¿Y como estamos asumiendo el Siglo XXI?

Por: Juan Clavijo


Ya comenzando segunda década del siglo XXI nos falta entender cuáles son las variables que se deben tener en cuenta en los años que vienen. Seguimos viviendo con los mismos paradigmas que teníamos en los años 90 y en algunos casos, nos resistimos al cambio a pesar la realidad radicalmente distinta.


El funcionamiento de las democracias no ha cambiado, seguimos creyendo que la independencia de poderes y el voto son suficientes para tener una forma óptima de gobierno. Aún peor, los dirigentes, partidos políticos y elites de poder siguen gobernando con las mismas prácticas del siglo pasado, donde la clientela, las promesas vacías de campaña y la financiación por parte de grandes emporios económicos garantizaban estabilidad.

Por otro lado, la humanidad parece no entender que el planeta tiene recursos limitados, pues el consumo sigue en niveles altísimos. Pero esto no es lo grave, el motor del modelo económico es el consumo. Esto significa, que estamos en una espiral sin fin donde si no consumimos, las empresas no venden, si no venden, no hay dinero para pagar impuestos, ni se crean más puestos de trabajo, por ende, los Estados no tienen como financiar programas sociales o de infraestructura, y así va a avanzado la espiral. Soluciones como el crecimiento verde, consumo responsable o tecnologías sostenibles son una alternativa, no obstante, no pueden seguir el ritmo voraz de la economía, lo que hace imposible reducir la velocidad del calentamiento del planeta.

Adicionalmente aún hoy existen personas para quienes los problemas y soluciones son exclusivamente locales. Sin ver a su alrededor, que el humo de los incendios de Australia ya llegó a Sudamérica, con el potencial de darle toda la vuelta al globo, desconociendo que la deforestación en el Amazonas afecta el clima andino, o simplemente que la violación de derechos humanos en Filipinas, Bielorrusia o Uganda, da fuerza a regímenes que hacen lo mismo alrededor del mundo.

En cuanto a visiones de mundo (no se si las ideologías aún existen), se han reencauchado xenofobias, caudillismos y estigmatizaciones que ya no sólo marcan a judíos como se hizo en los años 30 y 40 del siglo XX, sino que se expandió a los que llegan en balsas por el Mediterráneo, los que cruzan el Rio Bravo en Texas o son de religiones distintas a pesar de haber compartido un país por siglos (situación de musulmanes en India). Aquellos que avivan la “mano dura” con terceros “¡a esos cójanlos!”, sin saber que cuando esta llega, se aplica a todos.

Las guerras se libran de forma distinta. Hoy, la combinación de todas las formas de lucha se refiere a las fotos y estados de Instagram, donde Trump libra su “Make America Great Again”, donde el Ayatola Khomeini le responde avivando el odio en Medio Oriente por Twitter, las guerras cibernéticas donde hackers rusos llevan la delantera. Esto, sin contar los medios tradicionales como el envío de tropas, bombardeos y el uso de medios de comunicación, algunos al servicio del poder.

Por otro lado, no se cuan consciente esté la humanidad del mundo en que vivimos, cuando estamos desarrollando robots, estamos construyendo computadores cuánticos, llevamos a la inteligencia artificial a la biomedicina y cada año llegamos más lejos en el cosmos, si existen aún grupos que creen que la tierra es plana y niegan todo lo que no tenga origen divino. En el siglo XXI se están teniendo discusiones del siglo XII, teniendo en cuenta la gran base electoral que estos grupos tienen.

A pesar de esto, existen también signos que la humanidad está cambiando. Greta Thunberg, el incremento en la participación y visibilidad femenina, nuevas líderes como Alexandria Ocasio-Cortez o las recientes protestas sociales en distintas partes del mundo, son importante hechos que muestran el cambio en nuestra visión de mundo.

Soy del grupo que siempre ve el vaso medio lleno, del grupo de los tercos. Por eso, creo que podemos mejorar acelerando el cambio en el consumo o el modelo actual, aprendiendo las formas de las nuevas guerras, el uso ético y apropiado de las nuevas tecnologías. Estoy convencido que siempre podemos mejorar como pobladores de este planeta.