Las autoridades fiscales y monetarias han usado una amplia batería de recursos para enfrentar las consecuencias nocivas de esta pandemia, consecuencias que se dieron por el cierre abrupto de la economía dado que no había mayor información sobre cómo enfrentar la enfermedad y tampoco teníamos un sistema de salud preparado para la capacidad que se requería. El país aceptó durante un tiempo las medidas que se impusieron, lo que implicó la parada total de la construcción, el cierre completo del comercio, un colapso inusitado del sector informal y de las manufacturas.
Esta situación produjo el peor trimestre económico de la historia del país, comparado con el mismo trimestre del periodo anterior, el desempleo se duplicó afectando en mayor medida a las mujeres, se destruyeron más de 4.5 millones de puestos de trabajo, las exportaciones cayeron en más de 40%, la producción industrial, el comercio y la manufactura cayeron a ritmos estrepitosos y para el producto interno bruto, se prevé una caída de más del 20% para el segundo trimestre del año.
Sin embargo, viendo el vaso medio lleno, en el último mes se presentaron dos situaciones en el mercado laboral. Por un lado, muchas de las personas que estaban desocupadas se declararon en desempleo, por eso este aumentó dos puntos porcentuales con respecto a abril, pero otras retornaron a sus puestos de trabajo en la medida en que algunos sectores retomaron actividades. Aunque los números de mayo sean malos, muestran una mejoría.
A continuación resumiremos algunas de las políticas tomadas y se darán algunas sugerencias para lo que viene:
En materia fiscal
La política fiscal en la pandemia apoyó principalmente a las personas menos favorecidas, quienes recibieron extensiones de los programas gubernamentales para que pudieran mantenerse en sus casas durante la pandemia; además, el gobierno hizo la tarea de localizar más de un millón de hogares que no estaban en sus bases de datos para bancarizarlos y hacerlos parte de esta estructura de subsidios direccionados. También implementaron anticipadamente la devolución del IVA a los más pobres que estaba pensada para comenzar en diciembre. Fue un esfuerzo titánico aunque insuficiente.
En cuanto a las empresas, la política fiscal fue mucho más restrictiva, el gobierno respaldó préstamos a través de los bancos comerciales para empresas con el fin de que pudieran pagar la nómina. Las micro y pequeñas empresas no eran sujeto de crédito antes de la pandemia y mucho menos lo serían en una situación de mayor riesgo. Dar garantías para créditos, que fue lo único que se hizo durante casi dos meses, no es política fiscal y tampoco garantiza que los recursos le lleguen a quien los necesita.
Solo hasta mayo el gobierno lanzó el subsidio a la nómina, pasaron casi tres meses para que los primeros beneficiarios recibieran los subsidios, cuando la caja de las empresas no duraba más de 30 días, muchas estaban quebradas. No deja de ser una buena política para quienes pudieron beneficiarse de ella, ayudará a mantener el empleo en una situación de incertidumbre máxima.
También se invirtieron recursos gigantescos en poner al día el sistema de salud, que estaba bastante atrasado, muchos de estos recursos fueron reasignaciones presupuestales que el gobierno nacional hizo, utilizando recursos de los entes territoriales que estaban destinados a pensiones que no se harán efectivas en los próximos 15 años.
En materia monetaria
El banco de la república fue el gran jugador en esta pandemia, proveyendo liquidez al mercado en pesos y en dólares, abrió cupos para compra de bonos del gobierno y de entidades financieras que estaban en una situación de exposición, pues hubo retiros masivos en la medida en que todo el mercado estaba requiriendo liquidez. Además, puso las tasas de interés en niveles históricamente bajos y como un signo de protección ante una situación mundial incierta, aumentó el nivel de reservas internacionales. La mejora en los precios del petróleo y la gran cantidad de divisas disponible en el mercado internacional, han hecho que el precio del dólar ceda y se espera que se mantenga en estos niveles hasta que termine el año.
Lo que viene
Es bastante incauto pensar que vamos a salir de esta crisis solo con ayuda del gobierno, se debe dar una situación de “todos ponen”, en la cual asumamos una reforma tributaria, que no debería implicar únicamente la generalización del IVA con una menor tasa a todos los bienes de consumo, también se deben aumentar los impuestos a los dividendos y a los grandes capitales (al patrimonio), reducir las exenciones tributarias en general y por ejemplo pensar en propuestas como impuestos específicos al ganado, que pueden contribuir con más de un billón de pesos si se cobran 15.000 pesos por cabeza cada 4 meses, este impuesto se puede cobrar al sacrificio y puede tener justificaciones ambientales. Los pequeños campesinos ganarían entre $60.000 y $100.000 pesos menos por cabeza al sacrificio, pero contribuirían con la solución de crisis, también se puede retomar la idea de los impuestos a las bebidas azucaradas.
Hay sectores que no han podido abrir sus puertas pero generan empleo como el sector turístico, los restaurantes y el de entretenimiento y aun no existe una fecha para que estos vuelvan a algo cercano a la normalidad. Se requieren políticas diferenciales.
Finalmente, debemos tener sobre la mesa nuevas estrategias de colaboración del banco de la república, generar otro cupo de compra de bonos del gobierno y de compañías privadas, no solo en el sector financiero; estar dispuesto a utilizar parte de sus reservas internacionales para dar una línea de crédito al gobierno cuyo pago esté respaldado en algún activo, por ejemplo, en las utilidades de Ecopetrol o en las utilidades del mismo banco que a 2019 llegaron a $7.1 billones.
Debemos prepararnos para contribuir, todos en la medida en que podamos, y los que más tienen deberían contribuir más, el gobierno se debe encargar de ello, lo cual ha demostrado ser difícil en este país.