo que también estoy en contra del aborto) pero que no reclaman con la misma berraquera la protección y defensa de la vida de miles de colombianos que han sido asesinados por pensar diferente, que están matando a punta del hambre, que estan expropiándoles sus tierras y que están robando sus impuesto al no tener un salario mínimo digno. Pero sí les dan beneficios tributarios a los empresarios que manejan el país, quienes en vez de generar empleos y mover la industria, esclavizan al trabajador con condiciones laborales pésimas (esto del contrato por prestación de servicios es lo peor que se pudieron inventar).
Estos cristianos, cuando se hacen los de la vista gorda y permiten que tengamos una precaria atención en salud y la gente se muera en los hospitales por falta de acceso a todos los servicios básicos, se están olvidando del legado de Jesús de Nazareth.
Dicho todo esto, para mí es incomprensible que los cristianos no seamos revolucionarios como lo fue Jesús para su época, y más bien sean personas que no practiquen el amor, que caigan en esa retórica de odio, escupiendo y señalando a otros políticos, que para sorpresa, increíblemente si promueven el amor al prójimo, la libertad, la vida desde todos los ámbitos y no juzgan.
Pareciera que muchos cristianos cayeron en esa doble moral, la de rechazar la decisión de la Corte Constitucional de despenalizar el aborto hasta la semana 24 de gestación (la cuál yo tambien la rechazo) pero son felices aplaudiendo, llevando al poder y compartiendo en redes la retorica de odio de todos aquellos políticos que por años se han dedicado a desangrar el herario público, a ser cómplices de miles de asesinatos con su omisión o incluso, siendo autores intelectuales de muchos de ellos y generando políticas que solo han empobrecido al colombiano.
Me molesta mucho que los cristianos, que deberíamos ser un ejemplo de amor, seamos todo lo contrario: arribistas y antipáticos. Pero sobre todo que no seamos leídos y sabios para tomar decisiones frente a la gobernanza de nuestro país y que caigamos en ese círculo de manipulación en el que para unas cosas sí, pero para otras no. Parecen más cristianos los que no lo son, que los que profesan serlo.
Ahí es donde definitivamente me doy cuenta de que la religión o los religiosos que dicen ser cristianos no llevan una vida como dice la Biblia, una vida en Jesús, una en la que se practique el segundo y mayor mandamiento: ama a tu prójimo como a ti mismo.