El intento de unión de los candaditos que se dicen ser del centro político va a quedar en lo mismo en lo que quedó el experimento de los quíntuples en 2010 (Sergio Fajardo, Marta Lucía Ramírez, Enrique Peñalosa, Luis Eduardo Garzón y Antanas Mockus): en nada.
Esto sucede no porque el centro político no exista sino porque los que se dicen de centro lo único que han demostrado es lo mucho que se odian y lo poco que se quieren. Así con esa inmadurez y esa falta de tolerancia, lo único que van a conseguir es que uno de los extremos de la política, sea de izquierda o de derecha gane las elecciones presidenciales y los colombianos del común paguemos los platos rotos.
No es posible que a estas alturas de la vida los Verdes sean incapaces de llegar a un acuerdo entre ellos para así ser recibidos en la Coalición de la Esperanza. Tampoco es posible que en el Nuevo Liberalismo se muestre prevención frente a Rodrigo Lara por el error que cometió en el pasado de apoyar a la exgobernadora Oneida Pinto. Si de algo está hecha la política en Colombia es de errores y si no que lo diga el concejal Carlos Fernando Galán, quien apoyó durante varios años al politiquero más grande que tiene este país y que ahora posa de analista y dicta cátedra de buen gobierno en uno de los diarios más importantes, hablo de Germán Vargas Lleras.
Me genera escozor ver la poca humildad de Angélica Lozano quien pretende posar de primera dama de la política, indicándole a cada quien lo que debe hacer. Se sabe de antemano que con Alejandro Gaviria está el Partido Liberal, si tan malo le parece esto a la senadora y primera dama de Bogotá, no entiendo entonces para qué busca al candidato y exrector de la Universidad de los Andes.
¿Esta es la renovación de la política? ¿Esta es la opción que pregona un cambio? ¿Vamos a pasarnos otros cuatro años en las mismas por cuenta de un grupo de egos que son incapaces de ponerse de acuerdo?
El gran ego es otro asunto que ellos no pueden ocultar por más que en cada gira, luego de un discurso se bajen a las calles a comer arepa de huevo, empanada, rellena, chicha y cuanta comida típica les ofrecen y que ellos, en la idea de conseguir simpatías, no desprecian así por dentro se estén muriendo de asco. Si estoy equivocada, que me muestren entonces un video grabado en el año 2019 de la primera dama de Bogotá comiendo en una plaza de mercado de la capital o de Juan Manuel Galán, Juan Fernando Cristo o lo que es peor, de Sergio Fajardo.
Ese ego que les hace actuar obligando al otro a que acepten lo que ellos piensan pero ellos no aceptan la opinión del otro, hace que se les vea como personas soberbias y arrogantes, justo lo que el ciudadano de a pie detesta en un político.
Por esto y por todo lo anterior, veo muy difícil que el experimento de la tal Coalición de la Esperanza logre hacer un buen papel en las elecciones presidenciales, porque hasta el momento lo que han logrado, es que perdamos la Esperanza.