Por: Jaime Polanco
El 22 de junio de 1986, en un partido del mundial de fútbol entre Argentina e Inglaterra, Diego Armando Maradona metió un gol con la mano. A esa ‘gesta’ festejada por toda la nación argentina como una de nuestras habituales picardías, se le denominó ‘La mano de Dios’.
El deporte del balompié en aquella época no tenía el famoso VAR, que anda desencantando en la actualidad a todos los aficionados, por la permanente molestia de cortar los partidos e interpretar casi siempre mal, lo que siempre se denominó la suerte del fútbol.
Pero que hubiese pasado si hubieran anulado ese gol al equipo argentino, hubiera ganado el campeonato del mundo? Probablemente no.
Ni tampoco habría ganado Trump las elecciones si se hubieran mirado correctamente las ayudas externas en su favor y las constantes artimañas que se usaron para desacreditar a la candidata Clinton. Los cientos de miles de mensajes que llenaron todas las alertas para indicar que algo no estaba bien en ese proceso electoral no bastaron.
Probablemente no habría ganado las elecciones y quizás la política medio ambiental en el mundo sería de otra manera y la permanente lucha por el poder comercial con China (coronavirus incorporado) no habría causado semejante desastre en las economías mundiales.
Ni probablemente habría ganado las elecciones Felipe Calderón frente a Andrés Manuel López Obrador dando lugar al robo electoral más obsceno de la historia democrática reciente de México. De haber existido el VAR político en ese momento, probablemente no tendríamos al ejército mexicano en las calles combatiendo el narcotráfico en una lucha muy desigual, que ha costado cientos de miles de muertos estos últimos sexenios y arruinado la economía productiva del país.
De haberse aplicado el VAR, quizás el referéndum por la Paz en Colombia no se hubiera perdido. Cuanta demagogia y manipulación por parte de los seguidores del No para conseguir convencer a muchos millones de ciudadanos, que de buena fe entendieron, que era mejor la guerra que la Paz.
Después de tres años de firmar los acuerdos, el gobierno actual y los que manipularon aquel referéndum, siguen buscando como seguir ganando, aun metiendo los goles con las manos, eso sí, permitiendo la muerte cientos de líderes sociales y excombatientes, alejando cualquier posibilidad de reinserción, de aquellos que libremente dejaron las armas.
Si también hubiera existido el VAR y se hubieran examinado aquellas conductas de corrupción que había en Cataluña en la época de la transición, quizás se hubiera evitado este deplorable espectáculo que hoy se vive en una de las regiones más ricas de Europa.
Algo que todo el mundo empresarial y político sabía, pero en el empeño de algunos gobernantes por mantener “el equilibro institucional”, llevó a algunos gobiernos a pactar con las fuerzas del mal llamado establecimiento, para seguir consolidando proyectos de gobierno ya agotados.
Seguro que, si el VAR hubiera examinado el comportamiento poco democrático del gobierno de Fujimori y el posterior desmembramiento de la política peruana, habría anulado los posteriores gobiernos.
Políticos que pensaron más en su propio beneficio que en el bienestar de sus ciudadanos. De ahí entre otras cosas, la cantidad de intentos fallidos de consolidar los proyectos de futuro y el permanente quebradero de cabeza con los escándalos tanto políticos como económicos.
Si hubiera existido el VAR político, tampoco se habría permitido la victoria amañada y manipulada de George W. Bush sobre Al Gore en los juzgados de la Florida. De haberse anulado ese atraco electoral, probablemente nos hubiéramos ahorrado unos de los escenarios más falsos e hipócritas de la historia de las democracias occidentales.
Las guerras que siguieron a los ataques de las torres gemelas en Nueva York, justificaron escenarios bélicos manipulados, que llevaron a los países aliados a emprender una guerra sin un particular enemigo y que llevó al contingente militar a la retirada progresiva con el sentimiento de vergüenza con el mundo libre.
En el escenario actual, el VAR habría advertido a los gobernantes de las economías más avanzadas, para que hubieran tomado en serio, el virus que está acabando, con una buena parte de las economías de sus países.
Era mejor pensar que la tarjeta roja a China le venia muy bien al partido que se jugaba en el marco de comercio mundial y pensaron que, para el resultado final, mejor tenerlos entretenidos en sus propios problemas de salud.
El resultado final por el famoso coronavirus es impredecible. Mientras los gobiernos se frotaban las manos con los males del vecino, hoy están todos tratando de crear tarde, mal y nunca, una política que pueda recuperar la normalidad de los países. Todo está afectado: turismo, manufacturas, comercios, hoteles, aviones, etc…
Como botón de muestra, la torpeza del gobierno de España, que viendo a su vecino italiano llenarse exponencialmente de afectados por el virus, en un gesto de creatividad política para demostrar normalidad, ha permitido la llegada de cientos de aviones procedentes de Italia sin ningún control ni en el origen ni en propio territorio español. Con ese manejo tan estratégico del problema, ha conseguido que España sea la puerta de salida del virus a todos los países de Latinoamérica.
Al final hay una serie de televisión muy instructiva “The man in the high Castle”, donde la realidad virtual lleva al mundo a pensar, que la segunda guerra mundial la ganaron los alemanes y los japoneses. Será que después de semejantes despropósitos políticos y económicos los manipuladores del VAR, nos van a dar una segunda oportunidad? Veremos….