Por: Óscar Sevillano
No es posible que sigamos discutiendo si el alcalde de Bogotá, en este caso, la alcaldesa Claudia López, debe o no debe asistir a las citaciones que le haga el Congreso de la República, luego de que la Corte Constitucional en 2016, acabó con esa polémica al dejar claro que, todo alcalde o gobernador, está obligado a asistir a los debates en el legislativo, bien sea en la Cámara o en el Senado, cuando se haga a través de alguna de las comisiones constitucionales para tratar temas del grueso nacional.
No puede ser que cada cuatro años estemos en las mismas discusiones porque no faltan los congresistas como Edward Rodríguez, por ejemplo, que o no leen lo que determina la Corte Constitucional o no se asesoran bien y nos enfrascan en debates que ya creíamos superadas.
Tampoco podían faltar los confusos mensajes vía twitter de quienes hoy no recuerdan que hace un tiempo también citaron a los alcaldes de Bogotá Enrique Peñalosa y Gustavo Petro y tuvieron que demostrarles, que si estaban facultados para citarlos. Me refiero a la senadora Angélica Lozano y al representante Inti Asprilla.
La primera junto a Germán Navas Talero, citó al entonces alcalde de Bogotá Gustavo Petro para que explicara las medidas tomadas en materia de seguridad ciudadana, tema que por esos tiempos comenzó a salirse de control en la ciudad por cuenta del robo a celulares. Como era de esperarse, Petro se negó a asistir lo que causó la furia de la representante Lozano, quien le recordó que podían acudir a la posibilidad de buscarle con policías para obligarlo a asistir la Comisión Primera de la corporación.
El segundo, citó al exalcalde Enrique Peñalosa para que explicara la manera en cómo se estaba dando la contratación del transporte público en Bogotá durante su segunda administración.
Todo lo anterior, quiere decir que el Congreso de la República si está autorizado para hacer control político al alcalde o alcaldesa de turno en Bogotá y que los miembros de la Alianza Verde lo saben muy bien, por tanto, no pueden enviar mensajes confusos, ahora que son gobierno en la ciudad capital, porque es ahí donde cae una andanada de trinos recordando el pasado, como les sucedió a Angélica Lozano y a Inti Asprilla, al punto en que ambos reconocieron que si se puede y dejaron claro que para esto, deben cumplirse dos requisitos, el primero, que el debate se haga a través de las comisiones y no por la plenaria y el segundo que debe tratarse de temas que involucren a la Nación.
Superado el asunto, esperemos que en la próxima alcaldía de Bogotá no se presenten más estas discusiones inútiles, que lo único que logran es distraer la atención de lo realmente importante y que quienes deseen, desde el legislativo, ejercer el debido control político a la Alcaldía de Bogotá, lo hagan de la forma correcta, para que ni la alcaldesa encuentre la excusa perfecta que le evite asistir y para que quienes la respaldan, actúen con sensatez.
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