El pasado 10 de julio cumplimos años aproximadamente 262,361 personas alrededor del mundo. La mayoría chinos e indios, 65,737 y 43,433, respectivamente. Los datos los encontré en www.population.io, un sitio web desarrollado por World Data LAB apoyados por el Banco Mundial y el International Institute for Applied Systems Analysis, con el objetivo de que las personas podamos investigar, de una forma distinta, nuestro rol en la tierra.
La invitación de este sitio web es hermosa, dice literalmente: “nuestra esperanza es que personas de todos los ámbitos de la vida, en todas las edades y en todos los países, exploren una nueva perspectiva de su propia vida y encuentren su propio lugar en el mundo de hoy y mañana”. Leyendo esta frase varias veces, me di cuenta de que ese sentido de perspectiva es el que muchos evaluamos el día de nuestro cumpleaños, es el que ponemos en discusión mental, el que analizamos menos de lo que deberíamos y en muchos casos, me atrevería a decir, desconocemos totalmente.
Pasamos más tiempo dedicados a cumplir pequeñas tareas que van llenando nuestra vida, en vez de tener una idea clara de lo que queremos para luego ponernos labores y cumplir ese objetivo. El vertiginoso ritmo en el que andamos nos invita a que no nos detengamos, parar es malo, es como perder el tiempo y lo que en realidad perdemos, es nuestra gran capacidad para poder mirar nuestra vida, contemplarla y evaluar si necesita ajustes, si requiere refuerzos, mantenimiento o simplemente un momento para descansar.
Este sitio web me hizo recordar cuando viaje Boston a tomar unas clases con el profesor Ronald Heifetz, entre las muchas cosas que aprendimos con el grupo que asistimos, recuerdo especialmente que Heifetz insistía en la idea de que la vida es como un baile, y que de cuando en cuando, uno debe salirse del baile, subirse al balcón y mirar la pista en donde todo sucede. Desde ahí, analizar qué está pasando, cómo está uno en medio de esa fiesta, para volver a bajar y seguir bailando. Esta imagen es poderosa y sin duda un llamado muy parecido a la invitación que extiende www.population.io
Los datos aplicados a lo más esencial, la duración de la vida, nuestro lugar en el mundo, lo que le representamos a la humanidad, trae inmediatamente un sentimiento de vulnerabilidad, un pensamiento de lo irrelevantes que podemos ser en un mundo que bordea ya los siete mil ochocientos millones de personas. Pero creo que está justo ahí el encanto de toda esta exploración, somos tan especiales los seres humanos que estamos absorbidos por nuestra propia novela y no vemos el gran panorama, se nos olvida que hacemos parte de una historia en constante construcción y que lo que para nosotros es el día más especial en el mundo, también lo es para otras 262,360 personas.
Tendemos a ver nuestros problemas magnificados por la lupa de nuestra propia incapacidad de mirar más allá, agradecemos poco lo que tenemos y no le decimos a todas esas personas que queremos profundamente lo mucho que las amamos, pensando que tendremos la ocasión de decírselos otro día, en otro momento que será más adecuado, y así, dejamos pasar muchas oportunidades por no estar atentos a las señales correctas. Nos quejamos más de la cuenta y fomentamos actitudes y rutinas que hacen que nuestra mente se encierre aún más en nuestros propios pensamientos, que curiosamente siempre están enfocados en el vaso medio vacío y no en el medio lleno.
Nos queda una invitación abierta para continuar buscando nuestro rol en la tierra, puede que lo encontremos o lo sigamos escudriñando día a día, pero lo importante es no perder la perspectiva, reconocer que no estamos solos y que siempre tendremos alguien que ignorará las estadísticas y nos hará sentir como los más importantes en el mundo entero.