El Encuentro Internacional de Educación en Ingeniería (EIEI), organizado por la Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería (ACOFI), fue un evento de gran nivel, lleno de presentaciones inteligentes y esmeradamente trabajadas. La semana pasada tuve la oportunidad no solo de asistir al evento, sino de presentar mi visión crítica sobre las amenazas que se ciernen sobre las posibilidades de trabajo de los ingenieros, acompañada de una propuesta concreta para transformar el proceso de educación en ingeniería que ayude en enfrentarlas.
Comencé señalando las tres amenazas que identifico como las más importantes para la pérdida de trabajos de ingeniería: corrupción, globalización e inteligencia artificial. Las dos primeras concentran el trabajo en unos pocos mientras la otra lo reduce en proporciones mayores, aunque lo puede también transformar. A pesar del potencial de nuestros jóvenes ingenieros, el panorama es sombrío, y debemos abordarlo desde una perspectiva positiva, aun cuando la realidad se perfile tan dura.
La corrupción, en el sentido práctico, inhibe la pluralidad en los procesos de contratación reduciendo el número de ingenieros con contratos. La globalización también, porque genera concentración de oportunidades, favoreciendo a grandes empresas extranjeras y dejando sin opciones a pequeñas empresas locales, que antes formaban la base de experiencia para muchos ingenieros (escuelas).
En cuanto a la inteligencia artificial, de la que ya todos estamos sintiendo sus efectos positivos y empiezan a verse los negativos, y que ya no son solo advertencias de los expertos, recordé que hace apenas 5 años Harari predecía que para el año 2030 el 50 % de los empleos, tal como los conocemos hoy, habrán desaparecido. Pero que ya ese término ya no se visualiza tan lejos y en algunos casos ya se está viviendo. Comenté un caso en el que una aplicación de inteligencia artificial tiene la capacidad de elaborar el 80% del documento de formulación de un proyecto público para una entidad estatal en cinco minutos pagando $80,000. Como normalmente una formulación le llevaba a un profesional, que bien podría ser ingeniero industrial o similar, entre 3 y 4 meses, quiere decir que 4 de cada 5 de esos profesionales se quedaron sin trabajo.
Son realidades que nos desafían a repensar la formación y preparación de los futuros ingenieros.
Vulnerabilidades en la Educación de la Ingeniería
En cuanto a las vulnerabilidades del ingeniero hoy en día, abordé las más importantes que afectan su ejercicio profesional (advirtiendo que son generalizaciones que obviamente tienen meritorias excepciones): la cultura reinante con valores invertidos, el no cuestionamiento para aproximarse a la verdad y la postura pasiva frente a los problemas reales que afectan a sus comunidades, el no arraigo de la filosofía de calidad, la ausencia de criterio frente a la interpretación de códigos y normas, la no comprensión del riesgo como variable de diseño, la falta de preparación para enfrentar al cambio climático, la enseñanza que tiende a ser disciplinaria, lo cual limita la capacidad de los ingenieros de enfrentar problemas complejos que requieren la integración de diferentes disciplinas y saberes, el enfoque predominante que se concentra en la técnica dejando de lado el componente social de la profesión, los conocimientos limitados del territorio en que se desarrollan los proyectos, las limitaciones en la capacidad de emprendimiento, gerencia, liderazgo y trabajo en equipo, entre otras.
La Transformación de la Educación
La propuesta que presenté se basa en los Pilares 8C y en la Resignificación de la Ética para la transformación necesaria. Representan una visión integral de la educación, que busca preparar a los ingenieros no solo técnicamente, sino con un sentido de compromiso social y una ética sólida. Abandonar la enseñanza en ingeniería y asumir el reto pleno de la educación de ingenieros.
Los Pilares 8C se pueden sintetizar así:
Constructivista: Promover el aprendizaje activo, donde el estudiante sea protagonista y construye su propio conocimiento enfrentando problemas reales. La enseñanza debe ser aplicada y práctica.
