El Hueeecooo, por: Andrea Nieto, columnista invitada


Por: Andrea Nieto, columnista invitada


Se acuerdan de ese concurso de hace años de un programa de televisión llamado “No me lo Cambie”, que consistía en que un equipo del programa se desplazaba por la ciudad para buscar los peores huecos de la malla vial y que con papayera, niños de colegios y las comunidades de los barrios, median los huecos de barrio en barrio, en medio de un ambiente burletero y carnavalesco.

Siempre he creído que ese humor negro con el que asumimos los colombianos nuestras desgracias es un mecanismo de defensa que tenemos con la realidad que supera la ficción. Si hay un mal-estar que ha hecho metástasis en los bogotanos son los huecos en las vías de la ciudad. Pareciera que por cada hueco que se repara aparecieran cinco más. La falta de mantenimiento vial por doce años, hizo mella en el sistema.

La ciudad está dividida en 117 mil segmentos viales que organiza hasta cierto punto la intervención de tres entidades: Instituto de Desarrollo Urbano, Unidad de Mantenimiento Vial y los Fondos de Desarrollo Local en cada una de las 20 localidades de la ciudad. El primero, se encarga de la vías troncales y arterias, y las otras dos entidades del mantenimiento y construcción de las vías barriales e intermedias. La ciudad aún está en mora de poner en marcha una política de gobierno digital que le permita ser más eficiente en la ejecución presupuestal y coordinación institucional. Cruzar las intervenciones de obra en tiempo real de cada una de las entidades, podría no solo ayudar en la coordinación que hoy todavía se realiza con lápiz y papel, sino que además le podría dar voz a las comunidades que saben cuál es hueco que les duele todos los días.


“Nadie en el distrito se atreve a decir cuántos huecos hay, pero creo que viene siendo hora de dejar de creer en que la solución es imposible y pasar a la acción con cifras transparentes”

Andrea Nieto

Si articular a dos entidades en el distrito puede ser engorroso, imagínense lo que puede suceder sumándole el trabajo que deberían hacer cada una de las localidades cuando comparten calles, cruces y hasta ciclorutas. Si bien, el Estatuto Orgánico de Bogotá en su momento fue la plantilla sobre la cual se organizó el funcionamiento de la Bogotá para el siglo XXI, hoy se le queda chiquito para una ciudad que ha cambiado y que crece con necesidades y carencias distintas, de zona a zona, de barrio a barrio.

La actual administración afirma que ha intervenido en mantenimiento vial en materia de huecos cerca de 800 kilómetros de una malla que tiene 15 mil kilómetros en su totalidad. Eso implica a penas el 5,33% de la intervención total que se necesitaría en materia de huecos y esta es la razón por la que la percepción de la baja capacidad de tapar huecos en los ciudadanos es constante. El presupuesto de la Unidad de Mantenimiento Vial no es para nada una cifra despreciable, son cerca de cien mil millones de pesos por año, con lo que con dos administraciones de alta capacidad de ejecución podría lograr que en ocho años se logrará en materia de huecos intervenir cuatro mil kilómetros. Un descuido en el mantenimiento vial en los próximos años implicará no solo el retroceso de lo que se está logrando, sino perpetuar el mal-estar en la forma como vivimos (¿padecemos?) a Bogotá.

Nadie en el distrito se atreve a decir cuántos huecos hay, pero creo que viene siendo hora de dejar de creer en que la solución es imposible y pasar a la acción con cifras transparentes que conozca la ciudadanía y con la posibilidad de que la gente pueda mediante aplicativos tecnológicos modernos, alertar sobre la existencia de huecos, presentar solicitudes en las alcaldías locales e instituciones distritales, hacerle seguimiento a la ejecución de los recursos y ver por fin que sus dolores de cabeza tienen solución y los cambian por bienestar.