Después de varios meses de ausencia, vuelvo a las páginas de mis amigos del Confidencial Colombia para poner sobre la mesa un tema muy importante en la agenda nacional y de interés para todos.
Y teniendo algo de claridad en este tema, que Colombia es un país machista, controlado por hombres, godo, ajeno a la realidad de la mayoría de mujeres que de alguna manera propiciamos muchas mujeres que tenemos el privilegio de no sufrir de estas circunstancias en nuestro día a día ya que somos valoradas, escuchadas, integradas y tenidas en cuenta, yo me pregunto:
¿Es la equidad de género una piedra en el zapato para muchas de las empresas y parte de la sociedad colombiana?
¿Cómo es posible que tengan que imponernos decretos y políticas públicas para que entendamos que todos somos iguales y valemos lo mismo?
¿A qué horas nos educaron tan mal para no entender esto?
Además, la equidad de género no se limita a los derechos e igualdad para la mujer, es para la mujer desde que es niña, para las personas con identidades diversas y para las personas con discapacidades intelectuales y físicas.
Colombia ha dado algunos pasos en materia de equidad de género, más que todo en lo referente a un marco legal y de política pública que busca garantizar los derechos de las mujeres, pero para qué un marco legal si en este país lo usual en la norma es pasarle por encima?
Es mucho lo que nos falta como país para lograr la igualdad real de niñas y mujeres, son muchos los desafíos que nos impone un mundo cada vez más educado, más civilizado, más avanzado y más compasivo y solidario. Son muchos los desafíos que nos imponen la razón y el corazón, pero son más aun los desafíos que nos impone la educación a través de la divulgación, promoción conjunta y puesta en marcha de relaciones igualitarias desde temprana edad para que los niños y las niñas se desarrollen en entornos que apoyen y enseñen el respeto y reconocimiento de la diversidad y del otro como un igual.
Este es un proceso de transformación que si no se lleva a cabo desde el interior de las familias y en su día a día, no habrá herramientas, habilidades y competencias externas suficientes para transformar y romper las barreras y normas de género impuestas por los padres; que son las que limitan el desarrollo y la visión de un individuo cuyos primeros años de vida son los que lo forman para desempeñar un papel en la sociedad y en su comunidad.
Rodrigo Ruiz-Jiménez Carrera, ex vicepresidente LATAM del Reputation Institute y consultor experto en reputación y sostenibilidad dice lo siguiente:
La equidad de género es uno de los temas que más van a estar transformando nuestra forma de trabajar en los próximos 5 o 10 años, en varios estudios que hemos estado realizando para empresas de utilities de la región hemos observado que las macrotendencias que se están acelerando con el COVID, precisamente una de las más grandes es la que se llama DEI, que viene a ser Diversidad, Equidad e Inclusión, es decir, tenemos que tener empresas, tenemos que tener entornos sociales que sean diversos y que representen a la sociedad que tenemos.
Todos los estudios nos dicen que eso al final hace que las empresas sean mucho más eficientes y que tendrán un mejor ambiente laboral pues se generan más ideas al representar más a la sociedad.
Ahí tiene que haber otra cosa que también es muy importante, no es solo que hombres y mujeres estemos sentados en la misma mesa, es que a todos se nos dé un trato equitativo e igualitario.
La inclusión viene a ser esa idea de decir: estamos en un sitio en donde nos dan un trato igual y sin temor podemos opinar, esto no es un despotismo ilustrado en donde hay unos señores que opinan y creen tener la verdad absoluta, sino que todo el mundo se siente integrado, se siente escuchado y valorado y se siente parte integral de la sociedad.