Crítico: Desarrollar el pensamiento crítico es esencial para sobreponerse a este nuevo mundo de información y desinformación. Atreverse a cuestionar el conocimiento vigente es parte del mejoramiento.
Complejo: La enseñanza debe fomentar un pensamiento complejo, que conecte los diferentes aspectos de un problema y lo aborde de manera multidisciplinaria. La ingeniería debe trabajar de la mano con otras áreas del conocimiento.
Calidad: La calidad debe ser un compromiso moral y no solo técnico. Hacer bien el trabajo desde la primera vez es una responsabilidad hacia la sociedad.
Criterio: Fomentar el criterio para tomar decisiones fundamentadas y contextualizadas. Los ingenieros deben tener la capacidad de evaluar la mejor solución para cada problema, teniendo en cuenta sus implicaciones sociales y el entorno.
Curiosidad: La curiosidad es el motor del aprendizaje continuo. Debemos motivar a los estudiantes a seguir explorando, innovando y cuestionando, aun después de graduarse.
Colectivo: La ingeniería tiene un papel colectivo. Los ingenieros no solo deben ser técnicos, sino también actores sociales, comprometidos con el bienestar de la comunidad. Por otra parte, hay que educar para el trabajo en equipo, la colaboración y el liderazgo, puesto que todos los trabajos en ingeniería requieren una gran interacción.
Cambio: Finalmente, el Cambio es un pilar fundamental. La única constante es el cambio mismo. Los ingenieros deben aprender a adaptarse, a desaprender y a liderar transformaciones.
Reconfiguración de la Ética en la Educación de la Ingeniería
El componente ético fue un aspecto que destaqué especialmente. En un país como Colombia, más que una asignatura la ética debe ser una vivencia constante durante todo el proceso educativo si se quiere que eche raíces fuertes en la mente de los futuros ingenieros. Es en la universidad, donde los estudiantes tienen la oportunidad de experimentar y desarrollar un sentido ético sólido, práctico, que guiará todas sus acciones futuras. Lejos de cumplir reglas y normativas solamente, se trata de formar un compromiso personal y consciente con hacer las cosas bien, con generar bienestar para su sociedad y respetar el ambiente.
La ética práctica debe impregnar cada actividad formativa, desde los talleres y prácticas hasta los proyectos reales. Esto implica que los profesores, además de enseñar la técnica, deben ser ejemplos de actuar ético. Mencioné en la presentación: “El ejemplo no es una forma de educar, es la única manera de educar”, una cita atribuida a Albert Einstein. Necesitamos que los estudiantes vean la ética como algo tangible en sus profesores, que aplican en cada decisión y que tiene un impacto real.
La Última Esperanza de Rescate y Transformación
La vivencia ética en la universidad es la última frontera de esperanza que tenemos para rescatar al país de la corrupción y devolverle un camino de construcción de bienestar. Los ingenieros que estamos formando hoy serán quienes construyan el país del mañana. Necesitamos que tengan las habilidades técnicas necesarias, sí, pero, sobre todo, que tengan el coraje, las herramientas y la integridad para enfrentar los desafíos del futuro con compromiso y ética.
Durante el EIEI, mi mensaje fue claro: la transformación de la educación en ingeniería es urgente. No podemos conformarnos con graduar profesionales técnicamente, no serán competentes si no tienen el sentido ético práctico, y la capacidad de liderazgo que el país necesita. La ingeniería debe retomar el liderazgo de transparencia, de calidad, de compromiso social y de progreso. La universidad, como el lugar donde se forjan las mentes de nuestros futuros ingenieros, debe ser el espacio donde se viva y se desarrolle la ética práctica. Así, podremos enfrentar un futuro incierto y sombrío, y transformar nuestras vulnerabilidades en oportunidades para construir un país mejor para todos.
¡Únete a la reflexión y ayuda a construir el futuro que necesitamos!