En modo avión, la opinión de Almudena González Barreda

Ya está. Fin de las vacaciones. Hoy lunes empiezan los míos el colegio, el trabajo, la rutina del esfuerzo. Se acabó ese estar en modo avión, en pausa.  ¿Les ha pasado? ¿Han llegado a estar tan desconectados que se han olvidado de todo lo demás? Delicioso.

Los meses estivales y las vacaciones, en general, son un gran momento para retomar esos propósitos de Año Nuevo, darles una vuelta, hacer balance de cómo los llevamos y reconducir los objetivos o poner nuevos medios para lograrlos. ¿No se han fijado ustedes que además de la vuelta al cole, los comerciales de coleccionables- minerales, muñecas, autos antiguos… – se reactivan en esta época del año? Es normal que intenten engancharnos con alguna pasión nueva, al fin y al cabo, ahora también se comienza.

Yo por mi parte ya tengo un nuevo objetivo, tal vez sea un poco utópico conociéndome y estando al quite de la tendencia – para contársela semana tras semana – pero les comento que mi nuevo objetivo de esta segunda mitad de año, es vivir más en modo avión. Desconectarme. Vivir menos pendiente de las redes, de los mensajes y de las notificaciones. Puede que sea parte de un movimiento que viene pisando fuerte; desde expertos de Harvard hasta el Parlamente Europeo hablan de la necesidad e la desconexión digital, la personal y la laboral, puede que se me pase a las dos semanas de empezar, pero la intención está ahí.

Lea más opiniones de Almudena González Barreda en Confidencial Colombia

Hobbies

Ganar tiempo, para dedicarlo a los hobbies. Aumentar la productividad y dejar para más tarde ese scroll de pantalla que nos engancha por más tiempo del que gustaría (la belleza siempre engancha y si además hay un algoritmo detrás… ni les cuento.) Demostrar que sí es posible, que se puede vivir desconectado y además estar en el mundo.

Vivir es saborear el tiempo vivido, a veces guardarlo en forma de foto, otras, llevarlo impreso en la memoria para evocarlo después, cuando la necesidad y la nostalgia aprietan la garganta.

He decidido estar presente en el mundo real y no perderme los últimos años que me quedan de estar con mis hijos antes de que empiecen a ignorarme o vuelen de casa para hacer sus vidas. Quiero estar en modo avión o buscando… o quiero quedarme tostada, como dicen ellos cuando no les llega la señal, para estar más aquí y menos navegando por los contenidos de unos y de otros. Y no, no crean que empezaré a contarles cuentos, seguiré poniendo mi leve cordura a su servicio para contarles lo que pasa a este lado del mundo. Porque la clave está en hacerlo todo con mesura, con medida. Impidiendo que lo importante pase a segunda clase porque  unos minutos y se han convertido en horas y las horas en días y se nos ha quedado la casa sin barrer.

Porque es muy necesario desconectar, dejar de querer saberlo todo y de modo inmediato. La clave está, como dice Chistorpher Willard, consultor y académico de la Facultad de Medicina de Harvard, en que “nuestra vida social debe ser una dieta equilibrada que incluya redes sociales, pero también contactos en persona en la vida real”, lo malo es que a veces, ese equilibrio falta o se rompe o no existe. Y hay que tener mucho autocontrol para evitar que se rompa. Y tal vez sea hoy el autocontrol la mayor y la más difícil de las virtudes, porque los excesos siempre son más atractivos.

Vuelta a las vacaciones

El tiempo, y uno se da cuenta a la vuelta de vacaciones, es un regalo que se puede o perder sin sentir o llenar de todo. Cuando uno lo pierde, se friega. Cuando lo llena, el tiempo da de sí y se estira como un chicle. Tal vez la clave está en organizarse, y llenarlo de lo que gusta, con dosis de lo que se debe y sobre todo, dejar mucho para los demás, porque invertido en uno mismo, aunque a veces sea más que necesario, si no se sabe puede llegar a cundir algo menos. Además, es el tiempo el que llena la vida, esa que se vive de forma análoga y que empieza para todos igual: fuera de cobertura, aunque haya madres que se pasen el día haciendo fotos de sus bebés, en lugar de llevar pegada al alma el olor de sus pies.

Disfruten de las vacaciones, hagan nada y descansen. Desconecten sus notificaciones y vivan de lleno esos momentos que más tarde, en el fregao diario y el cierre del año, lo echarán de menos y seguramente se digan, como decía el sabio; qué bueno es no hacer nada y después, descansar.