La política española de las últimas dos semanas se ha convertido en un juego de estrategia, más propio de una serie de televisión que de un país como España; fuerte, grande, moderno, diverso, con una gran Historia y de futuro- hoy por hoy- poco alentador. La política ha de ser el lugar de puesta en común, de Brainstorming de medidas; esas que ayudan a mejorar la vida de los ciudadanos o que sostengan a los que viven necesitados, ha de servir para solucionar y paliar problemas, ha de diseñar el futuro de un país… Pero sobre todo la política para que funcione, para que realmente funcione, necesita liderazgo.
¿Pero quién es el líder?
El que sabe escuchar, el que sabe sacar lo mejor de cada uno, el que se pone al frente de un problema, el que identifica lo esencial, el que resuelve con éxito y el que cuando falla lo sabe, lo reconoce y termina sus frases, cuando toca, con un lo siento. Y si además es preciso, deja paso.
En Europa, al igual que en España, no hay líderes políticos. Hay políticos que siguen las órdenes de otros aún más poderosos, oligarcas que manejan la economía y acaban entrometiéndose en la vida de todos, porque a esos pocos les renta y beneficia el puto taponcito de la Coca Cola. Los políticos de hoy no se salen del guion, movidos por el frío que hace fuera de las listas de partido, incapaces de tomar la iniciativa cuando se necesita. Mediocres, bienquedistas, deudores de favores y esclavos de su propia ambición. Los políticos, y esto es tónica general dentro de la Unión Europea, han dejado de lado a la gente que los ha votado.
Reconocer el error
¿Te crees que importa? A los políticos no. A las demás personas sí. Sí les importa. Decir lo siento, reconocer el error, calmar los ánimos en momentos de ausencia de liderazgo, de fallo político. Hoy los ánimos están demasiado encendidos en una España dirigida por un psicópata de manual. Decir lo siento reconfortaría a todo un pueblo en el hay quien ha perdido mucho, hasta la vida, y que vivirá en el fango hasta no se sabe cuándo. Dimitir es parte de ese lo siento, de aceptar que las cosas se han liderado mal. Deberían dimitir todos. La izquierda que gobierna el país no lo hará, pero ya sabemos cómo son y sobre todo, nunca se han distinguido por su decencia, ni por su amor a la verdad. La derecha que gobierna la comunidad debería dimitir por ejemplaridad. Si fallas, asumes. Porque a la derecha sí se le presupone una honradez en la política y hoy por hoy, se necesita.
Pero como no hay líderes, nadie dirá lo siento y menos aún dimitirán. Aunque ojalá me equivoque.
Queridos jóvenes…
Yo quiero esta semana disculparme antes todos los jóvenes españoles que me han sorprendido. Siento haber pensado que eráis una generación de mimados, que no habéis sabido sacar la esencia de la vida. Siento haberos juzgado de vagos, poco estudiosos y maleantes. Siento haber creído que lo vuestro era llegar borrachos a casa. Tal vez las estadísticas no estaban del todo bien interpretadas y el sesgo que tenía era grande. Siento haber pensado que no había un gran reemplazo, que llegaba una generación de ninis, hijos de lo peor del patriarcado, ajenos a toda responsabilidad social y ahora me doy cuenta de que lo que no hay son adultos ejemplares dirigiendo el país, pero gracias a Dios que hay miles de personas en sus casas educando jóvenes magníficos.
Mis disculpas a todos los que han dejado la comodidad de sus casas, la limpieza de sus calles, sus quehaceres como estudiantes o trabajadores y se han ido, guantes en mano, a limpiar el desastre que nuestros políticos no han sabido gestionar. Siento haberos juzgado mal.
Pero es que …
Dicen que son de extrema derecha, de movimientos ultras… No me importa. Lo siento. Lo siento porque las ideas que tenemos en nuestras cabezas no nos definen, cambian a lo largo de la vida, las circunstancias y los hechos. Y lo que cambia no puede definir al ser. Lo que se es, es. Pero me doy cuenta de que los medios y los periodistas y los adultos intoxicados os juzgan más por las ideas que por los actos.
Pero no hagáis caso a los medios, creadores de la posverdad, que se han vendido al poder que más reluce y los tiene cegados, haciendo propaganda de lo que sus dueños quieren. Creando relatos para que el algoritmo les beneficie con clicks. Queriendo impactar con muchas mentiras que construyen tergiversando el lenguaje.
Queridos jóvenes, nos definen los actos que realizamos, el cariño y la dedicación que ponemos en cada cosa que hacemos. No es lo mismo repartir bocadillos en la calle, que repartirlos y, además, abrazar al que lo necesita y mirarle a los ojos con ternura. No es lo mismo barrer el barro, que barrerlo con alegría. Y si algo me ha mostrado esta semana el algoritmo es que al horror que sufren los damnificados por la DANA se ha sumado una ola de jóvenes estupendos; alegres, invadidos por el espíritu de servir, de ser útiles al resto, que se han llegado a los pueblos de Valencia para ayudar en lo que sea. Ellos sí están preparados para liderar. Veo futuro.