Tomando por hecho que ya todos sabemos el concepto de mamerto, empiezo así:
Las generaciones actuales tenemos mucho en memoria, si bien no se olvida tanta violencia en ciertas épocas de nuestro crecimiento como nación, tampoco olvidamos esos espacios donde maduramos siendo testigos del desempeño de actores, artistas, y cantantes entre otros talentos nacionales.
Un artista es un elemento humano, que en el buen concepto, genera satisfacción, ocio, entretenimiento, alegría y esparcimiento, la farándula hace parte de ese descanso necesario en la vida cotidiana y es paño fundamental para desviar o disuadir los hechos tristes, desagradables o difíciles del diario vivir.
Todos esperamos que un cantante nos endulce el oído, que un actor nos ponga en suspenso, que un escritor nos deleite, que un caricaturista nos haga reír, lo normal sería eso.
No comprendo por qué se volvió tendencia en nuestro país que los artistas que dicen ser actores cantantes etc., no lo son como tal…
Son politiqueros disfrazados de artistas donde al parecer su misión y objetivo es más propender por beneficios políticos de ciertos sectores, mas no por el entretenimiento, el arte y la cultura como tal.
Se ha generado en los últimos tiempos una predisposición farandulera hacia el sectarismo de la izquierda, (y hago énfasis en ellos porque se hizo un estricto conteo donde los famosos de derecha son muchos menos), el conflicto mediático, el bochorno, la guerra de ideales y el desprestigio nacional y un sin número de comportamientos y hechos por parte de estos representantes del “talento colombiano”, que deja mucho que desear desde diferentes perspectivas nacionales e internacionales; primero que todo siendo concretos hablo de aquellos artistas e integrantes de la farándula nacional dedicados a desprestigiar difamar e injuriar a los opositores, cuando sabemos de antemano que lo ideal en un artista, es que no haya o exista conocimiento alguno sobre su inclinación política, a no ser que lo haga en medio de una total armonía, o defendiendo sus ideales de manera limpia, empática y ética a los cuales obviamente tiene derecho, pero por su condición pública merecen la neutralidad y discreción al respecto.
¿Sera que no logran comprender que siempre habrá gente que no piensa como ellos, pero que nos hicimos adultos y viejos viéndolos desempeñarse en su momento de coherencia vocacional y que en algún momento sentimos orgullo por lo que hacían?
Siendo honestos en muchas ocasiones estuvimos orgullosos de su talento, también algunos se convirtieron en nuestros ídolos, pero hoy día poco a poco se han ido desplomando como castillos de naipes sobre todo entre aquellos grupos sociales que no discrepan preferencias políticas, más sus adversarios.
¿Quién no sé intrigó con Lola calamidades, ¿quién no se río con Los Reyes, quien no estuvo expectante con las Hinojosa, gallito Ramírez y quien no cantó alguna vez enamórate como yo o la tierra del olvido entre muchos otros?
¿Será que el sesgo político es más fuerte que la gratitud y la memoria? porque bien sabemos que, en tiempos de seguridad democrática, Adriana lucia recorrió tranquila todo el territorio nacional, llenándose de jugosas ganancias gracias a sus conciertos, los actores hoy día malquerientes de la derecha, tuvieron rodajes increíbles y remuneraciones envidiables, Claudia Bahamón fue presentadora estrella del noticiero que mas transmitió la sangrienta metodología de las FARC y fue la reina del canal mas derecho del país.
¿Porque habrían de olvidar que sus hermosos traseros están bien cuidados, gracias al cese de un sinnúmero de limitantes que nos tuvo peor que en esta pandemia?, se les olvido que muchas veces se sintieron orgullosos del gobierno de esa época?, ¿se les olvido que Colombia tuvo 8 años de tranquilidad para crecer?
¿Qué les hace creer, que por ellos sepultar una realidad, significa que todos debamos hacerlo cuando fuimos testigos presenciales y directos de hechos que ahora ocultan tras historias no probadas e hipótesis desproporcionadas?
¿Será que tener sus familias y propiedades en el exterior, les da el derecho a querer para quienes quedamos acá, un episodio social y político del cual ellos estarían exentos?
¿Será que en aquella época trabajaban con gusto para ser remunerados y sus neuronas andaban con la buena sinapsis de que estaban haciendo lo correcto y de que, lo que se lucha se gana?
¿Será que al entrar muchos en la edad adulta mayor, se trastornaron sus percepciones, y resaltaron sus frustraciones?
¿O será que gracias a la lucha de un presidente berraco y trabajador el gobierno siguiente disfruto de consecuencias benéficas que propendieron para mal enseñarlos?
Es que justo después de todo esto, nuestros “ídolos” hoy día son vistos actuando menos, cantando menos, escribiendo menos, pero agrediendo, ridiculizando, protestando más y haciendo uso de todo lo que con esfuerzo construyeron bien, para utilizarlo ahora con fines proselitistas y favor de guionistas y productores que socavan y deterioran la imagen de un país tan lleno de valores y creencias buenas como lo es Colombia.
Entrando en temas de política, es un derecho ciudadano tener sus propias inclinaciones, y ciertamente un artista no deja de ser un ciudadano, lo delicado de este fenómeno es que siempre hay generaciones en crecimiento, que merecen una mente en blanco para madurar, y un artista por su fama y rol siempre será una influencia; también es delicado, que nunca van a dejar de necesitar seguidores que los apoyen desde los dos bandos, y aunque ellos crean que gracias a los márgenes de error de las redes sociales, respecto a las incurrencias penales, no se ven afectados, si logran generar un cráter tremendo en un tejido social que se encuentra en ciernes.
Son muchos los representantes del arte que dejaron atrás la ética y el amor por su talento simplemente por una diferencia politiquera.
¿Quién les hará entrar en razón de que zapatero a tus zapatos, pescador con tu atarraya, el político con el politiquero y que se puede cambiar de bando sin volverse bandido virtual?
Hay que estar atentos para saberlo.