La economía esta pasando un momento difícil, como consecuencia sufre el sector financiero. Desde que existen registros en el país, no se había observado una caída tan radical en el crédito de consumo, el monto de la deuda se ubicó en $205,5 billones para 2023, una caída de 3% frente al año anterior. Si bien esto se explica en parte por un alza en la tasa de interés, lo preocupante es el incremento en cartera en mora en un 29,1%. Este último dato es de noviembre de 2023, dado que el deterioro económico se ha acelerado el último trimestre, se espera que el próximo venga mucho peor. A pesar de esta penumbra, un rayo de luz de esperanza puede darse para las PYMES en el factoring. Ajustes del gobierno anterior en la DIAN consolidaron esta modalidad crediticia. Aunque no sea suficiente, es un bálsamo entre tantas dificultades.
El factoring les permite a proveedores de grandes empresas poder endosar facturas a casi el mismo precio del costo de crédito de sus clientes. Si, por ejemplo, un pequeño proveedor del Éxito le vende producto y este le va a pagar en 90 días, el proveedor tiene la capacidad de venderle al tercero esta factura a un descuento. El proveedor financia su capital de trabajo a casi el mismo costo del Éxito. La entidad financiera que presta recursos puede que no le preste a esta pequeña empresa, pero no tiene ningún problema en asumir el riesgo del Éxito.
Cuando creamos la ley de factoring con conceptos como la aceptación tácita de la factura y el título valor para la misma, nos hacía falta un mecanismo que le hiciera seguimiento y les diera validez a las facturas. Uno de los logros más importantes del anterior gobierno fue la implementación de la factura electrónica. Para fortuna del país, la capacidad técnica del BID, logró esta transformación cuando modernizó la DIAN al final del gobierno Duque.
En el marco de esta nueva plataforma tecnológica, se lanzó el RADIAN que administra el registro, consulta y trazabilidad de las facturas electrónicas. Este mecanismo elimina los riesgos operacionales de fraude del factoring al dar certeza del tenedor actual de una factura, ya que en ocasiones cambian de propietario varias veces. El sistema faltando diez días notifica al emisor de la factura, le indica a quién la debe pagar. Solo en su primer año, hasta agosto de 2023, el sistema había inscrito 1.6 millones de facturas por $30,8 billones, de las cuales 90.5% sirvieron para operaciones de crédito con factoring. Esto también es posible porque los jueces no cayeron en las trampas del populismo económico y están haciendo respetar la ley.
Con los retos que existen en la banca tradicional, durante 2024 el factoring puede ser una bendición para poderle otorgar crédito a miles de empresas. Al atraer mayor capital, esperamos que no solo se permita atender facturas más pequeñas, sino que los emisores disponibles no solo sean los que son AAA. Esta herramienta se debe, inclusive, extender a las libranzas para ofrecer crédito a las personas naturales. Al poner la totalidad de las nóminas en línea, la DIAN podría ofrecer las certezas sobre libranzas que hoy ofrece el factoring. En esta crisis económica, pocas medidas tan costo eficientes como esta para aliviar el bolsillo de los colombianos.