¿Cuál es el negocio que hay detrás de Distrito Verde?

La reciente intervención en el Humedal Salitre El Greco, bajo la fachada del proyecto “Distrito Verde“, revela un peligroso patrón de destrucción y financiarización de estos ecosistemas estratégicos. Lo que se presenta como una iniciativa de desarrollo sostenible, de progreso y de bienestar, es, en realidad, una amenaza para nuestro medio ambiente y para la vida comunitaria que debe ser denunciada con fuerza.

El Humedal Salitre El Greco es un ecosistema que alberga una rica diversidad de flora y fauna. Entre las especies más destacadas encontramos plantas como los juncos, lengua de vaca, helecho de agua y sombrilla de agua y aves como el Mosquero Cardenal, Garza Blanca y el cucarachero de pantano, especies que dependen de este hábitat para su supervivencia. A pesar de su importancia ecológica, OCESA que no es más que una gran promotora de eventos, con un musculo financiero capaz al parecer, de pasar por encima de los intereses de la comunidad y del ambiente, es la empresa promotora del Distrito Verde, que viene avanzado con intervenciones sin contar con las licencias urbanísticas necesarias, violando abiertamente la estructura ecológica principal definida en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT).

Las entidades responsables, como el IDRD, La Secretaria de Planeación y la Sociedad Colombiana de Arquitectos, han confirmado que OCESA no presentó ninguna solicitud de intervención ante el Comité Director del Plan Maestro del Parque Simón Bolívar, del cual los predios intervenidos hacen parte. Este hecho, sumado a la omisión de la licencia urbanística requerida, constituye una violación grave de las normativas ambientales y urbanísticas vigentes en Bogotá.

El Distrito Verde es un ejemplo claro de cómo la financiarización de los ecosistemas estratégicos amenaza con convertir espacios vitales en mercancías. La lógica de maximizar el valor económico de la tierra a costa de su valor ecológico y comunitario es un grave error que trae consigo la gentrificación, desplazando a las comunidades locales y destruyendo la riqueza natural que tanto necesitamos preservar.

Este proyecto, que se promociona como un avance en infraestructura verde, es en realidad una maniobra para transformar un humedal en un espacio comercial, sin considerar el impacto social y ambiental que esto conlleva. La comunidad alrededor del Humedal Salitre El Greco ha sido ignorada durante todo el proceso. No ha habido un diálogo social real ni una evaluación honesta de las afectaciones que estas obras están causando en su entorno. La ausencia de transparencia y la falta de consulta previa reflejan un desprecio por los derechos de los ciudadanos y por el medio ambiente.

Es imperativo que la ciudadanía y las autoridades, específicamente el Ministerio de Ambiente, exijan la suspensión inmediata del proyecto Distrito Verde. Debemos detener este proceso de financiarización de nuestros ecosistemas antes de que sea demasiado tarde. No estamos en contra del desarrollo, pero el desarrollo no puede significar la destrucción de lo que hace que Bogotá sea una ciudad verde y viva. Los humedales son esenciales para la regulación hídrica, la purificación del aire y el sustento de numerosas especies. Su desaparición no solo afectaría a la biodiversidad, sino que también tendría consecuencias devastadoras para la calidad de vida de los bogotanos.

Lo ocurrido con el Distrito Verde en el Humedal Salitre El Greco es un recordatorio alarmante de la necesidad de proteger nuestros ecosistemas y de luchar contra la financiarización de la naturaleza. La ciudadanía  exige al alcalde Carlos Fernando Galán  que exija el respeto de las normas ambientales, que se consulte a las comunidades afectadas y que se privilegie la vida sobre los intereses económicos. No podemos permitir que proyectos como este sigan adelante sin resistencia, porque lo que está en juego es el futuro de nuestros humedales, de nuestras comunidades y de nuestra ciudad.

Quena Ribadeneira