Cuando los ángeles duermen, la opinión de Jaime Polanco


Me gustó el título de esta película que vi estas vacaciones porque pensé de inmediato en la situación actual en Colombia. Cuando los ángeles duermen, me sugirió una reflexión sobre lo que le pasa al presidente Duque, a su gobierno y a sus gobernados.

Recién comenzamos un nuevo año y seguro que lo vamos a vivir apasionadamente. 2018 fue un año muy significativo. Cambios en la Presidencia de la República, cambios en el Congreso y en algunas de las variables que sustentaron el crecimiento económico y social.

El decrecimiento de la expansión económica asiática, especialmente China, con las duras medidas arancelarias norteamericanas, el propio sobrecalentamiento de la economía gringa, el retorno del dólar a lugares más seguros y rentables, están haciendo que la economía mundial, y especialmente la latinoamericana, se vayan ralentizando.

Desde hace décadas Colombia ha vivido indexando su progreso económico a variables difícilmente manejables. El café, el carbón, el petróleo o el dólar y tantos otros, han sido la referencia del crecimiento o decaimiento de la economía y del bienestar social.

La previsión de crecimiento en 2018 se ve pobre con un raquítico 2.8%, en un país lleno de desigualdades y carente de infraestructuras y servicios básicos. Los más optimistas piensan que si el panorama mundial no cambia de manera significativa, la economía colombiana podría crecer hasta 3.4% para este año en curso. Totalmente insuficiente aún.

La llegada de un nuevo gobierno hacía presagiar que todos los ajustes se irían dando de manera paulatina, sin embargo, la realidad es bien distinta:

La reforma tributaria ha sido un fiasco por atrevida. La reforma política se quedó en nada por falta de oficio de sus operadores; la reforma de las telecomunicaciones fue a parar al fondo de la caneca por ser evidentes los intereses privados y la mano tendida a algunos operadores. A todas les faltó complicidad con el  interés general.


“El Presidente que venía a cambiar y modernizar las estructuras del Estado está cual gato en madeja…”

Jaime Polanco

El nuevo gobierno tachado de “tecnócrata” está completamente desorientado sobre la realidad política del país. En Colombia la política del gobierno se hace en los pasillos del Congreso. Ese pequeño problema de apreciación o conocimiento, hace que reformas importantes sufran el castigo, entre otros, del fuego amigo.

La tan traída y llevada economía naranja, aun siendo importante, no será un eje clave en el desarrollo económico del país. La falta de definición sobre el agro colombiano, retrasa sine die, la transformación política y técnica que necesita. La escasa competitividad de los exportadores, que pudiendo aprovechar la débil situación de peso, mostrarán la  incapacidad de los sectores para encontrar los mercados potenciales que sus productos faltos de desarrollo tecnológico necesitan..

Los nubarrones que se ciernen en la economía mundial, probablemente no ayudarán a consolidar en este año los bienintencionados proyectos, que podrían cambiar la estructura productiva del país.

El turismo, las infraestructuras viales, la educación de calidad, la reforma administrativa del Estado, la reforma fiscal y la necesaria reforma del sistema bancario y financiero. Estas y otras muchas serán necesarias para que Colombia pueda sacar provecho de la influencia de la OCDE en modernizar el Estado para un mayor acercamiento a las economías occidentales.

El Presidente que venía a cambiar y modernizar las estructuras del Estado está cual gato en madeja, enredado en la falta de experiencia sobre cómo abordar los grandes debates y es rehén de un grupo parlamentario contrario visceralmente a su programa de reformas. Así lo reflejan las encuestas que miden la imagen del Presidente y su gabinete. Suspenso generalizado por desconocidos y desconocimiento.

Y si todos tenemos unos ángeles guardianes que velan por nuestra seguridad y bienestar, quizás el gobierno debería preguntarse, adónde se le han ido los suyos, porque cada día aumentan los truenos y los rayos que presagian que se vivirá una larga tormenta. ¿Será esta una larga y oscura noche en la que los ángeles duermen?