Juan Luis Castro

El Gobierno Nacional expidió el decreto que reglamenta la nueva etapa de nuestra convivencia con el coronavirus. Si bien la baja en las cifras de ocupación de UCI y la puesta en marcha de los pilotos de reactivación son motivos de esperanza, no podemos bajar la guardia. Ahora enfrentamos un descenso peligroso.

Ya vimos como el país pecó al no desplegar estrategias de prevención del contagio y al no dotar a los ciudadanos ni al talento humano en salud con los elementos suficientes para enfrentar la creciente curva de contagios, de ahí que la cifra de muertos ya ronde los 20.000. Sin embargo, ahora que las cifras muestran el aplanamiento temporal se abre el chance de fortalecer los protocolos para que el aplanamiento se convierta en un descenso.

Autocuidado. Pese a que se haya convertido en un mensaje reiterativo, el autocuidado será la base desde la que se podrá sanar el golpe que ha recibido el sistema de salud y se reconstruirá la economía.

El nuevo escenario que iremos configurando será una buena oportunidad para reparar y encontrar solución a los problemas que bruscamente nos recordó la pandemia. Las colombianas y colombianos merecemos un servicio de salud que respete la dignidad, seguridad alimentaria, agua potable, servicios públicos y la garantía de los derechos de todas las comunidades de esta nación.

Es recomendable robustecer medidas que acerquen los cambios que desde la política le debemos al país.

Ahora bien, tal como autónomamente la ciudadanía se preparó y tomó precauciones contra el virus, la gente debe mantener el cuidado ahora que las cifras permiten la reapertura. Muy grave sería que la reactivación de la economía se traduzca en un exceso de confianza.

Abandonar los protocolos de bioseguridad en la casa, en las tiendas del barrio, en los bancos, en los centros comerciales, etc, a causa del relajamiento es la peor situación a la que podríamos llegar.

Tal relajamiento nos dejaría muy mal parados ante la aparición de un rebrote que se convierta rápidamente en un alarmante incremento en la ocupación hospitalaria y el número de decesos. Tener que volver al aislamiento estricto representa un escenario adverso tanto para la salud mental de la ciudadanía como para el bolsillo de cientos de miles de familias que han pasado un mal rato.

Insisto en la invitación que ya hice tanto al Gobierno Nacional como a los gobiernos locales para que se encarguen del abastecimiento de tapabocas para el total de la población. Enhorabuena algunas ciudades han tomado la iniciativa.

También seguiré insistiendo en medidas que protejan y mejoren la calidad de vida de todo el país, más aún de cara a la reapertura en este momento de crisis económica en el que sin duda las clases medias y bajas son las más afectadas. Miles de personas están en riesgo de caer en la pobreza y no debería ser una opción pensar en hacer más pesada la carga impositiva que ya tienen, para tapar los huecos en el presupuesto.

Por eso les invito a apoyar iniciativas como la eliminación del IVA para los alimentos saludables y los elementos de desinfección. Es tiempo de que el Sistema Tributario de Colombia cumpla con los principios constitucionales de eficiencia, eficacia y progresividad y en definitiva el IVA no los cumple.

Estoy seguro de que si logramos garantizar, o por lo menos facilitar en buena medida, el acceso de toda la población a los mínimos estándares de seguridad estaremos más lejos de enfrentar una caída en pleno descenso que, de suceder, causaría graves heridas en la economía y la esperanza del país.

Recuerden el COVID sigue ahí, el único cambió es que ahora podemos salir a buscarlo, ¡Cuidémonos!

@JuanLuisCasCo