Esta semana se reactivó a toda máquina la discusión pública en el país. Y es que No solo iniciaron nuevamente las sesiones del legislativo, con el reinicio han aparecido un montón de temas -que no vale la pena mencionar- con los que a todas luces pretenden dilatar, dilatar y dilatar las conversaciones que sí deberíamos estar teniendo. ¿Cuáles? Que a diario mueren entre 100 y 130 personas, por poner un ejemplo.
Pero bueno, en gracia de discusión hay un tema que cautiva poderosamente mi atención: la “reforma fiscal” del gobierno. El gabinete de Duque, en especial su ministro de hacienda, justifica a como de lugar la existencia y ampliación del cobro de IVA pues la facilidad en su recaudo parecer ser la mejor forma de tapar los huecos que ellos mismos han ido abriendo.
Sin embargo, al justificar el crecimiento de este impuesto dejan a un lado un aspecto no menor y es la profundización de la desigualdad y la pobreza en todo sentido.
Para cubrirse de este señalamiento, hábilmente han creado una estructura de devolución del IVA en la que a quienes más les cuesta pagarlo les será devuelto. “Mira a ver cómo me pagas que yo después de te devuelvo” se dice fácil o ¿no?
Ahora bien, en el papel la devolución es maravillosa, la gran acción del estado cooperando de manera armoniosa en pro de las poblaciones vulnerables y necesitadas ¡UTOPÍA! Este gobierno ya dejó claro que le es imposible garantizar la devolución real del impuesto y que le cuesta muchísimo trabajo acceder a la totalidad de las comunidades que deberían ser objeto de este auxilio, pues asume por derecha que la población tiene acceso, ergo, no ofrece garantías de conectividad y mucho menos de bancarización. Si no me creen, les invito a revisar el funcionamiento del Ingreso Solidario.
Si bien es cierto que el país necesita un reajuste de las cargas impositivas que tiene la ciudadanía, la discusión actual esta cimentada en puros chismes y chivas periodísticas que le dan manivela. Como vicepresidente de la Comisión IV de Senado puedo dar fe de que a sol de hoy el Gobierno Nacional no ha compartido un solo borrador con las comisiones económicas del Congreso sobre lo que propone en esta reforma. Alarmante.
Ojo, más alarmante aún es que en pleno Informe de la Comisión de Expertos en Beneficios Tributarios sobre los cambios que busca airoso el ministro Carrasquilla la delegación de Fedesarrollo de manera impresionante y casi que simultánea logró exponer un análisis sobre el informe que acababan de conocer. ¿Será posible que el Gobierno comparte esta información primero con privados y luego sí con el ente que debe encargarse de dar la discusión? ¿Por qué no socializan ninguno de sus borradores con las comisiones económicas?
Y así es como avanza la discusión, con la venia tácita del Gobierno para dar el debate en los canales no oficiales y -si se me permite la impertinencia- ir corrigiendo antes de llegar a la discusión real. ¿Qué tanto improvisan? Yo sinceramente creo que no lo hacen.
Es un hecho que se darán grandes cambios para los bolsillos de la ciudadanía y por eso no puedo dejar de reiterar el llamado a sacar adelante iniciativas, que cumplan con los principios constitucionales de equidad, eficiencia y progresividad.
No puedo dejar de mencionar proyectos de ley que hoy siguen su paso por el legislativo, como la aplicación del impuesto a las bebidas azucaradas, al tabaco, y la implementación del etiquetado frontal de alimentos y de productos genéticamente modificados, o el fortalecimiento y la defensa de los entornos escolares saludables, entre muchos otros que impactan considerablemente el recaudo de la nación y benefician de manera notable la salud pública, que sigue siendo el principal tema en la agenda de hoy.
El país no puede permitirse entrar en ese baile que solo pretende dilatar, dilatar y dilatar los temas y conversaciones que urge solucionar. La muerte de cientos de compatriotas se ha hecho paisaje y por ningún motivo puede mantenerse de esta manera, tan solo imagine que en un semáforo de su ciudad mueren diariamente 100 personas. Inaudito. Así que le invito a cuidar su vida, la de sus personas cercanas y sobre todo a no olvidar que si la vida está constantemente en riesgo avanzar en otras conversaciones no solo no es fácil, tampoco es ético.
Presidente, usted, su partido político y la bancada de gobierno podrían mejorar los estándares de vida digna para toda la población y si quiere después hablamos de armar civiles, aumentar más los impuestos o de lo que quiera… antes no, por favor.