Lo que más ha sorprendido del debate por el proyecto de reforma tributaria como mecanismo del Gobierno para conseguir 25 billones de pesos que necesita para financiar sus proyectos, no es el debate que comúnmente se da alrededor de la nueva carga tributaria sino la discusión sobre lo que podría costar en adelante el salchichón y la gaseosa.
Muy triste para el país que las personas que tienen en sus manos la posibilidad de corregir errores en la manera como se tributa no den la discusión con la altura que se requiere y sí pesquen el anzuelo de intereses de las empresas productoras de bebidas azucaradas y alimentos procesados que claramente no les conviene una carga mayor sobres sus ganancias.
Y más triste es aun, que la opinión pública se deje guiar por estos intereses y traten el asunto como si se tratara de un producto de la canasta familiar que forma parte de la alimentación básica de miles de familias.
No es lo mismo hablar de un impuesto a los huevos, al arroz, a la leche, frutas, y demás productos nutricionales, que encarecerían el costo de vida, que preocuparse por un producto que, aunque las personas lo consumen, no forman parte de su alimentación básica.
Meterse con los productos básico de la canasta familiar fue lo que produjo la indignación de mucha gente durante el Gobierno de Iván Duque y provocó el estallido social, no pretenderán ahora que las personas se movilicen y salgan a las calles porque se grava el salchichón. Ni más faltaba.
Por otro lado, el debate por gravar las bebidas azucaradas viene desde años atrás, con la diferencia de que era la oposición la de la iniciativa y el Gobierno Nacional quien se encargaba de hundirla utilizando su aplanadora en el Congreso. Hoy, que la idea llega desde el Palacio de Nariño, se utiliza a la opinión pública no se si con la idea de sacar a la gente emberracada a la calle.
Se necesita una reforma tributaria y eso lo saben todos, oposición y Gobierno, y ahora que se presenta la oportunidad de debatir y analizar la manera en como lograr una tributación adecuada, además de controlar la evasión para de esa forma conseguir un buen recaudo que permita financiar los proyectos que tiene en mente el presidente de la república y continuar los que vienen en marcha, no la vamos a desperdiciar por distraernos en temas menores.
Se requiere que se asuma el debate con total seriedad, sin decir tonterías y sin prestarse a juegos e intereses particulares. Además, se necesita que el Gobierno no permita que se desvíe el foco de atención con asuntos como el salchichón y las gaseosas, entre otras porque en otros países como México y Chile, las bebidas azucaradas se encuentran gravadas y la gente no ha dejado de consumirlas.
@sevillanojarami