Entre algunos de los recuerdos de muchos colombianos del primero de enero de año nuevo se encuentra el del aumento del precio de la gasolina el día anterior, con lo cual se comenzaba el año con aumento en los precios a nivel general, sobre todo en los alimentos, y todo aquello que se transporte, es decir, casi todo lo que afecta a cada consumidor en Colombia.
Esta cuasi tradición cambió un poco en el 2007 con la creación del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles – FECP, el cual ha logrado entregar a los colombianos precios estables durante los últimos años en los combustibles, fondo adscrito al Ministerio de Hacienda. Pero desafortunadamente los últimos tiempos este Fondo ha generado déficits no menores año tras año, los cuales deben ser resueltos cuanto antes, ya que de continuar como hasta ahora, se incrementaría el déficit aún más gradualmente llegando a niveles insostenibles en el mediano plazo.
Aproximadamente el déficit es de $24 Billones de pesos, para final de año podría ser de $35 Billones. Con esta última cifra el actual gobierno nacional argumenta su decisión de aumentar el precio de los combustibles, define que este aumento en el déficit del Fondo FECP hace crecer un hueco fiscal generando una especie de subsidio creciente a quienes consumen combustibles en Colombia, según afirma el Presidente Petro.
Sobre la balanza ponemos la contraposición, el primero en alzar la voz fue el exministro de Hacienda del gobierno anterior, José Manuel Restrepo, quien manifiesta que ya se pagaron $14,2 billones de pesos del déficit mencionado y adicional afirma que se dejaron presupuestados $28,5 billones. Señala también que este tema del déficit corresponde a estrategias en pandemia, al no subir precios de combustibles, estos se estabilizaron y se evitaron 5 puntos adicionales en la inflación para la no afectación del a población más vulnerable y la recuperación de las Mipymes en el país.
Esto último que dice el exministro, tiene sentido, incluso ya comienza a debatirse en el Congreso un monto de $19 billones de pesos de los cuales se destinan los $14,2 billones al déficit. Pero es pertinente afirmar que al cierre del año el déficit será de más de $35 billones, casi el 2.7% del PIB, por lo tanto, esa diferencia tendría que ser pagada por el nuevo gobierno para deudas y cubrir el déficit de aquí al año 2025.
El tema de los precios en los combustibles en Colombia parece entonces un problema de no acabar, este gobierno parece, se encuentra determinado a sacar adelante el aumento a los mismos, debido a los déficits mencionados por parte del Fondo FECP, no es para menos y como hemos comentado anteriormente, a nadie le gusta pagar más impuestos, es difícil lograr un consenso en estos temas y claro, ya empiezan a surgir varias propuestas.
El gobierno argumenta que el dejar financiado el Fondo, como dice el exministro, implicó quitar $10 billones de pesos de la inversión para el 2023, lo cual trae como consecuencia la no provisión para programas sociales como “ingreso solidario” entre otros.
El tema es que independiente de quien tenga o no la razón, es un hecho el trámite de los ajustes para el aumento de los precios a los combustibles, así como es un hecho que por más que hayan dejado o no financiado o previsto estos gastos, en el mediano y largo plazo, subsidiar combustibles no parece la mejor alternativa para el Estado. Por esta y otras razones, algunos congresistas ya proponen, por ejemplo, concentrar el subsidio a la gasolina a través del SOAT solamente para Motos, transporte de carga y transporte público, con esto pretenderían evitar una afectación en los costos para los combustibles en muchas personas, veremos si esto prospera o no.
Otros congresistas también afirman vehementemente la ineficacia del gobierno anterior al dejar un déficit fiscal total de unos $83 billones de pesos, sumado a la deuda, lo cual amerita hacer reformas estructurales, como esta de los aumentos a los combustibles.
El precio de los combustibles solo contempla un 51% en ingresos para el productor, 13% corresponde a los impuestos nacionales y otro 13% a impuestos territoriales, el resto es para transporte, biocombustibles y los márgenes de distribución. La carga es grande, y los consumidores finales somos los directamente afectados si hay aumentos, pero, el sistema de subsidio al consumidor no es muy sostenible en el tiempo. No en vano muchos aseguran que esta política actual de combustibles genera un déficit constante, evidentemente afecta las finanzas del Estado, por lo tanto, me sumo a quienes piensan que se requiere un plan de acción de transición que tenga en cuenta precisamente los efectos de inflación y que pueda incluir a su vez medidas estructurales.
La medida y la función del Fondo FECP ha logrado tener un precio por galón de gasolina relativamente barato comparado con la región en Latinoamérica, para tiempos de emergencia como la pandemia, logró estabilizar los precios en los combustibles, ha evitado en esos tiempos mayor inflación, pero definitivamente se debe pensar en revaluar la estrategia, también ante estos tiempos de escases, conflictos mundiales y transiciones energéticas. Pensemos que deberíamos estimular el consumo de biocombustibles, pero con estas estrategias realmente estamos subsidiando para terminar estimulando el consumo de combustibles fósiles. Esperamos se logre una determinación para cubrir estos déficits, pero también a su vez, esperamos se logre un equilibrio en precios para los consumidores en el sensible tema de los precios de los combustibles, que, por ahora siguen siendo parte fundamental para el desarrollo de todo el país.
@jack80x