Veo que los colegas de la concejal del Centro Demócratico, Diana Diago, no le han hecho saber lo mal que hace el control político, especialmente cuando habla en los microfonos luciendo desinformada, haciendo conclusiones que dejan mucho que pensar de la manera como ejerce su trabajo.
Entiendo que la cabildante tiene el deseo de aspirar a la Cámara de Representantes en la lista del partido uribista, y para eso hace oposición al alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, porque sabe muy bien que en nuestro país es más llamativo para las cámaras y los micrófonos de los diferentes espacios de noticias, cuando un político hace oposición a determinado gobierno.
Pero el tema no es ese, ella puede tomar la posición que desee, está en todo su derecho. El problema es cuando utiliza los micrófonos para expresar opiniones un tanto… raras.
Parece que la concejal Diago no ha entendido que la persona que ocupe el cargo de alcalde de Bogotá, por la exposición mediática que tiene, y por los temas de seguridad que debe tratar que involucran a la ciudad, que no son pocos, se convierte en blanco de la ilegalidad, por lo tanto el Estado debe garantizar su seguridad.
No entiendo como toda una concejal menosprecia el papel y el riesgo que corre el alcalde Galán y pide que no se autorice cambiar los carros que componen su esquema de seguridad por unos de mayor blindaje. Ella debe saber que sí se requiere hacer este gasto. No quisiera pensar que lo que dice lo hace solo para ganar pantalla ante las cámaras y micrófonos.
Me gustaría sabe qué pensaría Diana Diago si el Pacto Histórico pide que se disminuya el número de hombres y carros que componen el esquema de protección del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Tampoco entiendo cómo pide austeridad en este asunto y sí en cambio calla ante el debate del momento por una demanda que cursa en el Tribunal Administrativo de Cundinamarca con el que se pide quitar los esquemas de seguridad de los concejales de Bogotá, incluido el de ella, que claramente no se requieren y que si genera una carga excesiva a los contribuyentes de la capital que en últimas son quienes deben pagarles esta excentricidad a los cabildantes como… Diana Diago, por ejemplo.
Este tipo de declaraciones por parte de la concejal no son nuevas. Recuerdo que en el período pasado se le vio muy disgustada porque niños y jóvenes indígenas llegaban a la Plaza de Bolívar, según ella, “armados con palos”. Claro, ella que es tan estudiada no sabe lo que significa para los indígenas portar el bastón de mando. Pero en fin, hay que ver que esto sucede cuando se habla en un micrófono sin estar informada, demostrando además poca capacidad de análisis.
No me extrañaría que la concejal diga que estas letras corresponden a un acto machista. Pues no señora, no es machismo pedirle a una mujer que se informe, analice bien las situaciones y luego si coja el micrófono y hable.