Día tras día seguimos viendo indicios de cambio profundo en el enfoque de la política de seguridad pública.
En las guarniciones militares hay tres estratos sociales: los oficiales, los suboficiales y los soldados. Los dos primeros tienen casinos separados y los soldados el rancho de tropa. El 17 de agosto el presidente Gustavo Petro escogió almorzar con 200 soldados en el rancho de tropa del cantón militar de la Cuarta División del Ejército en Apiay (Meta), en vez de irse para el casino de los oficiales. Se captó el momento en un trino de Petro: “Comparto almuerzo con la tropa en Apiay. Las opciones para los jóvenes una vez se retiran del Ejército, la Armada o la Fuerza Aérea”. El gesto del presidente con los soldados lanza un mensaje de empezar a romper con el sistema de castas y élites en la institución militar.
Esta acción del presidente me trajo a la mente un recuerdo no muy complaciente. En algún momento de los 80 se desarrollaba el segundo Consejo Verbal de Guerra en la Escuela de Artillería de Bogotá, contra integrantes del grupo insurgente Autodefensa Obrera, ADO, acusados de asesinar al ex ministro de Gobierno Rafael Pardo Buelvas por su supuesta responsabilidad en los hechos sangrientos del Paro Nacional del 14 de septiembre de 1977. En un receso, Eduardo Umaña Mendoza y quien escribe, fuimos sacados del casino de oficiales por soldados -al que habíamos entrado en busca de un café-, porque sólo podían ingresar allí oficiales del ejército. Qué bien que el presidente Petro empiece a romper con esos privilegios de los oficiales.
El 19 de agosto, en la Escuela General Santander de la Policía Nacional en Bogotá, el presidente aseveró “Que un patrullero o patrullera pueda llegar a ser general de la policía sin costo económico alguno y sí con mucho mérito”. Dos días después, ante las tropas de las Fuerzas Militares, Petro ratificó la posibilidad de reducir brechas económicas en la institución y abrir las posibilidades para los rasos . “¿Por qué no nos damos la posibilidad de que todo soldado llegue a ser general por sus méritos? Si quitamos los costos económicos, el hijo de un campesino se puede volver un general y eso se llama paz”. Los anuncios se materializaron el 27 de agosto con el nombramiento en la línea de mando de la sargento mayor Consuelo Diaz Alvárez en el Comando Conjunto de las Fuerzas Militares.
El 20 de agosto el ministro de Defensa Iván Velásquez, ordenó poner fin a la práctica de la fuerza pública conocida como “las batidas” que pretende incorporar jóvenes, especialmente pobres sin libreta militar, a sus filas. A través de un trino aseveró: “El Ejército no puede retener y conducir a ningún ciudadano a cuarteles o distritos militares para incorporarlos al servicio. Es una práctica ilegal que debe ser suspendida de inmediato”. Un “no” rotundo al reclutamiento forzado o coaccionado.
El 23 de agosto la teniente coronel de la policía Sandra Mora fue designada la directora del Fondo Rotatorio la de Policía. A Mora se le destituyó en 1999 por ser lesbiana. Consideró que su salida fue injusta, luchó, y en el 2011 el Tribunal Contencioso del Meta le dio la razón. El fallo ordenó su reintegro de inmediato y el reconocimiento de los salarios y ascensos que no recibió durante aquel periodo. Dijo la oficial que continuará con la defensa de los derechos humanos y de la comunidad LGBTI en la Policía. ¡Que bueno!
De algo sirvió la Sentencia C-507/99 del 14 de julio de 1999 de la Corte Constitucional, en la cual figuro como actor, que declaró inexequible apartes del Decreto 85 de 1989 del Régimen Disciplinario para las Fuerzas Militares. Dijo la Corte “Incluir como falta contra el honor militar el hecho de “ejecutar actos de homosexualismo”, comporta un estigma a la opción homosexual y, al mismo tiempo, desconoce aspectos que corresponden a la esfera íntima del individuo, los cuales, si se ejercen en forma responsable y en el estricto ámbito de su privacidad, no tendrían por qué interferir con su condición de militar”. Se hace camino al andar.
También el 23 de agosto, el general Henry Sanabria anunció que el Escuadrón Móvil Antidisturbios, ESMAD, será una fuerza de “último recurso” y que primará el diálogo a la hora de atender manifestaciones. Añadió que se dejarán de utilizar cierto tipo de armas, y que habrá cambios en los uniformes, las herramientas que usan los policías, y en las tanquetas. El ESMAD ha recibido críticas del presidente Gustavo Petro en el pasaado. El ministro Velásquez ya había dicho que la Policía Nacional “se adscribirá al futuro Ministerio de la de Paz, Convivencia y Seguridad y no hay que inquietarse por eso”. Al menos 82 personas perdieron los ojos durante el Paro Nacional y 43 muertes. ¡Que horror!
El 24 de agosto el presidente Gustavo Petro posesionó a varios funcionarios entre ellos a Manuel Casanova en la Dirección Nacional de Inteligencia, DNI. El primer mandatario señaló que entre los objetivos que tendrá la DNI será perseguir a los corruptos que quieren hacerle daño a Colombia y no a la oposición como se hizo en otros gobiernos: “El objetivo de la inteligencia de la comunidad de inteligencia del Estado es perseguir la corrupción”, y se garantizará “el respeto, por tanto, de la oposición, de la prensa libre, de la justicia y la ciudadanía en sus derechos en general”.
El 25 de agosto el ministro de Defensa Velásquez, anunció que “los bombardeos deben ser suspendidos, vamos a evaluar el momento específico en el que como una directriz específica se pueda disponer, pero hacia allá es a donde debemos tender”. Se refería el ministro Velásquez a los bombardeos de precisión que las Fuerzas Militares hacen contra campamentos de los grupos armados. Durante el gobierno de Iván Duque, este recurso fue duramente criticado porque por lo menos 29 menores de edad, víctimas de reclutamiento forzado, fueron asesinados en bombardeos. El anuncio va en sintonía con lo dicho antes por el presidente Petro: “hay que preservar siempre la vida por encima de la muerte”.
Algunos dirán que los anuncios citados no alcanzan a ser una política plenamente elaborada. Seguramente sería útil conocer más detalles. Pero lo cierto es que los anuncios del nuevo gobierno son consistentes entre sí, se refuerzan mutuamente, reflejan mayor atención al bienestar de los soldados rasos, e indican una profunda reorientación hacia la protección de la población civil. ¡Bienvenido el cambio!