INTERPOL, como parte de las estrategias para combatir el crimen transnacional estableció, en la Asamblea General en Beijing en 2017, 7 Objetivos Policiales Mundiales alineados con la Agenda de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible – 2030. En dicha Asamblea la #86 entre los países miembros de INTERPOL celebrada no por casualidad en China, se estableció como un Desafío Central (Objetivo Policial #4): La reducción del daño y la repercusión de la ciber-delincuencia a Escala Mundial.
Un planeta cada vez más interconectado y dinámico empezaba a plantear la necesidad de construir estrategias reticulares que abordan el fenómeno del crimen y de las mafias transnacionales teniendo en cuenta la identificación de las amenazas y riesgos que se presentan en el Campo Ciber con un enfoque de prevención, detección, investigación y neutralización de la delincuencia, de igual manera reconoció como en los demás riesgos y amenazas a la vida, existía una capa de “digitalización” que suponía un desafío para el ejercicio los derechos fundamentales de los y las habitantes del mundo.
Mientras la mayoría de los países que son atravesados por el Crimen Transnacional, tomaban acciones concretas y decisiones de Estado para adaptarse a los retos de las múltiples violencias; en un puñado de países se continuaron con prácticas que pretenden combatir los fenómenos de violencia y ataques contra la vida como si los principales riesgos y amenazas fueran los mismos de hace unas décadas y dejaron en unos cuantos académicos, en la Fuerza Pública y en algunos jóvenes creativos y con curiosidades intelectuales la discusión sobre la digitalización y el crimen en el dominio Ciber. La primera estrategia efectiva frente a lo desconocido es hacer un esfuerzo por comprenderlo en su complejidad.
Con la excepción de nuestras capacidades humanas en asuntos en inteligencia y algunos sectores de la empresa privada, nada ha crecido al ritmo necesario en Colombia en el campo Ciber. No tenemos hoy como afrontar la velocidad y dinámica del Crimen Transnacional y los esfuerzos de algunos Ministerios y del Gobierno Nacional actual y el trabajo de la Fuerza Pública, son insuficientes si no damos las discusiones para atender el asunto como un tema de Estado y reflexionamos sobre si las Estrategias y Operaciones deben seguir encaminadas a grandes campañas ruidosas y poco efectivas contra grupos armados irregulares por tratar de controlar lo incontrolable, a comprar grandes aparatos vetustos que ya no son las armas con las que se combaten las guerras, o si el presupuesto y la Estrategia deberían virar y encaminarse hacia cerrar las brechas técnicas y tácticas que hoy tenemos con las grandes mafias del crimen transnacional, modernizar y hacer interoperables las instituciones y las capacidades de las Fuerzas y empezar a crear soberanía Ciber para no tener que depender eternamente de los desarrollos y de las licencias de países autores o cómplices de las peores violencias y matanzas y darnos cuenta que puede ser más efectivo y eficiente para proteger los DD.HH y la vida pensar un poco más en los software maliciosos y los secuestros de datos y no solamente en los tatucos y la metralla.
Colombia estos años ha sido parte central de la conversación Policial global para la definición de las estrategias que, protegiendo integralmente los Derechos Humanos y en el marco de los conceptos de Seguridad Humana derivados de la Resolución 66/290 de la Asamblea General de Naciones Unidas pretenden mejorar la acción, contención, cooperación y colaboración entre los diversos cuerpos policiales del mundo para afrontar el Crimen Transnacional en el campo cibernético y las capas de digitalización de los múltiples delitos; hoy, cuando somos referente conceptual en el mundo en la lucha contra el Crimen Transnacional en el Ciber Espacio, seguimos siendo un país que invierte por caprichos de Alcaldes y “expertos” en cámaras de seguridad obsoletas, tristes testigos de los crímenes y en estrategias de guerras de posición en el campo colombiano como si las guerrillas y los grupos armados irregulares no hubieran ya adaptado sus plataformas y sus logísticas económicas y militares al mundo Ciber y la dinámica de redes.
Estamos combatiendo las violencias y amenazas contra la vida con esfuerzos dispersos y sin voluntad política real de aprehender y aprender por parte de muchos sectores y de tomadores de decisión la realidad de las violencias hoy y su entrelazamiento con las tecnologías; sin embargo considero que es el momento propicio, para que en el marco de las discusiones que plantea la creación de lal Agencia de Seguridad Digital, la alfabetización forzada de la opinión pública producto de las apariciones recientes en las noticias de primera plana de temas como: Pegasus, FIX, Guacamayas entre otros, hagamos una reflexión seria como nación que nos permita fortalecer nuestras capacidades de respuesta a los nuevos desafíos de la violencia y permita ganar en Soberanía y autonomía desde la creación de Políticas de Estado relacionadas con el campo Ciber en el marco de la garantía de los Derechos Humanos y de un mejor vivir para todos y todas.