Los expresidentes Uribe, Pastrana, Gaviria y Duque no pueden ocultarlo. La mezquindad de la que hicieron gala negándose asistir a la sesión de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores (CARE), reunida el pasado miércoles 21 de agosto en el Palacio de San Carlos, convocada por el Canciller, Luis Gilberto Murillo, no solo es reprochable, sino inaceptable, viniendo de quienes han ocupado la más alta dignidad en el Estado Colombiano.
Mezquindad y sectarismo que contrasta con la responsable actitud de los expresidentes, Ernesto Samper y Juan Manuel Santos, quienes concurrieron a la cita.
Los expresidentes ausentes han formulado enardecidas críticas a la posición del presidente, Gustavo Petro, respecto a los dos asuntos objeto de la sesión de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores: la ruptura de relaciones con Israel a propósito del genocidio que viene cometiendo Netanyahu contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza; y el papel de prudente y discreta mediación de Colombia que conduzca a una transición democrática negociada, en un intento por superar la crisis agravada, luego de los cuestionados resultados oficiales de las elecciones del pasado 28 de julio en Venezuela.
Precisamente por tratarse de un asunto de política exterior, el escenario natural de los ex jefes de Estado es dicha comisión y no las redes o la plaza pública como cualquier activista político en sarampión de campaña.
Precisamente fue ese el mandato de la Constitución de 1991 al definir las relaciones internacionales de Colombia como un asunto de Estado, como corresponde a una democracia respetable.
Para ello el artículo 225 de nuestra Carta Magna ordena la creación de la CARE y la define como el cuerpo consultivo para el cumplimiento de las facultades constitucionales del presidente de la república en la materia. Posteriormente la Ley 68 del 23 de agosto de 1993 dispuso medidas para modernizar y mejorar el funcionamiento de la Comisión habida cuenta el nuevo escenario de internacionalización y globalización de la economía y las relaciones entre los Estados y reiteró la indelegable presencia de los expresidentes de la república y de los excancilleres en ella, de tal suerte que sus opiniones sean un insumo para las decisiones del presidente de turno. Para la Constitución y la ley resultaría ideal que la CARE permita la construcción de consensos que fortalezca las decisiones en asuntos de nuestra agenda externa.
La sesión del desplante de los cuatro expresidentes de la derecha política fue de carácter informativa, lo que no le resta gravedad a su irresponsable actitud con asuntos de interés nacional.
Ese día se anunció para la semana que comienza una nueva sesión, esta vez ordinaria, que como lo señala la ley 68 del 93 será presidida por el propio presidente de la republica. Será un escenario crucial para Colombia respecto a Venezuela, luego de conocerse la cuestionable decisión de su Tribunal de Justicia validando, sin las pruebas solicitadas por la comunidad internacional, el supuesto triunfo electoral de Nicolás Maduro.
¿Nos sorprenderán con otro derroche de mezquindad, estos obtusos huérfanos de poder? Amanecerá y veremos.