Ahora bien, quisiera compartir con ustedes la visión del tema de 5 de los líderes empresariales más importantes de nuestro país y cuáles son algunas de sus prácticas al interior de las compañías que lideran:
Juan Ricardo Ortega, Presidente Grupo Energía de Bogotá
La verdad es un poco vergonzoso como llegamos un poquito al tema, es cuando tu descubres fallas de tus procesos mentales que la verdad no son halagadoras, en este proceso del COVID cuando empiezas a ver las estadísticas te das cuenta que la situación de las mujeres ha sido muy desfavorable, tienen el doble del desempleo de los hombres y cuando miras las estadísticas de mujeres afrocolombianas tienes cifras del 40% de desempleo y empiezas a ver que la distorsión en la economía en cuanto al trato del hombre y la mujer es muy distinto.
Estaban en las discusiones de la nueva Reforma Tributaria del Ingreso Solidario y todos los economistas yo incluido, nos elogiábamos de lo importantes que han sido esos esquemas de asistencia social y como se habían logrado todos esos programas para apoyar que los niños tuvieran escolaridad, que la gente tuviera oportunidades de prepararse y hablamos muy orgullosos de todo lo que se había hecho, y una mujer muy inteligente en un momento nos dijo:
Pero ¿por qué ustedes parten de la base que las mujeres son las únicas que tienen que hacer el trabajo no remunerado de la economía del cuidado?
Que ustedes piensen que todos los subsidios se dan para que cuiden niños, para que manejen la casa, y nunca se les genere ningún beneficios para que ellas puedan trabajar, para que se puedan desarrollar profesionalmente y que el hogar tenga dos ingresos y que la sociedad solucione los problemas de cuidados de niños, muestra que ustedes están entregando y sacrificando el 50% de la población en cuanto a su posibilidad de ser actores, líderes y muy productivos. Y ahí surgió una conversación donde pues mirábamos las Junta Directivas donde claramente pues tener 17% de mujeres en la mayoría es difícil de explicar, cuando en la mayoría de las profesiones importantes hoy en día en Colombia, más de la mitad son mujeres.
En el caso nuestro en Economía, la mayoría de las mujeres y las mejores estudiantes todas eran mujeres, en mi generación las dos primeras eran mujeres, en la generación siguiente igual, y uno ve los puestos de liderazgo en el sector y siguen siendo de hombres. Luego no puede ser por talento, no puede ser por talante, no puede ser por capacidad de trabajo, hay algo que está ahí e indiscutiblemente que los hombres tengamos el punto de partida de pertenecer como a las roscas del poder por siglos, pues nos da unas ventajas y tener la oportunidad de oír mujeres que han logrado romper esas barreras y hombres que en sus empresas trabajan para cambiar esto día a día, nos parecía que valía la pena.
Es una reflexión donde si no hacemos algo ya por todas las mujeres que están pasando aprietos muy difíciles en estos momentos, yo creo que Colombia pierde la oportunidad de dejar un 50% de su economía rezagada.
¿Por qué no llegan las mujeres a las posiciones de liderazgo y qué hacemos los hombres que no pensamos en mujeres como la mejor oportunidad para ocupar uno de esos puestos? O no se les hace la exposición, o no se les da el brillo, o se manejan un montón de relaciones que pasan en bares o en sitios ajenos al trabajo en donde no siempre las mujeres son bienvenidas.
En las próximas entregas compartiré con ustedes la visión de Victoria Bejarano De la Torre, presidente de la Junta Directiva de Zurich Colombia Seguros y miembro de la Junta Directiva de Profamilia, Margarita Henao Cabrales, CEO Daviplata del Banco Davivienda, Gustavo Salas, gerente general de PepsiCo Foods Colombia y Juan Pablo Contreras, director general de DOW para los Países Andinos, Centroamérica y El Caribe.
Todas estas empresas son parte del top 10 y/o del ranking de las compañías que en los últimos años más han disminuido las brechas de género y que más mujeres tienen en altos cargos directivos al interior de su organización.
Hasta una próxima oportunidad.
María Eugenia Saldarriaga O. | Consultora experta en Marketing, Networking y Relaciones Públicas | Estratega en Reputación y Fidelización | Cel. 310 3216527 | [email protected]