¿Ustedes sabían que sí hay una forma de derrotar al virus con pocas muertes y una economía menos afectada?
Se ha ido fijando en la cabeza de la gente que 55 mil muertos eran inevitables, “que la pandemia es así” “qué se le va a hacer”, “que no había otro modo de salvar la economía”, “que el presidente hace lo que puede”, que esto es como un “desastre natural inesperado” … pues déjenme decirles que no es así.
En el mundo hay dos sistemas que han predominado en el manejo de esta pandemia, uno, que se basa en permitir el contagio paulatino y hasta cierto punto regulado en busca de la llamada inmunidad de rebaño para salvar la economía a toda costa. Este modo de afrontar la pandemia le resta responsabilidad al Gobierno de turno y al Estado y le echa la culpa a la gente por no quedarse en casa cuando simplemente está tratando de sobrevivir. “La culpa es de la gente que no se cuida”.
Este sistema lo han empleado los países que suman más contagios y muertos como Estados Unidos, Inglaterra, Brasil, Colombia, entre otros. Recuerden a Boris Jonhson diciendo que no cerrarían la economía; recuerden a Trump y a Bolsonaro restándole importancia a la pandemia y recuerden a la ex Ministra del Interior, Alicia Arango, diciendo que “para qué iban a cerrar ciudades donde el virus no había llegado”, justamente unos días antes de que Claudia López iniciara el confinamiento. A Duque luego le tocó sumarse.
Este esquema tuvo un error de cálculo grave al priorizar la economía y es que en el momento en que colapsa el sistema hospitalario y la gente se comienza a morir y descomponer en las casas, los muertos comienzan a quedar tirados en las calles y los cementerios se quedan sin fosas, justo en ese momento, ¿qué economía puede funcionar? Recuerden a Guayaquil. Es ley, si colapsan los hospitales le sigue la economía.
Colombia empezó bien, el 1 de mayo del año pasado podríamos decir que el país tenía el COVID neutralizado, sumábamos en total 6.931 casos reportados y 313 muertos, en otras palabras, de marzo a mayo acumulábamos en contagios y fallecidos lo equivalente a un día de hoy. Ese día Iván Duque comenzó a relajar las medidas, 6 meses después pasamos de dos millones de contagios y 55.000 muertos, al finalizar el 2021 llegaremos a tres millones y 100 mil muertos, muertos que, por cierto, se han vuelto paisaje. Algunos dirán, ¿Y qué más podía hacer? Hay otro modo, se los explico:
La otra forma de afrontar la pandemia y de la que casi nadie habla en Colombia, es la implementada en varios países asiáticos y algunos europeos que no solo derrotaron al virus, sino que sus economías ya están creciendo. ¿Ustedes no se han puesto a pensar cómo China siendo un país 40 veces más grande que Colombia ya derrotó al virus? ¿Qué me dicen de Japón, Taiwán, Corea del Sur y Finlandia? ¿Por qué se emplea tan poco tiempo y análisis en estudiar estos casos para entender en qué fallamos?
Estos países hicieron varias cosas bien. Primero, se cerraron en confinamientos agresivos para frenar el virus, le dieron dinero a la gente para que sobreviviera y con su consumo sostener la economía (Duque lo hizo tarde y mal). Entendieron la llegada de la pandemia como cuando nace un incendio forestal, si lo frenas a tiempo no pasa de una llamarada local, pero si lo dejas crecer será un infierno de fuego que arrasará con todo sin control. Luego, establecieron controles férreos en aeropuertos y fronteras para que el virus no siguiera llegando, ¿han visto el video del español que detalla los 20.000 procesos de control sanitario que tuvo que enfrentar para entrar a China hace poco? Bueno, compárenlo con Duque peleando con un juez porque no lo dejó eliminar algo tan mínimo como las pruebas PCR para ingresar a Colombia.
Finalmente, estos países que ya derrotaron al coronavirus, salvaron vidas, empleos y tienen sus economías creciendo, hicieron una tercera cosa bien: duras medidas de prevención y cercos epidemiológicos, pero en serio. Ellos entregaron millones de tapabocas de varias capas a toda la gente, los sistemas de salud fueron muy eficientes detectando casos y aislándolos, además, y hay que decirlo, estaban entrenados en usar tapabocas, lavarse las manos y enfrentar enfermedades respiratorias. En Colombia que yo sepa, nadie regaló tapabocas de alta calidad con todo que le llevamos la propuesta al Gobierno Nacional, los cercos epidemiológicos funcionan a medias, las EPS hacen las pruebas 5 días tarde en el mejor de los casos.
Lo cierto es que estos países asiáticos y Finlandia hoy tienen pocas muertes y tienen su economía andando. Nosotros tenemos 55 mil muertes, y la economía quebrada. Hay que decirlo sin ambigüedades, lo hicimos mal y el costo se mide en vidas, empresas quebradas y empleos.
De modo que es momento de que abramos los ojos, Duque eligió el camino equivocado empujado por su partido y los gremios económicos. Hoy el presidente nos ha logrado vender la pandemia como un desastre natural inevitable e inmanejable, y cada día lee la cantidad de muertos en su programa de televisión como si fueran titulares de noticias antes de ir a comerciales. Hoy Iván Duque se escuda en “¿quién iba a saber que esta pandemia iba a llegar?” y sus acólitos en los medios dicen que hizo lo que mejor pudo. ¿Pues eso es lo mejor? ¿Perder 55.000 vidas que serán 100.000 al finalizar el año, y arruinar la economía?
Duque confinó a un país donde el 47% de la gente trabajaba en el rebusque sin una renta básica, sin salvar las microempresas, sin salvar empleos, sin proteger al personal de la salud. Luego abrió la economía sin medidas de prevención serias, delegando cercos epidemiológicos a las EPS, entregó al país al “sálvese quien pueda” o mejor, al “que mueran los que se tengan que morir”, todo por ceder a las presiones de su partido y de los gremios.
De este error hoy poco se habla porque compramos la narrativa de que los muertos eran inevitables y que el presidente hace lo que mejor puede, ¿por qué no van y le intentan vender ese cuento a la presidenta de Finlandia o al de Corea del Sur a ver qué les dicen?
Postdata: Las nuevas cepas están naciendo en Brasil, Inglaterra, Estados Unidos, justamente los países que coquetean con la inmunidad de rebaño como la única medida de inmunización y defensa de la población. Ya sabemos que este no es el camino.