En el crisol académico de la Universidad de Los Andes y la Universidad Javeriana, en Bogotá, una dinámica llevada a cabo de forma reciente por un creador de contenido destapó no solo diferencias y estereotipos entre grupos de estudiantes, sino también dejó entrever la necesidad de una comunicación bidireccional más consciente y centrada en los atributos del ser a partir de la identidad de cada institución.
La interacción entre el creador de contenido y los estudiantes, aunque marcada por provocaciones y preguntas incisivas, amplificó un fenómeno cada vez más profundo: la percepción de unos y otros, y la forma como éstas afectan la dinámica universitaria y la vida en sociedad.
En lugar de caer en la trampa de los estereotipos y las generalizaciones, es vital reconocer la importancia procesos de comunicación respetuosa y abierta. Las palabras y respuestas vertidas en el calor del momento reflejan no solo la realidad de muchas instituciones, sino también las percepciones arraigadas en la mente de los estudiantes que se traducen en el mediano plazo en conflictos familiares, empresariales y de una índole que puede abarcar toda la esfera social.
Por otro lado, el diálogo entre las universidades y sus estudiantes debe ir más allá de las rivalidades superficiales. ¿Cómo se comunican las instituciones con sus estudiantes?, ¿cómo fomentan las IES un ambiente de respeto y colaboración?, ¿están verdaderamente abiertas al diálogo y dispuestas a abordar los malentendidos que puedan surgir?
En línea con lo anterior, los estudiantes -futuros profesionales- tienen la responsabilidad de comunicarse entre ellos de manera constructiva. En lugar de caer en la trampa de los prejuicios, podrían aprovechar este momento para iniciar un diálogo que promueva la comprensión mutua y desafíe las percepciones negativas que por tantos años han impedido que Colombia logre superar décadas de violencia y división.
La comunicación, por tanto, se erige como un puente crucial entre las instituciones de educación y sus estudiantes. La transparencia, la empatía y el respeto deben ser los pilares fundamentales de este diálogo continuo. Las instituciones no solo deben ofrecer espacios para la expresión estudiantil, sino también garantizar que sus acciones reflejen los valores de diversidad y respeto.
En este contexto, la responsabilidad compartida implica que tanto las universidades como los estudiantes asuman un papel activo en la construcción de una comunidad más inclusiva y en el fortalecimiento de los lazos que unen a los miembros de cada institución.
El desafío ahora reside en transformar esta controversia en una oportunidad para la reflexión y el cambio. La comunicación efectiva es la clave para disipar malentendidos, derribar estereotipos y construir puentes de entendimiento entre estudiantes que mañana serán quiénes lleven las riendas de compañías y sectores productivos en la ciudad, el país y el mundo.
Al abrazar la responsabilidad compartida de promover un diálogo respetuoso, construimos puentes que fortalecen la unidad en la diversidad, contribuyendo así a un entorno académico más enriquecedor y colaborativo.
Director de Comunicaciones, Universidad de América