El nuevo cupo de endeudamiento ¿una apuesta necesaria?

El voto libre, el voto producto de le deliberación, el voto vital como concejal supone que pueden existir dudas, que es necesario disponer de análisis juiciosos que incidan en la manera en que uno vota, es un voto que está por fuera de las amenazas, chantajes o presiones. En este momento confieso frente al nuevo cupo de endeudamiento, que es por $5,8 billones, tengo razones para votar a favor y razones para votar en contra…sigo pensando mi voto.

El pasado 3 de mayo la Administración radicó ante el Concejo Distrital una nueva solicitud de cupo de endeudamiento para la ciudad por un valor de $5.8 billones, con los cuales se busca aportar a la financiación de la segunda línea del Metro ($2.8 billones), construir infraestructura social y financiar becas de educación media y superior.

La administración ha afirmado reiterativamente que estas inversiones están orientadas a combatir la crisis social y económica producida por la pandemia, y especialmente orientadas a reducir el desempleo de la ciudad, que en la pandemia afectó con más fuerza a jóvenes y mujeres.

Sin embargo, haciendo un repaso de las inversiones proyectadas con este cupo de endeudamiento queda claro que las mismas no tendrán los efectos prometidos en la generación de empleo a corto plazo, especialmente para jóvenes y mujeres.

Solo para ilustrar, la segunda línea del Metro, que ocupa casi la mitad del cupo de endeudamiento, se comenzaría a construir a partir de 2027, es decir que el grueso de los empleos generados solo se materializará hasta ese año.

Además, con los recursos del cupo de endeudamiento que se aprobaron en 2020, y con los cuales se prometió generar empleo joven y femenino, apenas se han creado 13% de empleos para mujeres y 15% de empleos para jóvenes, del total de empleos generados.

Pero más allá de esto, nos asalta una enorme preocupación: esta administración es la que más se ha endeudado en la historia reciente de la ciudad. Entre 2008 y 2019 los niveles de deuda nunca habían superados los $2 billones anuales; de hecho, el nivel de deuda en 2019 fue de apenas $1 billón.

Sin embargo, desde el 2020 hasta la actualidad la deuda ha crecido enormemente, por lo que a marzo de 2022 el nivel de deuda de la ciudad ya se encuentra casi en $7 billones, y si se llega a aprobar el cupo actual de endeudamiento podríamos estar hablando de casi $13 billones. Es decir, pasaríamos de $1 billón a $13 billones en menos de 4 años.

¿Es este nivel de endeudamiento responsable? La administración ha señalado que, de acuerdo con los parámetros establecidos en la Ley, este nivel de deuda que se contraería es sostenible, no obstante, ese nivel de deuda le implicaría a la ciudad prescindir de aproximadamente $10 billones en los próximos 10 años por concepto de servicios de deuda, los cuales podrían ser inversión social valiosa para la ciudad.

Solo para tener una idea de cuánto tendría que prescindir la ciudad: $10 billones son más de 20 veces el presupuesto de inversión anual del Sector de Desarrollo Económico, más de 12 veces el del Sector Cultura, Recreación y Deporte y casi 10 veces el del Sector de Integración Social.

Ahora bien, la ciudad ya tuvo que prescindir de activos estratégicos del Grupo de Energía de Bogotá (GEB) para financiar el metro, pues vendió el 9.4% de su participación en el GEB para obtener $1.6 billones con los que comenzaría la financiación de la segunda línea.

Haber vendido estos activos estratégicos implicó para la ciudad haber perdido por lo menos $1 billón por concepto de dividendos en los próximos 5 años. Es decir, sigamos sumando pérdidas para la ciudad.

Bogotá tiene un comportamiento fiscal admirable. Es una ciudad que ha realizado el grueso de sus inversiones sociales a partir de sus propios recursos y no de las transferencias de la nación o de la deuda contraída. Esta es una tradición que no podemos perder.

Ahora, el 41% del cupo de endeudamiento va a educación ($2,49 billones), de ellos casi la mitad ($1,09 billones) va a “proyectos de infraestructura educativa”, Con esta deuda se construirían 19 colegios de jornada única.

Una apuesta de la ciudad por la jornada única es una apuesta revolucionaria y trascendental: impacta la calidad educativa de los jóvenes, impacta la vida de estos jóvenes y de posibles conductas que entren en conflicto con la ley, impacta el bienestar de estos jóvenes y sus familias: disminuye pobreza y aumenta la probabilidad de tener empleo digno.

La jornada única son como ”4 vueltas y un mandado”. Si hablamos en el Partido Verde de que con educación todo se puede, la jornada única es una herramienta muy potente para desarrollar esa idea. Este argumento puede ser razón suficiente para aprobar el cupo.

En términos prácticos qué vamos a hacer: vamos a radicar una proposición sustitutiva del articulado para que el valor del cupo de endeudamiento solicitado solo corresponda a las inversiones sociales en educación y oportunidades para las mujeres, restando del valor actual lo correspondiente a la financiación de la segunda línea del metro. Es decir, pasaríamos de un cupo de $5.8 billones a $3 billones. Nos endeudamos, pero no de manera tan alta, sería casi la mitad de lo que nos están pidiendo aprobar.