Los más interesados en que el acuerdo de paz firmado entre los exfarc y el Estado deberían ser los mismos exfarc, especialmente su líder, y presidente del Partido Comunes, Rodrigo Londoño, conocido también como Timochenko.
Poco se le ve a Timochenko exigiendo al Estado el debido cumplimiento de unos Acuerdos de Paz que le costó tiempo, sudor y lágrimas al país entero firmarlos, como para que se los deje morir por cuenta del poco interés de la institución para implementarlos y el silencio de quien se supone lidera la causa de todos los firmantes.
De nada vale quejarse en estos momentos por el poco empeño de Iván Duque para implementar los acuerdos durante su período presidencial. Se sabía desde el 7 de agosto de 2018 que el gobierno del Centro Democrático haría todo lo posible por desbaratar todo lo que sonara a paz.
Lo que sí no se esperó es que un gobierno liderado por un presidente que viene de un proceso de paz como Gustavo Petro, no haga lo posible por acelerar la llegada del Estado a los territorios que se priorizaron para implementar los acuerdos de paz.
Mucho menos se esperó que la persona que los exfarc escogieron para que los representara en las instancias políticas y gubernamentales, se decidiera por el camino de la pasividad.
A los firmantes de paz no solo los están matando, también los están desplazando de los territorios donde decidieron establecerse una vez se firmó la paz y Timochenko no ha dicho nada, es como si no le importara su gente.
Tampoco se le conoce una postura frente a la absurda idea de Gustavo Petro de acudir al poder constituyente dizque para hacer cumplir los acuerdos de paz y tampoco ha dicho nada en lo que respeta a los procesos de paz con la Segunda Marquetalia y el Estado Mayor Central, grupos ilegales que no deberían tener estatus de beligerancia.
Timochenko es quien debería exigir el debido cumplimiento de lo firmado, al fin de cuentas, fue el quien lideró la delegación de las Farc durante el ciclo de conversaciones en la Habana, Cuba. Además, tuvo que desgastarse durante días enteros en medio de unos diálogos que tuvieron momentos de fuertes tensiones, y que culminaron en la firma de una paz, que hoy se ve desgastada por la falta de norte del gobierno Petro.
No es posible que quien se supone debería tener el mayor interés en el debido cumplimiento del Estado con una paz que costó firmarla, haya tomado el camino de la pereza y el desentendimiento del tema.
¿Tendrían razón quienes se retiraron del Partido Comunes porque no estaban de acuerdo con que Timochenko manejara los destinos de la colectividad?
Oscar Sevillano