Una nueva sorpresa me llevé esta semana con los anuncios que desde el Gobierno hicieron al país. Dos en particular llamaron poderosamente mi atención: la eliminación del requisito de prueba PCR para entrar al país y la definición del tercer día sin IVA.
Entre la estupefacción y la preocupación sigo buscando los posibles beneficios de estas decisiones que afectan de manera directa la salud pública del país. Según el anuncio del Ministro de Salud Fernando Ruiz el concepto técnico de la OPS elimina la obligatoriedad de las pruebas PCR para el transporte internacional, especialmente en destinos que atraviesan una etapa de transmisión comunitaria.
Esta postura parece partir del hecho de que el virus ya habita en Colombia por lo que prevenir su llegada en lugar de perseguir su rastro al interior del país se entiende como un paso en falso. Ahora bien ¿qué tan efectivo está siendo este rastreo?
La respuesta no es simple. Para tener un panorama más o menos claro hay que tener en cuenta que la sensibilidad del sistema es de apenas 20% por lo que enfrentamos un subregistro inconmensurable y si a esto le sumamos el repunte actual en contagios y muertes, el dictamen no es alentador.
Enhorabuena el INS avanza con la realización del estudio de seroprevalencia, cuyos resultados nos permitirían acercarnos a un retrato más fiel del paso del Sars Cov 2 por el país, sin embargo, abrir el tránsito internacional de personas sin tener claridad sobre si pueden ser o no portadoras del virus suma incertidumbre al proceso.
Esta medida subestima el número de personas asintomáticas que pueden ingresar al país y, peor aún, subestima el posible incremento de agentes de transmisión del virus y las, aunque aún excepcionales, posibles reinfecciones.
La decisión del Ministerio de eliminar el requisito de las PCR no solo pone en riesgo la salud de la ciudadanía en general, también compromete la confiabilidad de los resultados del estudio de seroprevalencia, que, si bien toma una foto de un momento específico, más útil sería si la distancia entre ese momento y la situación para el momento de conocer los resultados no fueran tan disimiles.
Y como si la postal no fuera ya de por sí compleja, tenemos el próximo 21 de noviembre el tercer día sin IVA, presentado con la invitación de efectuar las compras de manera digital siempre que se posible, evitar las aglomeraciones, mantener el uso de tapabocas y el constante lavado de manos, invitación que poco hace al ánimo comprador de buena parte de la ciudadanía y por consiguiente a su reunión en centros de comercio.
Es evidente que la apuesta del Gobierno Nacional le apunta a mantener el funcionamiento económico del país, sin embargo, pese a que todos queremos lo mismo mantener la economía del país no puede suceder a costillas de decenas de miles de muertos.
Tener que implementar un nuevo confinamiento estricto sería devastador tanto para el bolsillo de los y las colombianas de a pie como para su salud mental, por eso es que no entiendo el sentido de decisiones que suponen riesgo considerable para la salud pública y que atentan contra algunas normas de cuidado en las que la ciudadanía ha invertido tiempo, dinero, disciplina y esfuerzo.
Menos graves serían estas medidas si el país pudiera descansar en la precisión y contundencia del sistema de salud, condiciones que anhelamos pero que hoy no tenemos. Agregar catalizadores de esta envergadura podría llevar fácilmente al sistema de salud nuevamente a un jaque.
Nunca antes al país se le ha presentado con tanta claridad la necesidad de transformar su sistema de salud, llamado que tendremos que atender desde la acción civil, pues en el vértigo de mantener la economía a flote las instituciones no contestan el llamado. Seguir extendiendo esta gran meseta del coronavirus es una apuesta de alto riesgo, tan volátil que en un abrir y cerrar de ojos nos podríamos quedar encerrados y en proceso de duelo.
A la ciudadanía la invito a reforzar las medidas de cuidado y especialmente a participar activamente en el reclamo y la construcción de un mejor sistema de salud que necesitamos a corto plazo con la pandemia y a futuro con los retos medio ambientales que ya empezamos a ver. Al Gobierno pido mesura no vaya a ser que del afán no quede más que el cansancio.
PD: Mientras todo esto avanza hay “líderes” que ven en sus intereses personales los de todo el país, uno buscando dilatar su propio judicial y el otro con anhelos de catapultarse a la presidencia. ¿Dónde ponen estos señores la salud en medio de una pandemia?
Compatriotas primero lo primero, y definitivamente lo primero no son ellos.