DANA: Dolor, angustia, necesidad, afectación

España se enluta ante la tragedia provocada por las devastadoras lluvias torrenciales e inundaciones que ha dejado el fenómeno meteorológico conocido como Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA). Este evento ha causado terror, con 200 muertos y miles de personas y animales desaparecidos. Los vehículos arrastrados por las calles, casas destruidas y llenas de barro, así como puentes y avenidas devastadas, son algunas de las escenas que ha dejado esta tragedia, que sumerge en tristeza este Halloween y no vaticina una alegre Navidad para la comunidad de Valencia.

El 100% del personal de servicios de emergencia y fuerzas militares está trabajando en operaciones de búsqueda y rescate en la zona afectada y sus alrededores, mientras que los residentes han comenzado a limpiar y evaluar el nivel de los daños. La presencia de los reyes fue rechazada durante el operativo de limpieza, generando odio e indignación, ya que la ayuda a la población debe pasar por varios trámites burocráticos. Así, la visita del rey Felipe VI y del presidente Pedro Sánchez a Paiporta, en el epicentro de la tragedia, provocó furia entre los manifestantes, quienes les arrojaron barro y expresaron gritos de reclamo por la falta de atención estatal, percibiendo su presencia como un espectáculo inapropiado para el momento que atraviesa la región.

Valencia fue fundada por los romanos como colonia en 138 a.C. y es una de las ciudades más antiguas del Mediterráneo, con 1.540.000 habitantes. Después de Barcelona y Madrid, es una de las principales ciudades de España. La ciudad está situada a orillas del río Turia, en la costa de la península ibérica, justo en el centro del golfo de Valencia. Fue invadida por los musulmanes en siglos pasados, dejando su huella arquitectónica y cultural.

Famosa por sus universidades y museos, Valencia hoy se congestiona por la furia de esta DANA, cuya llegada no deja los beneficios acostumbrados del turismo, al que se le ha asignado buena parte del presupuesto, olvidando que la gestión del riesgo es necesaria para preservar no solo los museos y las edificaciones moriscas, sino también la vida de los seres humanos y los animales.

Esta baja inversión, sumada a la presión mediática que promueve la idea de que “no pasará nada”, culminó en una tragedia anunciada, ya que se sabía del aumento de lluvias en el Mediterráneo y se conocía la escasa inversión para prevenirlo, todo esto ocultado por el enfoque en el turismo. Afortunadamente, la afluencia de visitantes ya había disminuido, de lo contrario, la tragedia podría haber sido aún peor.

Las lecciones del País Vasco deben servirnos de ejemplo para concentrar nuestros esfuerzos en la pronta reubicación y en la inversión en gaviones y muros de contención en algunos barrios de ciudades, municipios, caseríos y zonas costeras de Colombia, preservando la tranquilidad y la vida por encima de la visión antropocéntrica del placer vacacional.

Si no aprendemos de estas realidades que podemos experimentar en tiempo real, sin ayuda de la inteligencia artificial ni de la realidad virtual, seremos cómplices de la falta de atención del Estado en términos de gestión del riesgo. Por ello, es tan delicado el tema de la corrupción y la necesidad de hacer justicia, ya que son los recursos que previenen la debacle y permiten la planificación y las precauciones para enfrentar estas emergencias.

La naturaleza está reclamando el daño hecho por la humanidad. DANA, llena de cólera, exige el trato que se le da a las aguas y al mar Mediterráneo. Pensemos en la naturaleza, la tierra y los ríos como sujetos de derechos; así, la protección de estos se reflejará en la inversión, pero sobre todo en el verdadero disfrute de la vida misma, en lo simple y en lo sencillo, no en las relaciones posudas y clasistas del mundo de los reyes y de los turistas, también reyes del consumo.

La naturaleza, a través de DANA, de Milton y de otros, reclama sus derechos.

Pd: perdió Kamala y perdió USA, Trump es peor que la guerra, espero que su triunfalismo no invada las democracias del mundo.