Durante los próximos meses hemos de ver a quienes buscan votos haciendo de todo cuanto se les ocurre, tratando de mostrar la simpatía que pierden luego de que son elegidos.
Ya vimos esta semana a los precandidatos de la Coalición de la Esperanza subir a un bus de TransMilenio, desconociendo que al interior del sistema está prohibido hacer proselitismo político y que esta norma es para todo el mundo, no importa si se trata de Sergio Fajardo, Juan Fernando Cristo, Jorge Robledo o Juan Manuel Galán. Las reglas hay que cumplirlas.
Estos señores no ingresaron al sistema con el ánimo de trasladarse de un lugar a otro, lo hicieron en medio de un acto de campaña. Así no hayan repartido volantes, ni pronunciado discurso alguno, era proselitismo político y eso no está permitido en TransMilenio.
¿En dónde quedó la autoridad de los funcionarios que prestan sus servicios en el Sistema? Lo mismo sucedió en la pasada campaña al Concejo de Bogotá, cuando vimos a Julián Rodríguez Sastoque haciendo publicidad en favor de su causa política (ver video) Aun así, el muy cínico dicta cátedra de moral y buen comportamiento.
¿No es acaso a quienes trabajan en TransmIlenio a quienes les corresponde hacer respetar las reglas, ¿permitirán que candidatos en campaña se suban a los buses articulados para repartir volantes o recitar sus discursos? ¿Dejarán que al sistema se lo tome la propaganda política?
¿En dónde está la voz de la alcaldesa Claudia López que no se pronuncia al respecto y exige a quienes están en campaña no mezclar al TransMilenio en sus actos de proselitismo? ¿Es que acaso por estar Sergio Fajardo en medio del desorden, el hecho no merece el llamado al orden?
Fue muy molesto ver a los miembros de la Coalición de la Esperanza con sus equipos de comunicación y escoltas, subir a uno de los buses de TransMilenio en un acto de populismo que nadie les creyó, porque a estos señores jamás se los ha visto tomar uno de los articulados para dirigirse a sus oficinas o a sus casas. Es más, podría apostar a que no sabrían contestar si se les llegase a preguntar por alguna de las rutas. En cambio, sí ocuparon un espacio que los ciudadanos requieren para trasladarse de un lugar a otro.
El Distrito está en la obligación de llamar al orden a quienes están en la búsqueda de simpatías que les permita obtener los votos en Bogotá para ganar una curul o reelegirse en ella si es el caso, y también a quienes buscan llegar a la Presidencia de la República. Hay una prohibición expresa en el manual de usuario de TransMilenio que impide hacer política al interior de los buses y estaciones, y esta debe cumplirse sin ninguna excepción, no importa de quien se trate.
No puede ser que con la excusa de que no les está prohibido a los candidatos viajar en TransMilenio, ellos utilicen el sistema para solapadamente hacer actos de proselitismo haciendo uso del dicho que dice que “hecha la ley, hecha la trampa”.
Un bien de uso público como TransMilenio no puede ser utilizado para hacer política señora Alcaldesa, ponga orden a este asunto o de lo contrario muy pronto también veremos a su esposa Angélica Lozano subiendo a los buses articulados, saludando a todos los que dejó de saludar en estos cuatro años, para hacer el mismo proselitismo político que hizo esta semana su amigo Sergio Fajardo.