A pocas semanas de que Duque deje el mandato, estamos recibiendo un país descuadernado, en escombros morales y administrativos, hechos como lo de la alcaldía de Medellín con la suspensión de Daniel Quintero, por parte de la Procuraduría, lo del Clan del Golfo que no lo controla nadie, lo del General Zapateiro involucrándose en temas políticos, la ley de garantías, el tema de los “Ñeñes”, también podemos decir que lo de Puerto Leguizamo en el Putumayo es un tema que amerita urgente claridades del Estado y el gobierno nacional.
Hoy la deuda pública para hablar del tema económico está en 172 mil millones de dólares mucho más del 50 por ciento del PIB, eso es muy grave y de eso sí que saben los colegas de las comisiones terceras y cuartas porque lo analizan a cada momento.
Como también es muy grave lo que le pasó al fiscal paraguayo Marcelo Pecci, asesinado en Cartagena. Ahora, el costo de vida por las nubes, ninguna plata alcanza para suplir las necesidades básicas de cualquier familia colombiana, la carestía en los insumos agropecuarios, el mapa de conflictividad de hace cuatro años comparado con el de hoy, es totalmente adverso a los intereses de la tranquilidad de los colombianos, además la inseguridad reinante en pueblos y ciudades de Colombia.
Y sobre el tema del narcotráfico y en relaciones de funcionarios del gobierno en este delicado tema, tampoco hay acusaciones formales, en cambio las relaciones del Congreso en el 35 por ciento de paramilitarismo hace unos cuantos años sí está basado en verdades y decisiones judiciales. Lo de los directores del DAS que eran cuotas de los narcotraficantes o generales de la República, entre esos, el General Santoyo y Buitrago que fueron jefes de seguridad de Palacio que fueron a confesar a los Estados Unidos esas si son decisiones judiciales.
Lo único positivo de esta horrible noche es que ya casi cesa, quedan poco menos de doce semanas para que este gobierno nefasto salga del poder y empiece la transición al cambio y a las grandes y urgentes reformas que requiere el país.