Esta semana, el Concejo de Medellín decidirá sobre la privatización de UNE, la principal empresa de telecomunicaciones de la ciudad. Aprobado ya en primer debate, se espera que la decisión se tome con el respaldo mayoritario que posee el alcalde Federico Gutiérrez. No obstante, el proyecto ha enfrentado significativos cuestionamientos, principalmente por la ausencia de una valoración actualizada y transparente de la empresa. Se está instando al Concejo a aprobar una venta sin determinar su valor real. En esencia, el Concejo está a punto de otorgar un cheque en blanco a la administración.
El origen de esta situación se remonta a la controvertida decisión de 2013 de fusionar UNE con la multinacional Millicom. Pese a las advertencias emitidas en aquel momento, el Concejo de entonces desoyó los llamados ciudadanos para prevenir la privatización y la cesión del control de la compañía. El tiempo nos ha dado la razón: Millicom ha demostrado ser un socio desastroso. Aunque EPM retuvo la mayoría accionaria, se quedó con una posición minoritaria en la junta directiva, una combinación peculiar que ha tenido consecuencias nefastas para el patrimonio público. En 2023, la empresa estuvo al borde de entrar en patrimonio negativo y ser liquidada debido a una década de malas decisiones por parte de Millicom que erosionaron completamente el patrimonio de la sociedad.
Nos enfrentamos a lo que podría ser el peor negocio en la historia de Medellín. A medida que reportaban pérdidas crecientes, los directivos de Millicom incrementaron la deuda, vendieron torres de la empresa, despidieron a cientos de trabajadores, se otorgaron bonificaciones millonarias y hasta se dieron el lujo de construir un opulento edificio en Medellín. La calidad del servicio decayó notablemente y nunca reportaron beneficios para la ciudad. Quienes en su momento defendieron la fusión como un gran logro, hoy permanecen en silencio ante el desastre manifiesto.
Lo que acontecerá esta semana es la culminación de este proceso de privatización. La estocada final será propinada por los concejales aliados a Federico Gutiérrez en un debate apresurado que se desarrollará en apenas una semana. Se llevará a cabo sin la participación de la academia y en un contexto de garantías insuficientes para la oposición. Prevalece la incertidumbre sobre el destino de los recursos, con indicios claros de que se convertirán en dinero al alcance de la mano para financiar los proyectos emblemáticos de la Alcaldía de Federico Gutiérrez. Quedará registrado en la historia que EPM poseía una empresa de telecomunicaciones rentable, competitiva y ejemplar para el país, pero se diluyó bajo la retórica neoliberal que aboga por privatizarlo todo.