Colombia lleva 11 días de manifestaciones, que se hubieran podido evitar si el gobierno hubiese retirado a tiempo la reforma fiscal que no tenía ningún apoyo y que iba directo al hundimiento. Su terquedad y desconexión con la realidad del país nos salió cara a todos.
Las razones para manifestarse no pueden ser más evidentes, la pobreza aumentó ostensiblemente afectando a más de tres millones de personas adicionales, el desempleo no cede, la vacunación aún no alcanza un ritmo que nos permita tener esperanza de una inmunidad pronto y las restricciones implementadas por la tercera ola de la pandemia han vuelto a afectar al aparato productivo.
Por supuesto no todo esto es culpa del gobierno, 2020 fue un año difícil para la economía, para la salud física y mental, un año donde un factor extraño nos encerró, acabó millones de trabajos, arrasó con empresas y borró en un año los avances de diez años en pobreza que había hecho el país. Todo esto caldeó los ánimos, preparó la bomba y solo era necesario un detonante, el gobierno lo proporcionó plácido.
Las protestas han dejado mas de 36 personas muertas, en su gran mayoría civiles, y hay hechos muy confusos tanto de vandalismo, sicariato y de abuso policial, que solo se aclararán cuando la marea baje y se puedan verificar con detalle. También se están generando bloqueos que tienen desabastecidas las tiendas y los supermercados en diferentes ciudades. Toneladas de comida se han perdido en las carreteras. Preocupa que los insumos para la salud y las ambulancias no se pueden transportar libremente por el territorio, situación que ya está teniendo consecuencias trágicas.
El país se incendió mientras el gobierno llamaba al diálogo solo 9 días después del comienzo de las marchas y mas de 22 personas muertas. Y convocó primero al partido de gobierno, a las cortes, a los candidatos presidenciales, exministros, líderes de juntas de acción comunal, mejor dicho, a todos menos a los que habían iniciado la manifestación. Y ni pensar en ir a las regiones, como Cali, que vengan a Bogotá.
Como de costumbre, cuando fueron convocados, los líderes del paro no tenían claro ni quienes eran ni lo que iban a pedir y dentro de su pliego de peticiones preliminar están: el cielo, el mar, la luna y las estrellas, pero eso sí, para ya y a costo cero. Insisto en la necesidad de mejores líderes sindicales.
Desafortunadamente, y a pesar del paro, aún se requiere una reforma tributaria, que por supuesto tendrá un nombre rimbombante como solo este gobierno lo sabe poner. Ojalá se socialice abiertamente y no en corrillos que causen incertidumbre y tergiversación. El nuevo texto no debe tocar a las personas que ganan entre 2 y 4 millones con impuesto de renta y no debe incluir aumentos en el IVA a alimentos y servicios públicos. Al parecer, una mayor renta a empresas y mayor renta a personas de ingresos altos, aumento en el impuesto al patrimonio y a los dividendos, serán por ahora las fuentes de financiamiento. Esto implica que se va a necesitar otra reforma tributaria el próximo año o será lo primero que deberá hacer el siguiente gobierno.
La buena noticia es que el gobierno ha avanzado en varios de los frentes que el comité del paro está exigiendo, lo que hace más fácil la negociación. Por ejemplo, las transferencias monetarias, que ahora benefician a casi 10 millones son un inicio de renta básica. Por otro lado, la matricula cero para los estudiantes de universidades públicas, ha sido una realidad en los anteriores dos semestres y se puede extender. Tal vez el punto donde hay que mejorar es la ayuda a las micro y pequeñas empresas, que fueron el sector más golpeado por la pandemia que nunca pudo acceder a fuentes de crédito, ni a subsidios como el PAEF y que aun así constituye mas del 50% del tejido empresarial del país, muchas ya quebraron, pero se puede ayudar a las que se mantuvieron. También podría darse alguna clase de alivio a los transportadores, bien sea a través de descuentos en impuestos o a través de subsidios temporales en peajes.
Se tienen todas las herramientas para desmontar el paro, dándole a los grupos que lo formaron una respuesta eficaz. Sin embargo, el caldo de cultivo social sigue ahí, hay muchas cosas más por las cuales marchar, ojalá el gobierno las escuche en sus múltiples reuniones. Algo que puede mejorar la situación, es avanzar cada vez mas rápido con la vacunación y abrir más actividades productivas. Ya llevamos mas de un año en modo pandemia, deberíamos saber interactuar con este virus.