En el artículo precedente quedamos en el momento en donde había que revisar cómo algunos pocos pudieron llegar a condiciones de monopolio. Y advertíamos que los “métodos” para llegar a eliminar a los competidores podían ser en franca lid en el mercado, o comprándoles su mercado o poniéndoles algunas trabas que los vuelva más débiles. Vamos a verlos.
Métodos para eliminar competidores y llegar al monopolio
En franca lid en el mercado, a través de descubrimientos, inventos, mejoras en el proceso, incluso en servicio y atención, siempre combinando el precio que los haya hecho más competitivos que sus competidores en el mismo mercado. Esta es una condición transitoria, porque si el mercado sigue siendo libre siempre aparecerá un nuevo competidor con algunas nuevas características diferentes, algunos usos y beneficios no iguales, con productos sustitutos o un mejor precio para los demandantes dividiendo el mercado del monopolio o quitándole alguna participación. Esa es la magia del capitalismo, la competencia. A través de la competencia en los mercados libres, cada vez más gente puede acceder a productos y servicios mejorados a mejores precios y así, en un movimiento contrario a la desigualdad ha ayudado a que millones de seres humanos hayan salido de la pobreza. Esta clase de empresarios, que buscan la competitividad permanentemente a través de mejoras en sus productos o servicios, son los buenos del capitalismo, y si se enriquecen en el proceso, son entonces los buenos ricos (suponiendo que además de respetar el libre mercado pagan juiciosos sus impuestos, reinvierten sus beneficios y son buenos ciudadanos).
Otro método es comprando mercado. Es lo que hemos visto con intensidad desde los años 80 con las fusiones y adquisiciones en todos los sectores y en todo el mundo buscando economías de escala y tendiendo al monopolio. Como la concentración de la producción y las ventas en un solo oferente mata la magia del libre mercado, ahí es donde deberían aparecer los Estados para vigilar que no acabe la fiesta, a través de regulaciones como las leyes antimonopolio con las que se inhiba el estímulo natural que tienen los oferentes al monopolio. Claramente, quienes tienen la posibilidad de volverse monopolio, o ya lo son, de ninguna manera quieren que haya regulación en el mercado. Aquellos son quienes promueven los movimientos libertarios, de liberación total de los mercados, de cero intervención de los Estados en los mercados, lo cual es parte de la receta del conocido neoliberalismo. Y tienen a favor el buen cuento de la magia del libre mercado al que ya nos referimos, omitiendo mencionar, desde luego, la grave desigualdad que genera la condición de monopolio; también tienen a favor que muy pocas personas en los pueblos del mundo conocen esto y se dejan manipular con que cualquier intervención del Estado es la antesala del comunismo; claro, todo en extremo llega a ser malo: cero intervención deja florecer los monopolios y mata el libre mercado, y demasiada intervención acaba con el libre mercado por inanición. Ninguno de los dos extremos es bueno; el Estado debería regular y vigilar que las reglas de juego del libre mercado planteadas en la teoría se cumplan al máximo en la realidad si se quieren recoger sus beneficios.
El tercer método es poniendo trabas que vuelvan más débiles a los competidores. Algunos ejemplos: manipulaciones de precios para quebrar a la competencia, daños físicos a sus productos para que no lleguen bien a los consumidores, o la más poderosa: hacer que el poder político logre que el Estado les ponga las trabas por ellos (impuestos, restricciones de entrada, investigaciones mal intencionadas o no ejerza las regulaciones para preservar el libre mercado, etcétera). La teoría del libre mercado presume que los actores se comportarán bien y no corruptamente, y por eso no necesitaría intervención del Estado. Pero si además, la intervención del Estado se hace en forma corrupta su efecto es terriblemente multiplicador de esa riqueza corrupta. Por eso es por lo que no debe ser lícito que quienes han alcanzado éxito es sus mercados (poder económico) participen también en el poder político, directa, indirectamente o financiando políticos, porque es el poder político el que mueve el Estado y puede usarse con gran fuerza en favor de intereses económicos particulares en forma corrupta.
Comprando mercados pero con dineros corruptos.
También hay quienes compran mercados (compran a las empresas que tienen una participación fuerte en su mercado) con dineros de otros mercados o incluso con dineros mal habidos. En el primer caso, estamos ante la concentración de la riqueza en unas pocas manos, tendencia del capitalismo, que ha permitido crear unos super capitales, que a su vez se alimenta a sí misma. Y que ha partido de la eliminación de competidores en sus mercados, en franca lid o en forma corrupta, ya que en la práctica no se diferencia al capital que proviene de un buen método de concentración del que no. Cuando se ponen trabas a los competidores como las descritas arriba, se está traicionando la teoría del libre mercado actuando en forma corrupta, por lo que la riqueza que allí emana es igualmente corrupta.
Y no se diga del segundo caso. En Colombia conocemos bien de esto con el narcotráfico y su hiper poder emanado de las cantidades enormes de dinero que llegan a tener sus capos, que usan para comprar empresas y así lavar no solamente su mal habido dinero sino su aceptación en la sociedad, como si nada. El caso del narcotráfico es un caso extremo, pero no hay que dejarse confundir: si la riqueza provino de los métodos corruptos para el libre mercado también son inaceptables (los malos ricos) porque traicionan la teoría sobre la cual, en la práctica, basamos nuestra vida en sociedad. Si la teoría no se cumple “se cae su estantería” como se dice coloquialmente y que es lo que ha estado pasando en toda su historia pero que ahora se ha agudizado llegando a una tremenda concentración de la riqueza en poquitísimas manos mientras que abunda la pobreza a lo largo y ancho del planeta.
Cuando los oligopolios (que se conforman cuando muy pocos oferentes controlan un mercado) entran en colusión y actúan como monopolios, también se configura otra corrupción que traiciona la teoría del libre mercado (colusión es la práctica en la que empresas que compiten en un mismo mercado, acuerdan aumentar o fijar precios, reducir la producción, repartirse el mercado o bloquear el ingreso de nuevos competidores, con el objetivo de incrementar los beneficios de las empresas participantes (OCDE, 1993). También se conoce como cartelización).
¿Funciona la teoría económica del libre mercado?
Posiblemente no tengamos ningún libre mercado en el cual sustentar el sistema económico real en el que vivimos. Una teoría interesante, pero que no se aplica en la realidad, da por resultado algo diferente como la desigualdad, la pobreza y la concentración de la riqueza en poquísimas personas. La promesa del capitalismo se basa en una teoría que no resulta cierta porque no tiene en cuenta la propensión natural del ser humano a la codicia, en el mejor de los casos, y de su espíritu corrupto que se dispara en razón a la codicia, en el peor de los casos.
Como a lo mejor no hay mercados realmente libres sino llenos de defectos, es posible que no exista tampoco la magia que el capitalismo promete y por ello hay que ayudarle desde el Estado para que el bienestar se extienda a toda la población y se preserve la democracia. En nuestro próximo artículo abordaremos las cifras que miden la desigualdad como el índice Gini y el Palma, y el interesante tema de cómo entender la desigualdad “antes” y “después” de impuestos y trasferencias.