De okupas y perdedores

Me despiertan las noticias de la radio: una mujer comenta a cara descubierta – dice la locutora – cómo ha okupado una casa de lujo en la isla de Menorca: Pagó a un señor, éste le dio las llaves y ella entró a vivir con toda su familia a esa casa de la que no paga nada y sobre la que no tiene ni un derecho.

El sistema de okupación, allanar una vivienda, entrar a vivir en ella con total impunidad y disfrutar de un techo sin que le cueste un solo euro al Estado o al okupa, es el paradigma de la España de hoy. Donde la gente de bien queda desamparada ante un sistema que no funciona: un poder que desatiende las políticas de vivienda, una justicia lenta o tal vez saturada, unas leyes que desprotegen la propiedad privada y que en las que los avispados encuentran un modo de vida estilo cigarra; parasitando al propietario, a la buena gente, que vive como una hormiga.

Con total desfachatez la señora comenta cómo ha cometido un delito contra la propiedad privada sin que la policía, las autoridades, la saquen de esa casa, porque no pueden actuar sin la denuncia del dueño, y vaya usted a saber dónde está el dueño de una villa de lujo situada en Baleares; tal vez trabajando en Francia o en Madrid o en Alemania, ajeno a la okupación de su casa, cuando se entere empezará su calvario y es que es verdad que mientras uno vive en la ignorancia es feliz.

¿Un conflicto diplomático? Mejor dos

Y siguen las noticias radiofónicas, ya no se habla de la llamada a consultas de la embajadora de España en Argentina, esta es una pataleta de un gobierno sin carácter, con un líder egocéntrico, rodeado de mediocres. Argentina, España te quiere y toca esperar a que se marchen estos señores que gobiernan.

Hoy las relaciones diplomáticas se rompen con Israel. Esta vez son las declaraciones de la vicepresidenta del gobierno Yolanda Díaz, la comunista, ignorante, pedante y petulante líder de Sumar, que lejos de aportar a su país, lo humilla y lo coloca en el eje geopolítico del mal al declarar que Palestina debe ser libre “desde el río hasta el mar”. Estoy convencida de que esta palurda bien vestida, o quien le hiciera el discurso, pensó que esa frase, también eslogan del terror de Hamas, que busca la aniquilación de Israel, quedaba genial para redondear un alegato en favor del Estado Palestino, pensando, además, que sería una frase de alcance cósmico e intergaláctico porque es preciosa. Desde el río hasta el mar… Ella que ve el horizonte y lo echa de menos, lo tuvo claro.

Lo que no entiende la izquierda patria, ni la mundial, ni los cientos de jóvenes ilusos universitarios que se manifiestan cada semana en algún lugar del mundo- esta semana en Maastricht – es la complejidad del asunto. No es Israel el invasor, el propagador del terror, el causante de todo, es la víctima que se defiende, que está condenada a defenderse siempre porque su persecución no ha cesado nunca. Lo que persigue Hamas es reducirla a la nada y si para ello tiene que sacrificar a su gente, lo hará, como lo viene haciendo, porque a Hamas sólo le interesa lo suyo. Ni la gente, ni el pueblo, ni las infraestructuras, ni la vida. Hamas vive del odio, del terror, de alimentar el monstruo del horror y Hamas es el gobierno de esa Franja de Gaza.

Tensión de rotura

En estos momentos de tanta tensión internacional no se trata de provocar más dolor posicionándose a un lado u otro del conflicto, se trata de sentarse y ver dónde puede haber paz. Desde luego habrá que empezar por soltar rehenes, no porque sean israelíes, sino porque todo empezó así: matando y secuestrando, violando y ejecutando a cientos de israelíes el 7 de octubre de 2023. Y habrá que seguir con el alto al fuego y con tender la mano para rehacer la Franja y respetar los acuerdos de paz que se firmen. Pero lo primero es voluntad y no meter más cizaña desde la tribuna de un Congreso que representa a toda una nación, en la que eres cuarta fuerza, cuarta. Porque Yolanda, estás ahí por estrategia de Pedro, no por tu carisma, ni por tu inteligencia, ni siquiera porque resaltas el perfil bueno de tu amo. En el fondo estás un poco de okupa, como esa señora de Menorca, porque no has acreditado nada meritorio para representarnos a todos. De hecho, ni siquiera Pedro lo ha hecho. Él también perdió las elecciones y por eso estamos como estamos.

Nada de lo que dicen hoy en las noticias encierra una sola política, medida o camino para arreglar un poco la vida de los españoles: ni construcción de viviendas para jóvenes o familias, ni políticas que llenen de vida la España vaciada, o medidas para paliar la epidemia de enfermedades mentales que sufren niños, jóvenes y adultos, ni mejoras para los mayores, ni medidas para bajar la luz o los combustibles o algún impuesto, ni siquiera tienen pensado hablar con expertos y revisar de esa ley de educación que dicen que es un despropósito y que traerá adultos incapaces de gestionar nada, parecidos a los políticos como Yolanda, Pedro o como Belarra, que como tampoco aporta, se dedica a señalar con el dedo a los periodistas que no le gustan, como el portavoz del gobierno, que ignora sistemáticamente las preguntas de la prensa que a él no le gustan, como si en un cargo público se pudiera escoger para quien gobierna o a quién se responde…

Estar por estar

España vive desgobernada, loca, esquizofrénica, como la del muelle de San Blas, y algo polarizada gracias a Pedro y su pandilla que están por estar. Ellos ostentan un poder que no pueden ejercer porque perdieron y la consecuencia inmediata es no tener apoyos suficientes, ni presupuesto, ni política, ni rumbo y… ahora toca sacar apoyos, prometiendo lo que no deben. Así desdibujan España y transforman su democracia que es ya un holograma, una imagen ficticia, una quimera porque el presidente no gobierna y pareciera que lo suyo es reinar, pero no como Su Majestad, Felipe VI, sino de un modo absolutista; para él todo el poder: el poder judicial -al que desacredita cada vez que puede-, tiene manipulado al legislativo, sometido el ejecutivo que es incapaz de hacerle frente, porque cada vez son más sus perros de presa y acorralan y atosigan y parece que la oposición se hubiera cansado. Lo último de Pedro es mandar y ordenar a la presidenta del Congreso, tercera autoridad del Reino de España, que actúe a su favor, cuando lo que escucha en las Cortes le incomoda, como hizo el jueves sin ir más lejos, cuando algo le decía Feijoó y no le estaba gustando…

Empiezo a pensar que el presidente es un romántico y que lo que le gustaría es volver al antiguo régimen, al absolutista, el de clases y poderes, siempre que él esté al frente y quedarse okupando La Moncloa in aeternum. Pedro, cuando la fiesta se acaba, lo inteligente es marcharse. Claro que igual no podemos pedirte tanto, ¿no?

Almudena González